Su cabeza comenzó a dolor, en verdad quería decir la verdad, pero ya había pasado tantos años, aunque ella aún sintiera el rencor, no podía ver como su padre y su madre discutir con sus tíos Edgar y Sofía.
—Así es mama, solo fue cosas de niños y no paso nada más. —Dijo mirando a su padre. — Solo odié que Elijan se distanciara de nosotros por no ser de la ciudad, sentí que se avergonzara de nosotros porque somos del campo.
Angie comenzó a dejar salir unas lágrimas, ella le dolía la manera en como aquellos hombres la sacaron, en como los amigos de él se burlaron de ella, ese recuerdo se le vino a la mente y aunque quería decirle a su padre lo que paso no tenía el valor.
—Ese es el motivo, él dejó de comunicarse, ya que tenía amigos a su nivel.
—¿Seguros que solo fueron besitos?. —Pregunto su padre.
—Cariño, ¿por qué pensantes eso?, sabes que tu padre y Sofía son de Bella vista, ¿Por qué Elijan se avergonzaría de ustedes?.
Amalia quería decir unas cuantas cosas, pero mejor se mordió la lengua, en cambio, sus pensamientos eran muy ruidosos.
—¿No hubo nada más?. —Volvió a preguntar Ángel.
—Que no, que sigo siendo virgen y nunca he tenido novio.
—Mi castaña. —La llamo Elijan, Angie sintió como la mención del apodo en sus labios la molestaba, solo sus verdaderos amigos podían llamarla de ese modo.
—Lamento haber perdido contacto estos años contigo, por no llamarte, por no escribirte como solía hacerlo.
Angie quería callarlo, quería que se tragara todas esas palabras porque no creía en ni una sola.
—Perdóname por hacerte pensar de esa forma.
Él se hincó frente a ella y la sostuvo de sus manos.
—Solo deseo que volvamos hacer como éramos antes, quiero que vuelvas hacer mi mejor amiga.
Elijan no podía pensar que su plan saliera mejor de lo que lo planeo, él solo quería tener la oportunidad de estar a solas con ella para disculparse.
Ángel se había dado cuenta de la distancia y ayudo a que este se acercara más a la castaña.
—Todo bien Elijan, no pienso que las cosas sean como antes, pues he cambiado mucho.
Ella trató de zafarse de su agarre sin verse descortés. — ¿Ya está todo aclarado?.
Miro a su padre mientras se limpiaba las manos disimulada mente.
Gabriel y Liam solo miraban aquello como espectadores, Gabriel maldijo un par de veces y negó por la verdad a media de su hermana.
Liam no sabía que sentir aún le dolía aquellas palabras que salieron de Amalia, ver como Angie limpiaba sus manos le daba a entender que había algo más.
—Aún no, quiero saber, ¿quién se atrevió a romper la tienda?. —Esta vez miro a Elijan y a Liam.
—¿Tío no estás pensando que fui yo?.
Hablo Elijan señalándose con el dedo.
—Los únicos sospechosos son ustedes.
Gabriel los apunto, Angie se limpió las lágrimas y miro a Liam, quien al ver que ella lo miraba bajo la mirada.
Liam estaba dolido, él se estaba atreviendo a sentir, a dejar que ese sentimiento fluyera como lo dijo Lucia.
Nunca se había sentido de esa manera y por ella quería enfrentar a Ángel, estaba en una lucha de cerrarse para que no siguiera doliendo.
¿Por qué le dolía tanto?.
No eran nada, apenas y se tomaron de la mano.
Él estaba enamorado de ella y esa era la razón.
Los celos, el miedo de perderla cuando aún ni siquiera la tenía.
Angie vio como el bajo la mirada cuando sus ojos se conectaron, no pensó que ese detalle le afectara a sí que no le había dado importancia.
—Tío, yo sería incapaz de hacer eso.
Volvió hablar Elijan.
Liam se puso de pie y camino en dirección a Ángel.
— El único momento donde estuve en contacto con esa tienda, fue cuando ayude a su hija con la mochila.
No sé en qué me beneficiaría con romperla, es lo único que dire.
Liam cruzó en medio de Elijan y Ángel, alejándose de la familia.
