La luz de la luna alumbraba la habitación de Liam proyectando sombras en las que la vista de él se perdía, miraba el techo con cansancio.
Otra noche, sin poder dormir y el ruido en el piso de abajo, le decía que ya Ángel estaba despierto, al igual que esa voz dulce de la castaña que era como una melodía.
No espero que Ángel lo despertara, se puso de pie y entro al baño sintiendo aquel dulce olor a coco, era ese el champú que Angie utilizaba.
Se sentó junto a aquella familia que platicaba sobre un paseo, Lucia le sirvió el desayuno regalándole una sonrisa.
—Ya el año pasado fuimos a la playa, creo que ir de campamento sería mejor. —Dijo la castaña sirviendo chocolate a su padre.
—Sí, contar cuentos de terror, una fogata, malvaviscos y juegos. —Dijo Gabriel emocionado.
—Y que los bichos te expriman la sangre, alguna culebra se meta en tienda de campaña, que un oso te ataque. —hablo esta vez Amalia. —que llueva tan fuerte que la corriente te araste, estoy de acuerdo con ellos.
—Podemos irnos hoy y volver sábado por la noche. —Volvió hablar Gabriel.
—No, ustedes tienen que ir a estudiar, y nosotros tenemos que volver a la ciudad. —Dijo Ángel, terminando su desayuno, los jóvenes se desanimaron bufando por la decepción. —Nos vamos después de sus clases.
—Sí. —Gritaron al unísono, asustando a Liam.
—Por mí no hay problema, hoy tenemos que presentar el trabajo del libro grande y tu enano tienes que entregar tu tarea.
—¿Es hoy?. —Pregunto Amalia. —Creo que me estoy sintiendo mal, no se me duele la garganta. —Comenzó a fingir que tocia y se acostó en el hombro de Gabriel, quien estaba a su lado.
Ángel le tiro una servilleta mientras se reía. —Bueno, entonces te quedarás en casa, no queremos que te pongas grave estando lejos de la ciudad, rodeada de árboles y animales salvajes.
—Estoy bien, es un milagro, me siento de maravilla. — se puso de pie y ayudo a Gabriel a recoger la mesa.
—Liam, tú también iras. —Le informo Lucia.
—¿quién se quedará con mama?. —Pregunto Ángel.
—Odio los campamentos. —Dijo Liam mirando su plato de comida, recordó uno al que fue hace años, era muy pequeño entonces.
—Iras con nosotros, porque yo lo digo, porque así lo he decidido, Sofía se quedara estos días aquí.
Ángel giró los ojos, pero al final acepto que Liam lo acompañara, lo miraba como un rival y todo porque no quería aceptar que su bebe había crecido.
En clases Angie estaba más concentrada en dibujar que en prestar atención a lo que decía la maestra, algo en lo que ella era muy buena.
Sintió como tocaban su hombro y la sacudían, a lo lejos también escucho su nombre, levanto la mirada y era Amalia quien le sonreía.
—Es nuestro turno.
Amalia junto a Angie se pusieron de pie tomando su trabajo, apenas dio unos cuantos pasos cuando Amalia cayó al suelo golpeando su rodilla y las palmas de su mano.
—Estúpida mira por donde caminas. —Se quejó Gabriela moviendo su pie. —Eres idiota, ¿o qué?.
—¿Estás bien?. —pregunto la castaña al mismo tiempo que la otra compañera hablo ayudando a su amiga.
—Si es cierto, eres la persona más idiota en esta clase. — Volvió hablar con desdén.
—¡Cállate! —Grito Angie, molesta por la actitud de Gabriela y el odio que le tenía a su amiga.
Gabriela era muy fastidiosa y ella no la soportaba.
—Tú eres la persona más horrible que he conocido. — Liam tomo de la mano a Amalia y dijo aquellas palabras sin quitar la vista de Gabriela, quien se sintió humillada.
Nadie tenía el valor de decirle cosas feas ni mirarla mal, aquel chico se había atrevido a decirle horrible en frente de sus compañeros.
—Al igual que ignorante.
Volvió a decir Liam.
—Por favor jóvenes, tienen que tener más respeto entre ustedes y que les he dicho sobre las groserías. — La maestra se colocó cerca de Gabriela. —Gabriela discúlpate con Amelia o tendré que reportarte.
—No me voy a disculpar con ella. —Miro a su maestra y se cruzó de brazos. — Yo no tengo la culpa que sea tan torpe.
—Gabriela más respeto.
—Para lo torpe tiene solución, pero para la maldad en tu corazón ni volviendo a nacer. —Le dijo la castaña. —Ella es más inteligente que tú y mucho mejor persona.
