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1654 Words
El Bosque Leoni lo tomó de la mano y lo guio hacia un árbol alto y antiguo, cuyos brazos robustos se extendían en todas direcciones, formando un refugio de ramas y sombras. Sin soltarlo, se apoyó contra el tronco, el viento moviendo su cabello y creando un remolino de hojas que los envolvía a ambos. Su mirada tenía un brillo decidido y la sonrisa traviesa en sus labios le hablaba sin necesidad de palabras. Drage la observó en silencio, sus ojos oscuros con un deseo palpable, mientras su pecho subía y bajaba de forma irregular. Se acercó lentamente, intentando contenerse, pero al sentir la calidez de su piel bajo sus manos, las barreras que había levantado comenzaron a disolverse. - Leoni... - susurró, su voz profunda y cargada de emoción - No sabes cuánto me cuesta... controlarme ahora. Ella sonrió con ternura, alzando una mano para acariciar su rostro, permitiendo que sus dedos rozaran la línea de su mandíbula y bajaran por su cuello. La conexión entre ellos era como una corriente viva y Leoni sentía cada reacción de él, cada respiración entrecortada, como si fuera suya. - No quiero que te controles, Drage - le susurró, su voz suave, mientras sus dedos recorrían su mejilla y su pecho - Quiero que me muestres todo de ti. Esas palabras parecieron desatar algo en Drage. Su mirada se oscureció aún más y se acercó a ella, sus alas tensándose detrás de él mientras trataba de contenerse un último instante, pero el deseo y la conexión entre ellos eran imposibles de ignorar. Se inclinó hacia adelante y la besó, profundo y desesperado, como si en ese beso estuviera depositando todo lo que había contenido durante tanto tiempo. Sus manos recorrieron su cintura, atrayéndola hacia él y Leoni sintió su corazón desbocarse. El beso era feroz y, a la vez, increíblemente tierno. Drage la abrazaba como si temiera que el contacto pudiera romperse en cualquier momento, pero también como si quisiera sostenerla para siempre. Cuando se separaron, solo por un momento, él la miró con una intensidad casi abrumadora. - No sé cuánto más pueda contenerme. - susurró con sus labios todavía rozando los suyos. - Entonces, no lo hagas. - respondió ella, con un tono desafiante y una sonrisa. Leoni lo besó de nuevo, sin dejar espacio para dudas ni reservas. Drage envolvió su cuerpo con sus alas, creando un refugio íntimo que los aislaba del mundo. Todo lo que existía en ese momento era el calor compartido entre ellos, los latidos de sus corazones resonando al unísono, mientras el control que había intentado mantener se desvanecía, dejando solo el deseo de estar junto a ella, de compartirlo todo, sin reservas. - Mierda...Me vuelves loco... - gimió contra sus labios levantando el vestido con movimientos torpes para acceder a sus muslos y a su centro - Si juegas con fuego, te quemarás. - Y tú conmigo. - le desafió aferrándose a su cuello para darse estabilidad. Las manos de Drage la recorrieron demandantes bajo el vestido para finalmente rasgar la tela de las bragas para darle el acceso que quería. Con ansiedad, metió dos dedos en su canal mientras apoyaba una de sus piernas entre las de ella para que se abriera mientras que con la otra mano aferraba su glúteo. A medida que la besaba, metía y sacaba los dedos de su interior provocando el roce que necesitaba para humedecerla. Ambas respiraciones agitadas se combinaban en una melodía sensual al igual que el sonido mojado de la entre pierna de su compañera el que enloquecía los sentidos de Drage casi tanto como el olor de su excitación. Cuando la sintió gemir con la voz ronca de deseo acercándose al orgasmo, sacó los dedos para abrir los pantalones liberando su erección. Drage sentía que su m*****o pulsaba por la sangre acumulada y la anticipación de penetrarla y soltó un gruñido gutural cuando guio su m*****o a su entrada y la embistió. Fue rudo y primario por lo que trató de consolarla con besos más suaves y calmados, pero sentir su interior se estaba volviendo cada vez más necesario. Con las dos manos sujetó sus glúteos para acomodarla a su altura... - Cruza los tobillos en mi espalda. No te dejaré caer... - le pidió mordiendo su cuello sin dejar de embestirla. Leoni obedeció por lo que les permitió la sincronía y libertad de Drage para entrar y salir en una posición más cómoda. Cada embestida que hacía parecía declarar al bosque que esa hembra le pertenecía en cuerpo y alma y que todo su poder era para ella. Sin darse cuenta, la energía brotó a su alrededor fluyó sobre la hierba y envolvió a los árboles cercanos los que se movieron con la brisa con brotes y hojas nuevas al igual que flores silvestres entre la hierba... - Mierda, Leoni...Córrete. - gruñó cuando sintió que la joven trataba de atrasar su orgasmo. - No puedo...