En primer lugar, él ni quería ir a ese viaje, nunca espero ver a Elijan y ser acusado de hacer semejante estupidez.
A quien se le había ocurrido romper la tienda cuando era claro que habiendo hombres y mujeres solo podían dividirse en dos grupos, o dejar a las señoritas con la tienda y ellos dormir al aire libre con los bichos chupándole la sangre.
—¡Liam!. —Le llamaba Lucia al ver como este se estaba alejando del campamento. —Liam, por favor cariño, mis piernas son cortas.
Liam no sabía por qué todo lo que Lucia le decía era un placer obedecer, así que se detuvo y la espero.
—Lamento que mi esposo…
—No, por favor no lo defienda.
Dijo él sin dejar que Lucia terminara de hablar. — Sé que para él solo soy un delincuente, alguien que solo se mete en problemas, si me acepto en su casa es por usted.
—No es así, Ángel sabe que eres un chico bueno, solo quiso usarte para que Elijan confesara, crees que mi esposo dejaría que su hija estuviera durmiendo sobre las piernas de un joven delincuente con serios problemas.
Lucia siguió caminado en la dirección en la que iba Liam.
—Hemos vivido unos años más que ustedes, así que aunque pareciera que no nos damos cuenta, hay cosas que no se pueden ocultar.
—Como el hecho de que Elijan le hizo algo a su hija y por eso ella lo odia y que todo lo de ahí solo fue un teatro.
—Así es, sabemos que hay algo más y conocemos bien a nuestra hija, cuando ella esté lista no los dirá, nosotros solo le damos un pequeño empujón.
—¿Ellos fueron novios?.
—¿Eso te molesta Liam?. — Se detuvieron cuando ya estaban bastante lejos, miraron un gran tronco en el suelo y se acomodaron en él.
—No sé si me molesta o me duele, podría ser otro chico cualquiera asta ese idiota que la ataco en la escuela.
Tenía que ser Elijan.
—Sé lo que sientes, yo también lo sentí y me equivoque.
Lucia se giró a él y le regalo una sonrisa.
—Cuando conocí a Ángel, él tenía sus dos amigas, al principio sentí celos pensando que él tenía un noviazgo con Sofía, ya que para entonces no conocía nada de él.
Me gustaba y ver como ellos se llevaban me llenaba de celos y eso que él no me pertenecía.
Luego era con Catalina y esa es otra historia.
Lucia recordó algo y luego movió la cabeza como queriendo borrar esos recuerdo.
—Está bien que sientas celos, está bien que te duela, eso significa que lo que sientes por mi hija es real.
—No es extraño, le estoy hablando sobre mis sentimientos hacia su hija, creo que otra madre estaría igual que el señor Ángel.
—Si fuera Elijan, encerraría a mi hija con cien candados, pero eres tú.
—¿Cuál es la diferencia?. —Pregunto Liam sintiendo como otra vez se sentía en paz.
—Si fueras padre, preferirías que tu hija esté con aquel al que todos le llaman delincuente.
Pero que a tu hija le sea fiel, no le miente, la cuida y ve que todo esté bien, rebuscándose que no le falte la comida en casa que, siempre, la trata como una reina.
Oh, con el que está bien vestido, con buenos trajes al que todos le llaman licenciado y a tu hija la tiene encerrada en una cárcel de oro, con hematomas y haciéndola aguantar hambre, talvez en una esquina esperando que él llegue.
—¿Yo soy el delincuente y Elijan es el licenciado?. —Pregunto Liam.
Lucia comenzó a reír mientras asentía. — Esa es la diferencia Liam, podemos ver como la miras, note en la manera en como la cuidas, no lo haces para impresionarnos, lo haces porque sientes la necesidad de hacerlo.
Puedes fingir ser un buen muchacho, pero para eso debes ser un buen actor y hacer las cosas bien, no a lo estúpido.
—¿Elijan fue quien corto la tienda?. —Pregunto Liam.
—Antes de salir de casa revisamos que las tiendas estuvieran en las bolsas, las abrimos y las tres estaban en buen estado.
Como lo dijiste, el único momento donde estuviste en contacto fue cuando ayudaste a Angie, no podías ser tú.
—¿En qué momento lo hizo?.
