El cielo estaba completamente estrellado, la noche estaba fresca, Liam se encontraba en una de las macas con un pie por fuera para darse movimiento, en la otra estaba Lucia junto a Ángel, ella acariciaba el cabello de su esposo que estaba dormido sobre ella.
Liam miraba en dirección al lago donde la luna se reflejaba en el agua al igual que las estrellas, aquellas parecían luciérnagas en el cielo.
Lucia está mirando en dirección a las tiendas, miraba una en específico era donde se encontraba su hijo y Elijan un par de veces vio como esta se abría, pero nadie salía de ella, imagino que era Elijan queriendo buscar a su hija.
Era un presentimiento el que ella tenía, algo en ella le decía que dudara de aquel chico.
Tuvo una conversación con su esposo sobre lo que había ocurrido, Elijan ya no era el mismo niño al que ellos cuidaban y sacaban a pasear.
Aquello que su hija dijo no era tan falso como ellos le hicieron pensar, Elijan, a pesar de tener raíces en ese pueblo, la comodidad en la que estaba creciendo lo hizo cambiar.
Ángel no le quedaba duda que ese joven al que lo miraba como un segundo hijo ya no era tan inocente y que aquella confianza que tenía con él desapareció en ese momento en que daño la tienda con algún mal propósito.
No querían arruinar el viaje y no querían ser groseros con él, por ese motivo le permitieron quedarse; sin embargo, Ángel estaba con todos los sentidos alerta, no solo tenía que cuidar a su hija de Liam, sino que también de Elijan.
Tenía la duda de quién podía ser peor, si Liam al que no conocía, pero asta el momento se había mantenido distante, no había hecho nada de que preocuparse o su sobrino Elijan, que se estaba comportando un poco sospechoso.
—Ve a descansar Liam, no es bueno que te quedes toda la noche, aquí afuera te puedes enfermar. — Le dijo Lucia, al ver como los ojos de Liam se cerraban por el cansancio.
—Prefiero dormir aquí que estar con el idiota de su sobrino. — Liam estaba tolerando a Elijan solo por ellos, ya que si fuera por él no lo tendría cerca ni por qué su padre le diera su preciada moto.
Lucia sonrió por aquello, quería saber que es lo que sucedía entre los dos, por el hecho de que Elijan no miraba para nada bien a Liam, se notaba esa mirada asesina que se daban el uno al otro. — Ve a dormir ahí. — Le dijo apuntando la tienda de las jóvenes. — Necesito que cuides de ellas.
Liam se giró y miro la tiendo donde se encontraba Elijan. — Dos veces noté que la abrieron. —Dijo Lucia en susurro. — Nadie salió de ella.
Liam se quedaría afuera cuidando de que Elijan no buscara a Angie, ya que en la mente de Lucia y Ángel estaba ese pensamiento.
Aunque Ángel acompañaría a Liam, al final se quedó dormido, aquellos pensamientos no estaban erróneos, Elijan abrió la tienda de acampar para buscar a Angie, sin embargo, noto que los tres estaban fuera, así que decidió esperar cuando volvió abrir, aún estaban en las macas quiso volver a intentar por tercera vez solo que le daría más tiempo.
—No creo que a su esposo le guste la idea. — Cuando Ángel se acercó a su esposa y a Liam, comenzaron a platicar sobre donde dormiría Liam y Elijan.
La idea de Ángel era que ellos durmieran en la misma tienda y que Gabriel durmiera con las niñas o con ellos; sin embargo, Liam no estaba de acuerdo en quedarse junto a ese chico.
Quedarse bajo las estrellas era la mejor opción, Lucia le ofreció que se quedara con su esposo y ella dormiría con las niñas y esta vez Ángel protesto.
Ángel estuvo de acuerdo en que sería mejor que se quedara afuera y él lo acompañaría un momento, quería saber que se estaba equivocando en imaginar que Elijan buscaría a su hija, por ende se quedó en la maca junto a Liam, sin embargo, el cansancio lo derrumbo y callo dormido sobre los brazos de su esposa.
— Está bien, no te preocupes, le diré que te obligue. — Liam no quería desobedecer aquella amenaza que le hizo Ángel, tampoco quería negarse a lo que le pedía Lucia.
Si ella le pedía que cuidara de las chicas era porque no confiaba en su sobrino.
—¿Por qué confía en mí?, digo, él es su sobrino, conoce a Angie desde niños que es lo malo que le puede hacer.
Lucia pensó en esas palabras, no sabía como decirle a Liam que algo dentro de ella le pedía que confiara en él y que desconfiara de Elijan.
