Drage, en el salon de las habitaciones donde se quedaban, sintió una punzada violenta en su pecho, una agonía y desesperación que no eran suyas, pero que ardían como una llama en su interior. Era su compañera y algo en ella llamaba a cada fibra de su ser para acudir a ella, para protegerla. Su corazón martilleaba con una velocidad vertiginosa; su conexión con Leoni le dictaba que algo horrendo estaba ocurriendo. Sin pensarlo, Drage desató su poder y salió del lugar por la ventana en una carrera frenética, cada paso una explosión de ira contenida.
Fue en ese momento que un rugido feroz resonó en el exterior del palacio atravesando el lugar, un sonido gutural que reverberó en las paredes, haciendo que Colton se congelara por un instante al escucharlo.
- Tu compañero estaba cerca... - le dijo con una sonrisa divertida.
La ventana se abrió con un estruendo y Drage apareció, sus ojos ardiendo como llamas intensas, iluminando su rostro con una furia incontenible. Al ver a Colton encima de Leoni, una ola de cólera lo invadió por completo, un deseo de protegerla y arrancar de raíz a quien osara siquiera acercarse a ella. Era una ira ancestral, una furia primitiva que provenía de lo más profundo de su ser. Su presencia parecía inundar la habitación de una amenaza oscura y tangible, como la sombra de un gran dragón que eclipsaba toda esperanza de escapar.
Colton, notando la irrupción, se enderezó, sin apartarse por completo de Leoni, pero mostrando una sonrisa despectiva, como si el desafío de Drage le resultara un juego estimulante.
- Así que eras un dragón... - le dijo mirando sus alas en la espalda y los ojos brillando por la rabia - ¿Tu mujer, acaso? - se burló, aunque un atisbo de temor se reflejaba en sus ojos - Es una mujer de dragón, pero… ¿Por qué tendría que ser solo para uno? Puedo divertirme y entregártela después.
Drage apretó los puños, cada fibra de su ser llamándolo a destrozar a Colton allí mismo, en ese instante, pero logró contenerse apenas, recordando que su intervención debía ser calculada. Sus ojos, sin embargo, eran incontrolables: brillaban con un fulgor letal y su expresión era la de un depredador al acecho. Cada palabra que dijo estaba teñida de un odio tan profundo que era palpable en el aire cuando sus ojos se cruzaron con los de Leoni.
- Suelta a mi compañera - su voz era un gruñido bajo y peligroso, cada sílaba retumbaba con una advertencia mortal.
Pero Colton no se movió. Su codicia era más fuerte que su miedo y parecía no captar la gravedad de la amenaza frente a él. Con una risa burlona, intentó volver a colocar su mano en el hombro de Leoni, pero esta vez Drage dio un paso adelante, cada músculo de su cuerpo tenso, a punto de estallar en violencia.
- Te di una oportunidad, humano. Saca tus manos de mi compañera. - La voz de Drage descendió a un tono apenas audible, pero su intensidad dejó en claro que no había espacio para más advertencias.
Y entonces, antes de que Colton pudiera reaccionar, Drage avanzó en un movimiento brutal, apartándolo de Leoni con un empujón que lo hizo tambalearse y caer hacia atrás chocando contra la pared. Los ojos de Drage aún ardían mientras se interponía entre ella y Colton, extendiendo un brazo para protegerla.
Colton se levantó con esfuerzo, la arrogancia desapareciendo lentamente de su rostro. Notaba la ferocidad de Drage, la amenaza tangible de un dragón en su plena rabia y por primera vez, el miedo dominó sus facciones. Retrocedió un paso, pero no se retiró.
- No te atrevas a tocarla otra vez - sentenció Drage, su voz retumbando con un poder oscuro - Porque si lo haces, no quedará ni rastro de ti para recordar tu osadía.
Drage apretó los puños, cada músculo tenso mientras observaba la expresión de Colton tornarse en una burla despectiva. El general alzó una daga con una sonrisa desafiante y Drage reconoció de inmediato las incrustaciones de piedras preciosas en la empuñadura, el metal de un extraño que brillaba con un resplandor malévolo. Una daga de dragón. Esa arma, forjada para celebrar el nacimiento de un nuevo dragón ahora se convertía, en manos de seres que los odiaban, en lo único que podía herir a los de su especie, era un símbolo de muerte y sufrimiento en el mundo de los dragones si era empuñado por un cazador de dragones. Verla ahora en manos de Colton desató un odio feroz en él, un sentimiento tan profundo como el vínculo que sentía por Leoni.
Colton notó su expresión y soltó una carcajada fría.