- jadeó frustrada - Quiero esperarte... - Córrete y me llevarás contigo cuando me tragues. Drage estaba excitado a un nivel primario, más intenso que el que sintió cuando consumaron el vínculo. El estar en el bosque, en la naturaleza, aumentaba aún más sus instintos animales y la excitación frente a la hembra que estaba entre sus brazos. Sabía que no era delicado o suave y que estaba hablando soez para los oídos de una princesa como Leoni, pero al diablo. El sexo era demasiado bueno y llevaba casi mil años sin haberlo experimentado. - Vamos, compañera... - ordenó embistiendo con fuerza llegando a lo más profundo de ella quedando totalmente conectados en su base. - Dámelo... - No puedo... - jadeó la joven. - Di mi nombre, compañera...Que todos los reinos te escuchen... Con una sonrisa de placer al ver a la mujer aferrada a él como si fuese a desaparecer, la embistió con estocadas profundas y calculadas que la hicieron gemir con fuerza hasta que una última embestida que la llevó al límite. Las paredes se cerraron alrededor de su m*****o con fuerza, en espasmos rítmicos que parecían querer tragarlo por completo, lo que fue suficiente para liberar su semilla en su interior en pulsos calientes y regulares hasta que no quedó nada para entregar. - Drage... - la escuchó murmurar con la cabeza escondida en su cuello aún temblando entre sus brazos. - Estoy aquí... - le dijo en un susurro - Contigo...Siénteme... Cuando no escuchó una respuesta movió la cabeza para poder verla y Leoni permanecía aferrada a su cuello, aunque sus ojos estaban cerrados, exhausta por la intensidad del intercambio. Drage sonrió besando su hombro para luego moverla con cuidado y recostarla en la hierba acomodando sus ropas con suavidad. - Fui muy duro contigo, pequeña compañera... - le dijo acomodando sus pantalones para luego acostarse a su lado y envolverla entre sus brazos y acunarla contra su pecho - Poco a poco iremos aprendiendo el uno del otro. La quietud del bosque se transformó en una vibración delicada, casi imperceptible, que crecía en intensidad alrededor de la pareja. El aire se llenó de un suave resplandor que brotaba entre las hojas y troncos, reflejando una energía nueva y vigorosa. Los seres mágicos del bosque, que habían permanecido en silencio, comenzaron a acercarse, movidos por una gratitud y reverencia que no necesitaban palabras. Entre ellos se encontraba un espíritu de aspecto etéreo, con un rostro tranquilo y ojos profundos como la tierra misma. - Excelencia, dragón de equilibrio y fuego. - susurró el espíritu, inclinándose en una respetuosa reverencia - Nosotros, los protectores del bosque los cuidaremos mientras vuestra compañera descansa. Su presencia ha traído armonía a este lugar… y tus poderes nos han renovado. Drage asintió, conmovido y humilde ante su ofrecimiento, mientras observaba cómo un grupo de pequeñas hadas del bosque se acercaba flotando suavemente hacia Leoni. Las pequeñas criaturas trajeron consigo una manta tejida de hojas suaves y pétalos, cubierta de un tenue rocío que brillaba bajo la luz que atravesaba las ramas. Con gentileza, las hadas envolvieron a Leoni, cubriéndola para proteger su descanso y mantenerla cálida. - Se los agradezco, seres del bosque. - respondió Drage en un susurro profundo, pero no podía evitar una sonrisa mientras observaba los cambios alrededor - No quisimos molestarlos. - No lo ha hecho, Excelencia. - le dijo el ser - Es un honor el presenciar tu forma original y conocer a su compañera. Drage observó como los colores del bosque eran ahora más vivos, como si cada hoja y flor hubiese recobrado un tono más vibrante. Las aguas de un arroyo cercano fluían con una claridad renovada, y el canto de los pájaros se unía en una melodía suave, llena de paz. El espíritu asintió, con una expresión de satisfacción. - Somos nosotros quienes debemos agradecer, Excelencia. - repitió el ser - La fuerza de su vínculo ha purificado este bosque, trayéndole el equilibrio y la vida que hacía tiempo habíamos perdido. A partir de ahora, todo aquí florecerá y el bosque prosperará. Drage contempló en silencio mientras los seres del bosque regresaban a sus lugares, sus presencias desvaneciéndose en la naturaleza que los rodeaba. Con una calma que hacía tiempo no sentía, Drage regresó su mirada a Leoni, la que dormía plácidamente bajo la manta, su respiración tranquila y su rostro en paz. - Protejan a mi compañera...- murmuró - La dejo a su cuidado mientras duerme entre ustedes. - Es un honor, Excelencia. - le dijo desapareciendo en el aire en tanto Drage cerraba los ojos para acompañarla. No podía dormir considerando lo que se avecinaba, pero el tener a Leoni entre sus brazos lo llenaba de esperanza renovada. El equilibrio que había traído al bosque resonaba en él también. En ese momento, se sintió completo, como si el mundo y él compartieran el mismo pulso y sonrió, consciente de que el lugar que ahora habitaban prosperaría bajo el nuevo ciclo de armonía.
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