—Ángel dice que Elijan se quedó dormido sobre las maletas. — Lucia subió los hombros e hizo un gesto con la cara.
— Y todavía lo negó.
—En nuestra cara, Ángel les envió un mensaje a ambos de lo que paso y les pedió que no se comunicaran con el asta que volvamos.
—El señor Ángel sabe lo que siento por su hija, ¿No es así?.
Lucia sonreía mientras afirmaba aquella pregunta.
—No es algo por lo que debas sentir avergonzado.
Lucia y Liam siguieron en aquella plática donde el joven sentía que platicaba con su madre y no con la madre de la chica que le gustaba.
—¿Mamá aún no regresa?. — Pregunto Angie a su padre, quien se encontraba debajo de la sombra de un árbol leyendo uno de sus libros favoritos sobre una maca.
Aunque la verdadera pregunta de ella era ¿dónde estaba su madre y Liam?, ¿por qué estaban tardando tanto?
—Tu novio no puede controlar su enojo, así qué salió a calmarlo.
—Liam no es mi novio. —Dijo ella ruborizándose, su padre la vio y sonrió.
“Ya quisiera yo que lo fuera”, dijo en sus pensamientos.
—¿Te gusta, no es así?. —Ella negó sin decir una palabra. —Está bien hija, solo cuídate, no todo aquel que llega como un amigo llega con buenas intenciones.
—Padre sé cuidarme y lo sabes. — Ella se acostó junto a él, lo abrazo mientras sonrió por la mención de novios. —Me das permiso.
—¿Permiso para qué?. —Pregunto Ángel acariciando la cabeza de su pequeña y dejando pequeños besos.
—De que Liam sea mi novio.
—¡NO!
—¡pero, papá!.
—Dije que no, eres menor de edad, él ya tiene casi treinta.
—Tiene 20 no exageres.
—Asta que cumplas 21 tendrás novio. — Angie se levantó de la maca molesta.
—En unos mesé tendré 18 y saldré con todos los hombres que me cortejen, tendré muchos novios que perderé la cuenta, asta los niños te llamaran suegro, me buscaré un sugar daddy solo para fastidiarte la vida y me volveré una maestra del placer.
Angie se dio la vuelta y en eso vio como su madre y Liam la miraban sorprendidos por aquella confesión
—Que quede claro que es su culpa. —Apunto a su padre y salió en busca de su amiga.
Ángel giró su libro, ya que el título era Maestro privado del placer, de ahí la última frase de su hija, soltó una sonora carcajada por sus ocurencias, pobre, el que se case con ella, dijo en sus pensamientos.
—¿Ahora qué le dijiste?. — Lucia se miraba molesta, coloco las manos en su cintura para darle una mirada amenazadora.
—Que no le daba permiso de tener novio, ¡HASTA QUE CUMPLA 30!. —Grito Ángel para que su hija escuchara.
—¡NI SIQUIERA SEDARÁN CUENTA!.
—¡QUE SEA HASTA LOS CUARENTA!. —Ángel no dejaba de reírse, sabía que su hija decía cosas así, pero no que en verdad haría algo que la perjudicara.
—Yo la esperaría toda la vida. —Dijo con valentía Liam, la sonrisa de Ángel fue borrada de sus labios, y ahora quien reía era Lucia. —Y esta vez no estoy bromeando.
— Yo tampoco, ¡QUE SEA HASTA QUE YO ME MUERA!. — Grito para que su hija escuchara, Angie miro a su padre y saco la lengua.
—¡VEN PADRE!, HARÉ MI DESEO REALIDAD. — Angie lo llamaba con las manos mientras gritaba para que él la escuchara.
—¿Escuchaste a tu hija?. —Le pregunto a Lucia, se puso de pie tiro el libro en la maca y miro a Liam. — Tú y yo tendremos una conversación después.
Liam solo asintió, Ángel camino en dirección a su hija quien nadaba alejándose de él.
—¡NO HUYAS COBARDE!. —Se escuchó el grito de Amalia.
—Ve diviértete, yo voy a dormir un poco.
Liam sacó su celular, no había nada ni mensajes ni llamadas, no sabía por qué lo sacaba y lo miraba, tal vez esperaba un mensaje de su padre, que sabía que nunca llegaría, tal vez espera que alguno de los que se decían ser sus amigos le escribiría,
Pero nada, su bandeja de mensaje y llamadas estaba vacía.