Liam quiso decir algo al respecto, pero la castaña se adelantó, así que solo escucho lo que ella diría, no era la primera vez que miraba a esa joven sacar las uñas por su amiga.
—No hay solución para su torpeza, ni aunque le hagan un cambio de cerebro.
—Y tú ni aunque te hagas un cambio de rostro podrás verte bella, ya que así como eres por dentro igual eres por fuera de fea, podrida y asquerosa.
—Angie, Gabriela.
Grito la maestra, por el hecho de que están no ponían atención a sus palabras.
—Es tan idiota que ni siquiera sabe defenderse, tiene que llamar a su perra para que ladre.
—La idiota eres tú que no sabe diferenciar en que ella sí tiene una amiga que la defienda, en cambio, las tuyas se alejan para no ser salpicadas de tu propio veneno.
—¡Ya basta!, las dos a la oficina.
—Ella comenzó.
Hablo, Amalia, Angie y Gabriela al mismo tiempo.
—No importa quién comenzó. —La maestra tomo a las dos de los brazos y salió del salón. —Ella comenzó, pero no, la niña tenía que seguir la corriente.
Dijo entre diente.
— Maestra, ¿el trabajo?. — Pregunto Angie.
—Amalia y Maximiliano lo presentarán.
La maestra dejó a las dos jóvenes en la dirección, después de explicar lo que sucedió volvió a su clase para continuar con los trabajos.
Angie tuvo que recoger toda la basura durante la última clase, mientras que Gabriela le toco lavar los baños, la castaña tuvo ayuda de sus compañeros, ya que conocían lo cruel que era Gabriela con todos.
Hasta la maestra colaboró con ella a petición de sus alumnos que entre más rápido terminara la chica de ojos miel no perdería la última clase.
En cambio, Gabriela solo estaba acompañada por la perfecta, quien estaba ahí con ella para asegurarse que está en verdad lavara los baños y no perdiera el tiempo.
—No es justo, ella tiene ayuda. —Se quejó.
—En esta vida nada es justo.
Gabriela se quejó en todo el transcurso y varias veces vomito por lo mal que olía los baños de hombres, lavar el de las mujeres no fue tan difícil.
Odio a un más aquellas compañeras.
—Eres mi amiga favorita, no es que tenga muchas. —Amalia abrazaba con fuerzas a la castaña, sentadas en sus piernas, llamando la atención de todos.
—Es la única que tienes. — le dijo otro compañero.
—Es la única que te aguanta. —dijo otro, quien observaba como Amalia jugaba con las mejillas de su amiga.
—Amalia siéntese en su silla, y ustedes jóvenes ponga atención que el año pasado les fue mal en los exámenes finales.
Cuando solo faltaba diez minutos para que las clases terminaran, Gabriela entro con la cara roja de cólera, su ropa y zapatos estaban mojados, su cabello está alborotado y sus manos rojas a causa de su alergia al cloro y al jabón.
No es que fuera a morirse, solo le irritaba la piel.
—Por Dios Gabriela, ¿qué te sucedió?.
—Esto es culpa de esa idiota, — apunto a Amalia — si miraras por donde caminas nada de esto…
—ya basta, tú me pusiste el pie a propósito no me eches la culpa cuando tú lo causante.
Gabriela comenzó a llorar al ver como la piel se le comenzaba a poner más colorada, tomo su mochila y salió corriendo fuera del colegio.
—La piel se le está pudriendo, como lo dijo Angie. —dijo uno de sus compañeros.
—BOO. — otro compañero se puso de pie asustando a otro.
La clase solo comenzó a reír quitándole importancia al asunto.
Ya que solo faltaban unos minutos, todos tomaron sus cosas y arreglaron las sillas.
Amalia le platicaba a Gabriel todo lo sucedido, mientras que Liam solo escuchaba detrás de los tres mejores amigos, sintiéndose un poco ignorado.
—Hola Cata. — Saludo Angie.
—Lo mismo de siempre. —Catalina miro al joven detrás de sus sobrinos, el color de sus ojos le llamo, la atención le dio una sonrisa coqueta y luego lo saludo.
—Y este manjar que me traen en estos días de fríos.
—¿No lo sabes? —Pregunto Lia. —Está en la casa de los chacones, vive con Angie.
Catalina abrió los ojos y miro a la castaña sorprendida. — ¿Cómo?, ¿tu papá lo sabe?.
— No.
— ¿él lo permitió?.
—NO.
Estaba procesando la información y analizando cuáles habían sido sus preguntas. — ¿Ángel está de acuerdo?.
—No, no, no.