—No creo que llegue a pasar más de besos si están solos. —Dijo Lucia con malicia, Liam se imaginó a Elijan besando a la castaña y algo dentro de él se encendió.
—No creo que ella permita que ese idiota la toque y menos que la bese. — Las palabras de Liam salieron con un tomo más molesto, la mención de un beso lo molesto y no sabía como ocultarlo.
—Bueno, solo espero que mi hija no permita que eso pase, me decepcionaría de ella, aunque conozco muy bien a mi hija y sé que se da a respetar y sabe defenderse sola, no puedo decir lo mismo de Elijan, él ha cambiado tanto que lo desconozco.
Liam estaba con aquella espina en el pecho, se puso de pie y decidió dormir en esa tienda, no estaba nada feliz por la imagen en su cabeza.
Estaba celoso y ella no era nada de él, se sentía confundido por esos sentimientos, tal vez ella ni correspondiera a ese cariño que él tenía hacia ella.
Lucia comenzó a mover a su esposo para que este se despertara y así ellos también podrían descansar.
Ángel aún con los ojos cerrados camino junto a su esposa, olvidando que Liam ya no estaba en la maca.
Liam se acostó lo más alejado de las chicas que no era mucho, con la misma sabana que había estado en la maca, la doblo y la coloco de cabecera.
Amalia era un caso para dormir, ella se movía demasiado, así que en uno de sus movimientos se acercó a la castaña y la golpeo.
Conociendo a su amiga Angie solo se movió lejos de ella aún dormida, llego asta donde se encontraba un cuerpo sin pensar, solo lo abrazo.
Liam estaba atento de como Amalia se movía, ya la había visto en el auto, aunque en la tienda tenía más espacio.
Esa chica parecía tener hormigas en la ropa, talvez tenía pica, pica, ya que no dejaba de moverse.
Angie solo se alejaba de ella sin saber que Liam estaba tan cerca, sus cuerpos quedaron sin ningún espacio que los separara.
Liam dejó que aquel pequeño brazo lo rodeara, que aquella cabeza se recostara en su pecho y que aquellos cabellos castaños se enredaran es su brazo.
Angie estaba dormida cuando subió su pierna sobre Liam, abrazándolo con fuerza pegándose más a él, sin imaginar que aquel chico estaba que se le paraba el corazón por su cercanía.
El corazón de Liam se había acelerado aquellos celos y esa molestia que había sentido momentos atrás desaparecieron, en ese momento solo sentía que el aire le faltaba, su rostro estaba tan cerca al de la castaña que un movimiento y sus labios podían unirse.
No quería alejarla de él, al contrario, quería pegarla más a él, así que con movimientos lentos movió su mano y la tomo de la cintura, aquella que era tan pequeña igual que ella.
Cerro los ojos para embriagarse con el olor de su cabello que había desvanecido un poco a causa del agua del lago, el aliento de ella golpeaba con su cuello erizando su piel.
Tenerla tan cerca lo llenaba de un sentimiento indescriptible, jamás imagino sentirse tan completo tan lleno de deseo, quería probar sus labios aunque sea un pequeño roce.
Quería dejar pequeños besos en su cuello, así despertarla para luego devorar sus labios con ese fuego que lo estaba quemando.
Pero él jamás se aprovecharía de una mujer, tenía una mentalidad diferente a los jóvenes de su edad, él no quería tener a la castaña solo para un rato, si él así lo deseara no estaría buscando la manera de hablar con el padre de ella sobre esos sentimientos.
Se quedó esa noche siendo envuelto por el cálido cuerpo de esa chica de ojos miel, sus manos se quedaron en esa cintura sin subir y sin bajar, aunque esos deseos lo estaban atormentando, él se mantuvo firme.
Sin embargo, en sus sueños él le hacía el amor, saboreaba aquellos labios color rosa, mordía y lamia, su m*****o estaba reaccionando a esos sueños sin darse cuenta.
Elijan había esperado la oportunidad para hablar con Angie, hace meses que había terminado con su novia, una chica que le puso una orden de alejamiento por acoso.
Ese era el motivo por que Edgar le quito la ayuda y lo obligo a buscar un trabajo si quería seguir teniendo la vida que llevaba.
No sabía como estar, solo no estaba acostumbrado a la soltería, las chicas a su alrededor comenzaron a conocer el tipo de persona que era y dejaron de ponerle atención.
No era aquel niño amable, caballeroso que solía ser, se había convertido en un acosador, posesivo, celoso y tóxico.
Esa posesividad lo llevo a obsesionarse con la castaña, quería tenerla de vuelta, quería estar con ella solo porque se volvió un capricho el hecho de ver que Liam se interesó en ella.