En lo que sé salió vio la aplicación de la cámara, tampoco tenía fotos, ya que no tenía ni un momento especial para plasmar.
Todo esto sucedió mientras él se encaminaba al lago donde estaban todos disfrutando de sus aguas cristalinas, miro como Amalia se le subía encima a Gabriel quien se hundía por el peso de ella, observo a Elijan más lejos quien solo flotaba en el agua, y ahí estaba la castaña quien lo tenía inopinado huyendo de su padre entre risas.
Era una imagen que él quería recordar, toco el icono de la cámara y comenzó a grabar a todos.
Angie salió del agua aun riéndose y se notaba lo cansada que se encontraba por todo el esfuerzo. — Espero hayas grabado cuando logre zafarme de sus enormes garras.
—Si lo grave. — Dijo Liam aun grabando a la chica que se encontraba en el suelo.
—Estoy muy viejo para esto. —Llego Ángel con una mordida en el hombro. — Voy a tener que llevarte al dentista para que se deshagan de todos esos dientes, y no vuelvas a morder a tu padre.
Ángel le dio una nalgada con la mano mojada, esta sonó tan fuerte que Gabriel, Amalia y Liam cerraron los ojos sintiendo el dolor.
—¡Aush!. —Se quejó la castaña entre risas.
Ángel se quitó la camisa mojada, dejando ver el tatuaje en su espalda, el ave fénix abarcaba todo, en la parte de enfrente sobre su pecho tenía las huellas de sus hijos con sus nombres y una pistola en el abdomen bajo del lado derecho cerca de una cicatriz.
—No está nada mal, creo que las alas necesitan un poco más de rojo. — Comento Liam.
—Lo mismo piensa mi esposa. — Dijo Ángel escurriendo su camisa.
—Yo se lo hago.
—¿En serio?. —Pregunto Ángel sorprendido.
—Tengo todo en casa de mi padre, solo es que usted tenga el tiempo.
—¿Puedo hacerme uno?. —Pregunto Angie aun sobándose donde su padre le pego.
—¡No!. — Dijeron tres voces, Elijan, Gabriel y Ángel.
—Le estoy preguntando a mi papá.
—Aush, asta a mí me dolió par de metidos, coff, coff. — Dijo Amalia sacándole una sonrisa a Liam y provocando que Gabriel la hundiera en el agua.
—No hija, estás muy pequeña aún, cuando crezcas y me pases, entonces lo pensaré.
Gabriel comenzó a reír, Angie no se vio molesta, al contrario, sonrió con confianza, comenzó a quitarse la camisa frente a todos, no tenía pena, ya que debajo de ella usaba un top delgado de tirantes, se dio la vuelta mostrando un tatuaje.
—Bien dice el dicho, es mejor pedir perdón que pedir permiso.
Gabriel dejó de reírse, Amalia lo hundió en el agua para comenzar a reír.
Liam giró la cabeza y se dio cuenta de que no era un tatuaje real, si no uno temporal, las grietas lo decían todo.
—Dime que no es permanente.
—No es permanente padre.
—Estoy hablando en serio, Angie.
—Yo también, es un tatuaje temporal, solo quería ver como se me miraría cuando me haga uno permanente.
Ángel no podía negarse, ya que él se lo hizo a los 17, su hija estaba por cumplir los 18 y, por el hecho de que él le estaba dando el ejemplo.
—Será tu regalo de 18.
Dijo Ángel a su hija.
—¿En serio papi?. —La castaña salto sobre el feliz, ella no pensaba que su padre aceptara que ella se tatuara la piel.
—Le dijo papi. —Dijo Amalia a Gabriel.
—Necesito usar sus chantajes. —Dijo esta vez Gabriel.
—Me gustaría estar contigo cuando te lo hagas. — Se escuchó la vos de Elijan.
—Olvide que ese idiota se encontraba aquí. — Dijo Amalia saliendo del agua. — ¿Jugamos?. —Tomo unas pistolas de agua y se las entrego a Liam y a Angie, tomo otras para Ángel y para Gabriel, le aventó una directo a la cabeza a Elijan, quien por estar distraído no la vio.