Angie quería decirle que no era lo que pensaba, pero al igual que cata estaba procesando la idea en su cabeza.
—Lía, quería decir que se está quedando en casa, mamá y papá lo llevaron, eso es todo.
Catalina se puso la mano en el pecho y suspiro, eso era más creíble, Ángel era un amor, pero jamás permitiría que Angie tuviera novio.
—¿qué deseas para llevar?. —Le pregunto Cata mientras le entregaba unas tortas mixtas a sus sobrinos.
Liam se encogió de hombros y miro el cartel frente al chalet. — Lo mismo que ellos. — dijo.
—¿qué te parece este pueblo?. —Pregunto Catalina. — Liam miro a su alrededor.
—No está mal. —Dijo sin importancia, no es que hubiera estado en muchos pueblos, solo que no miraba la diferencia.
Comparado con la ciudad era más tranquilo, nada de humo, mucho más árboles, las casas estaba más retiradas, y todo quedaba más cerca que podían caminar.
—No ha estado mucho, por esa razón no puede ver lo maravilloso que es vivir aquí. —Dijo Lia masticando su torta.
—Si para el día de San Valentín hubieras estado aquí, estarías enamorado.
Le dijo Gabriel suspirando mientras miraba el cielo.
—Hoy vinieron más personas que el año pasado, y eso que casi lo cancelan.
—Para esa fecha eligen dos escuelas de los pueblos vecinos y juegan amigo secreto. —Explico Cata.
—El año pasado unos estudiantes hicieron una broma de mal gusto.
—Ni lo quiero recordar, yo recibí uno de esos regalos. — Dijo la castaña
Gabriel y Amalia comenzaron a reír al recordar ese día, cada escuela juega amigo secreto con el mismo grado, te dejan escoger en un papelito y el nombre que te toque según escuela y sexo, así tiene que ser tu regalo.
Angie tuvo la mala suerte de tocarle a un idiota quien con su grupito le jugaron una broma a su amigo secreto.
En total eran días regalos los que contenían alguna broma de mal gusto o pesada, cuando las tres escuelas ya tenían su regalo todos tenían que abrirlas al mismo tiempo.
En el momento que un joven abrió su regalo, un pastel voló directo a su rostro, otro recibió un enjambre de avispas que pico a varios estudiantes y unos cuantos maestros, esa tal vez fue la más pesada, Angie recibió un sapo que callo justo en su cara.
—Ileana recibió un pescado, Dios, ese sí que apestaba la pobre vomito en los pies de su novio. —Lía se dirigió a Liam, quien solo sonrió por la expresión de la chica.
Al principio todo fue un caos y los estudiantes fueron expulsados, con los días y meses al recordar todo parecía divertido para los compañeros de Angie, quienes no paraban de reír al recordar como el sapo brinco sobre ella.
—Vomite por tres semanas, me bañaba cuatro veces al día. —Se quejó Angie. —Ahora no puedo ver un sapo sin que me da asco. —Su cuerpo se sacudió y su piel se erizó. —Ven solo de pensar se me pone la piel de gallina.
—Escuche que para el próximo año ya no invitaran a las demás escuelas, por la misma razón. —Dijo Amalia. —Este año lo permitieron como despedida.
—Ahora entiendo por qué lo llevaron a cabo en los terrenos de los López.
—Por el espacio. —Dijo Gabriel. — Esperemos que aún estés para el 14 de junio es El festival de las Rosas.
—Mamá me está llamando. —Dijo Angie mirando su celular. —Lo sentimos Cata, debemos irnos.
—Por el cumpleaños mamá iremos a acampar.
Gabriel tomó a Liam quien apenas y agarró la torta, los cuatro corrieron por aquellos campos casi tropezando, Amalia iba a la delantera, Angie y Gabriel creían que en cualquier momento se iba a caer y se sorprendieron cuando llego al puente sin ningún rasguño.
Amalia comenzó a saltar de alegría sorprendida y emocionada, cuando esta detuvo sus saltos y dio un paso para caminar, tropezó y callo al suelo.
—Festeje muy rápido.
Los hermanos la ayudaron a ponerse de pie muertos de la risa. —¿estás bien?.
Liam se agachó para revisar la rodia de Amalia que sangraba.
—Es una pequeña cortadura, estarás bien. —Le dijo tomándola en sus brazos.
Angie sintió como su estómago se revolvía, y Amalia sintió un cosquilleo. —No es necesario puedo caminar. —dijo ella.
Gabriel, al ver que su hermana no se movía y que Liam y Amelia ya iban más lejos, la tomo de la mano para jalarla.
Nuestra castaña sintió que algo dentro de ella dolía al ver como el chico llevaba a su amiga.