- ¿Tu vas a impedirlo? - se burló el general, agitando la daga en su mano como si fuera un trofeo - No me conoces, dragón. Soy un cazador y tú solo eres una presa…Y no esperaba tener un trofeo extra con la mujer...
Sin esperar respuesta, Colton se lanzó hacia él, su velocidad brutal para un humano ordinario. Drage retrocedió, esquivando por poco la cuchillada que se dirigía a su cuello, sintiendo el viento de la hoja rozar su piel. La furia se encendió en sus ojos y la habitación se llenó de una energía densa, casi tangible. Drage dejó que su naturaleza surgiera, los sentidos de dragón aflorando: sus reflejos se intensificaron, su vista se agudizó, desplegó sus garras y sus instintos se centraron en un solo objetivo: acabar con el hombre frente a él.
Colton arremetió nuevamente, pero Drage bloqueó el ataque, agarrando la muñeca que sostenía la daga. El general se retorció, lanzando una serie de golpes rápidos con su mano libre. Drage absorbió algunos de ellos, el dolor agudo en su costado y hombro intensificando su ira, pero mantuvo el agarre firme. Colton, al ver que su brazo estaba inmovilizado, lanzó una patada a la rodilla de Drage, quien tambaleó brevemente, pero no lo soltó.
- Eres persistente, cazador… - siseó Drage, su voz tan baja que sonaba como un gruñido profundo - pero no sabes con qué estás jugando.
Drage empujó a Colton contra la pared, liberándolo un instante para lanzarle un puñetazo que resonó en la sala. La cara del general giró ante el impacto y un rastro de sangre comenzó a manchar la comisura de su boca. Pero lejos de rendirse, Colton se abalanzó otra vez, su daga girando en su mano con destreza. La hoja rasgó la piel del antebrazo de Drage y un dolor punzante recorrió su brazo. Ignorando la herida, Drage lanzó una patada contra el pecho de Colton, haciéndolo retroceder varios pasos.
Pero Colton era tenaz. Recuperó el equilibrio y, en lugar de mostrarse intimidado, soltó otra risa burlona mientras se limpiaba la sangre de la boca.
- No eres tan fuerte como dicen las leyendas… Apenas pareces un hombre común y corriente, un cachorro de dragón que no sabe luchar - provocó, moviendo la daga en un gesto que insinuaba un nuevo ataque - o ¿Te estás controlando para que la princesa no vea la bestia que realmente eres?
Drage sintió una nueva ola de rabia y su cuerpo comenzó a irradiar un calor intenso, una chispa de su esencia de dragón que podía desatarse en cualquier momento. Los ojos de Drage resplandecieron con un destello azul, señal de que estaba al borde de perder el control. Sin embargo, se forzó a mantener la calma, a no dejar que el odio lo consumiera por completo.
- Eres tú quien subestima lo que no comprende, cazador - le dijo Drage, con una calma que ocultaba la tormenta en su interior - No tienes ni idea de lo que soy capaz.
Colton se lanzó nuevamente, esta vez con una combinación de ataques rápidos y precisos. La daga de dragón cortaba el aire, buscando un punto débil, una apertura. Drage esquivaba y bloqueaba, pero los movimientos de Colton eran calculados, como un cazador experimentado que conocía bien las debilidades de su presa. Drage sentía el ardor de varios cortes, pequeños, pero profundos, en sus brazos y torso y sabía que cada herida era una advertencia de lo letal que podía ser esa daga.
Pero entonces, en un movimiento rápido, Drage atrapó el brazo de Colton y lo torció hacia atrás, forzándolo a soltar la daga la que cayó al suelo con un tintineo metálico. Aprovechando el momento, Drage giró y empujó al general hacia una de las columnas, sujetándolo firmemente.
- ¿Qué pasó con tu arrogancia, cazador? - preguntó Drage, su voz teñida de desprecio.
Colton se retorció, logrando girarse apenas lo suficiente para enfrentar a Drage con una sonrisa torcida. En un último intento desesperado, lanzó un puñetazo directo al rostro de Drage. Pero esta vez, Drage lo atrapó fácilmente y su rostro se endureció mientras se acercaba al general hasta que sus ojos ardientes quedaron frente a él.
- No eres rival para mí. - susurró, cada palabra como un eco oscuro y aterrador - Si vuelves a tocarla, no habrá fuerza en este mundo que pueda salvarte de mi furia.
Con un último empujón, Drage lo arrojó al suelo y retrocedió, su mirada fija en Colton, asegurándose de que comprendiera cada palabra. Colton, aún aturdido y jadeante, lo observó con una mezcla de odio y asco, incapaz de ocultar el temblor que recorría su cuerpo.
En el momento en que Drage se volvió para mirar a Leoni y bajó la guardia, Colton arremetió.