**ALAI**
No pregunté qué. No pregunté por qué. Sabía que ese momento llegaría, y cuando lo hiciera, sería sin rodeos, sin excusas.
Solo señalé uno de los sillones frente a mí. —Siéntate.
Se acomodó en silencio, sin prisa, sin mostrar ninguna impaciencia. Yo seguía con el teclado, fingiendo concentración, pero la piel se me tensaba, como si cada fibra de mi cuerpo estuviera en alerta máxima. La presencia de Nicky llenaba la oficina, no solo física, sino como un susurro incómodo que se colaba en cada rincón. Era como una confesión que aún no sabe cómo hacerse, un secreto a punto de salir a la luz, y que, por alguna razón, aún no quería revelar.
Ya sabía que esa conversación venía, que el momento había llegado. La pregunta era si venía con honestidad, o con más sombras, con mentiras di