Esa chica siempre seria de él, ella siempre lo amaría, se engañaba.
Salió de la tienda y busco a Liam con la mirada, al no verlo camino a pasos lentos asta la tienda donde se encontraba Angie junto a Amalia, antes de poder abrir Lucia apareció detrás de él.
—¿Se te perdió algo?. — Elijan dio un brinco del susto miro a Lucia, quien tenía los brazos cruzados sobre sus pechos.
—No vi a Liam en la maca, solo quería saber si está con las chicas.
—Si ahí está, yo le di permiso que durmiera con ellas. — Lucia no quitaba la mirada de Elijan, quien trataba de ocultar la incomodidad y la decepción al ser descubierto.
—¡Oh!, creí que él se quería aprovechar de que las chicas están solas. —Elijan quería sembrar dudas en Lucia sin saber que estaba cayendo más bajo.
Lucia desconocía a ese joven, no tenía idea de quién era, nunca imagino que alguien como Sofía y Edgar tuvieran a un hijo tan malicioso.
—Liam no es esa clase de persona, ¿no lo crees?.
—No lo sé tía, no lo conozco tan bien.
—Ve a descansar, deja que los chicos duerman.
Lucia espero asta que Elijan cerrara la tienda y luego ella volvió con su esposo.
Por la mañana Angie comenzó a sentir como una mano la sostenía con fuerza, como el cuerpo de alguien cubría el de ella con un calor acogedor, abrió los ojos quedando frente a ella el rostro de Liam, la pequeña pierna de ella estaba sobre él y un bulto se podía sentir bajo de ella.
La castaña comenzó a respirar con dificultad una sonrisa adorno su cara, ella estaba con ese joven que le erizaba la piel.
Si levantaba un poco, la cabeza podría besarlo, mordió su labio por esos pensamientos y de repente los ojos de Liam se comenzaron abrir.
Los dos se miraron y sus corazones comenzaron a latir al mismo ritmo, volviéndose un solo sonido.
Liam miraba los labios de la castaña, esos con los que había estado soñando bajo un poco la cabeza, sin embargo, ella se ocultó en su pecho.
No porque no quisiera besarlo, sino porque la noche anterior no se había lavado los dientes y pensaba que el olor de su boca no era el adecuado.
Liam se sintió avergonzado, no quería hacer eso tan, rápido no quería que ella creyera que él era un aprovechado, solo no consideró bien las cosas, el deseo de besarla era grande que no se logró contener.
Angie tenía su rostro oculto reflexionando en lo tonta que había sido, no quería decir nada solo por no abrir la boca, ya que sentía un mal sabor a causa de la suciedad.
—¿Dónde está Liam?. — Se escuchó la voz de su padre. — ¡Como que con las niñas!.
Angie se separó de él, dio vuelta pasando sobre Amalia, quien dormía tan cómoda, cayó del otro extremo, se hizo la dormida cubriéndose casi todo el cuerpo.
—¡Jum!. — Se escuchó el gemido de Amalia al ser aplastada por la castaña, levanto la cabeza y, ya que estaba en dirección opuesta de donde estaba Liam, solo vio a su amiga.
La abrazo y volvió a dormir.
Ángel abrió la tienda mirando como su hija y Amalia estaban abrazadas en una esquina, y en otra estaba Liam mirándolo sin temor a ser masacrado ese día.
Ángel le hizo una seña para que saliera, Liam se puso de pie y lo siguió esperando su sentencia de muerte y eso que Ángel no tenía idea de que toda la noche durmió abrazado con la castaña.
Elijan sonreía con victoria sabia que su tío era muy delicado con todo lo que tenía que ver con la castaña, por ese temor él quería hacer las cosas en secreto y no dar la cara como lo haría cualquier hombre enamorado, por supuesto que él no estaba enamorado.
Liam no parecía tener miedo, sabía que no había hecho nada malo, obedeció la orden de Lucia o la petición, también lo podríamos llamar chantaje.
Ya que al final de esa manera él lo sintió, si ella no hubiera mencionado el beso, él no lo hubiera imaginado y no se hubiera molestado.
Ángel ni siquiera le dijo nada, solo respiro frustrado, se quedó viendo a Liam y, puesto que no lo había encontrado cerca de las jóvenes, no podía decirle algo amenazante.
Imagino que su esposa tenía que ver con eso, así que solo lo dejo.
Gabriel y Liam comenzaron a recorrer los alrededores buscando más leña para esa noche porque Gabriel esperaba que esa noche si contaran las historias mientras comían malvaviscos.