Liam acariciaba el cabello de la castaña, ella seguía en la misma posición, en cambio, Amalia casi estaba sobre ella.
Liam tuvo que sostener a la castaña para que no callera del asiento y no había dormido mucho por cuidar de ella, en esos momentos donde se quedaba dormido recordaba que ella estaba en sus piernas y despertaba sin lograr dormir por completo.
Además, que estaba en una posición muy incómoda, el asiento donde estaba Gabriel estaba muy pegado a él y al estar Angie acostada en sus pierdan no le daba el espacio para moverse, no era un chico bajito, así que su tamaño tampoco ayudaba.
Lucia abrió los ojos aun sintiéndose muy cansada y con el cuerpo muy adolorido por estar tan doblada esperaba que su esposo tuviera una mejor noche que ella.
Observo la mirada de Liam y espera que su esposo entendiera que él era el indicado, no solo por como la miraba y cuidaba, había otro motivo del cual ella aún no quería hablar.
—¿No has dormido?. —Liam dejo de acariciar el cabello de Angie, miro a Lucia un poco asustado por ser descubierto. — Está bien, no tienes por qué detenerte. —Ella le sonrió y miro a su hijo, quien tenía la boca abierta y una pierna arriba de la guantera del coche.
—¡Dios!, qué desordenado es Gabriel. — Lucia se estiró un poco dejando que sus huesos se acomodaran, Liam miro a Amelia y pensó que ella también lo era.
Tenía una pierna sobre Angie al igual que un brazo, su cabeza estaba en una forma un poco extraña, si no respirara creería que estaría muerta.
Ángel no tardó mucho en tocar las ventanas junto a Elijan. —Buenos días, amor. —Le dijo a Lucia abriendo la puerta. — Este lugar te va a encantar.
—Ya llevamos algunas cosas. —Dijo esta vez Elijan, quien miraba a Liam de mala manera por estar sosteniendo la cabeza de Angie, quien aún dormía. Amalia limpiaba la suciedad de sus ojos, al igual que la saliva seca que tenía en su mejilla.
—Caray, siento que me paso un camión encima. —Comenzó a estirarse en ese espacio tan pequeño que se encontraba junto a los pies de la castaña, luego comenzó a masajearse el cuello y a recoger su cabello que estaba fuera de su moño.
Ángel tomó una servilleta que tenía en la puerta de la camioneta, la hizo bola y la tiro en dirección a su hija, Liam la atrapo en el aire para que no callera sobre ella.
Ángel volvió hacer otra y esta vez la tiro en dirección de Gabriel que para la buena puntería callo en la boca abierta de él.
—¡Ángel! —Lucia le dio un pequeño golpe, se estiró y quito la servilleta.
Gabriel comenzó a despertarse cuando sintió que algo estaba dentro de su boca, comenzó a moverse al sentir la mano de su madre acariciando su mejilla.
Amalia y Ángel estaban riéndose por el pulso que este tenía, él había lanzado la servilleta, echa puño, pero no imagino que callera en la boca de su hijo.
—Buenos días mi bebe. —Le dijo Lucia.
—Buenos días. —Contesto él bostezando.
Ángel volvió a tomar otra servilleta y la lanzó a Amalia, quien aún reía. —Ángel, compórtate. —Lo regaño Lucia, mirándolo con esa seriedad con la que ella le decía que no le gustaba lo que hacía.
—Vamos amor, no seas tan cascarrabias. —Ángel la abrazo aprisionándola en el asiento y mordiendo un poco su oreja, al mismo tiempo estiro la mano y quito la de Liam que jugaba con un mechón de la castaña.
—¡Ay! —Se quejó ella empujándolo. —Grosero.
Liam dejó de tocar el cabello y de sostenerla, Ángel no le daba tregua.
Elijan se había retirado un momento, se encontraba bajando las demás cosas.
—Tío Ángel, si nos apuramos podemos desayunar unos platillos que preparo mi madre.
El estómago de Liam gruño y Angie comenzó a moverse — Lía quita tu trasero de mi cara. —Dijo entre sueños.
—Despierta bella durmiente. —Amalia, la sacudió asta que Angie quedo sentada con una mirada de asesina.
—¿Qué te paso loca desquiciada?, ¿por qué me despiertas?. — Angie abrió los ojos y miro su alrededor dándose cuenta de donde estaba. — ¡Oh!, ya me acordé.
Liam bajo del auto porque ya no aguantaba ni un segundo más estar sentado, sus huesos comenzaron a ser ruidos extraños mientras él se movía.
—Qué crujiente. —Dijo Amalia, mirándolo aún desde adentro, mordiendo su labio inferior.
Angie torció los ojos y se bajó del mismo lado de Liam.
—Siento que una ballena estuvo sobre mí. — Ella comenzó a estirarse, pero sus huesos seguían en el mismo lugar, no como los de Liam o los de su madre.
—Si de ballena te refieres a Amalia. —Dijo Liam caminando hacia la parte trasera de la camioneta donde ya estaba Lucia, ayudando a Ángel y a Elijan con las cosas.
—¿Me acaba de decir ballena?. —Amalia salto y luego cerro la puerta.
—Angie te dijo ballena, Liam solo lo confirmo. —Hablo Gabriel en su oído para luego correr y tomar sus cosas.
—¿A ti quien te pregunto?.
—Tengo hambre, anoche, no cenamos nada. —Se quejó la castaña llevando sus cosas.
Ya habían caminado media hora y aún no llegaba al sitio, ella se tiró al suelo cansada y hambrienta.
Liam, quien era el último en la fila, tomo su mochila y le dio la mano para que esta se pusiera de pie.
—¿Estas son moras?. — Liam salió del sendero para acercarse a un albor de mora.
—Creo que el nombre sería mora silvestre. —Le dijo Angie siguiéndolo.
—Es lo mimo son moras. — Corto varias a la que Angie las lavo con la poca agua que le quedaba, siguieron el camino alejado de los demás.
Gabriel miraba atrás asegurándose que su hermana viniera tras de ellos y también haciendo paradas por el cansancio de ir en bajada.
—Cuando subamos con todo va a hacer lo doloroso. —Dijo Amalia también tomando un descanso.
Más adelante Ángel esperaba que todos volvieran a estar unidos al ir adelante junto a Elijan, no se dio cuenta de que sus hijos se habían quedado.
Cuando los cuatro llegaron disfrutando de las últimas moras que quedaban, Ángel decidió continuar.
Amalia abrió la boca al ver que no había mucho que esperar para subir.
Liam llevaba la mochila de Angie así que ella iba un poco más relajada, cuando nadie estaba viendo ella tomó su mano, él la miro y sonrío con una expresión de cariño.
Ese viaje los estaba uniendo, no solo por lo cerca en que se encontraban, sino por los pequeños toques que se daban, el corazón de amos se aceleró al sentir la piel del otro.
Ella, a pesar de haber tomado su mano, lo había pensado mucho, tenía miedo de que él la rechazará o que la viera de otra manera, a demás de que su padre se diera cuenta.
Estaba segura de que su padre no quería verla con ningún hombre, por lo menos no por el momento.
Él trató de enlazar sus dedos, pero fueron interrumpidos.
—Angie. —Amalia se dio la vuelta haciendo que los dos se soltaran. — Ayúdame un ratito, siento que me voy a desmayar.
Angie tomó su mochila que llevaba Liam y siguió caminado. —Qué buena amiga, déjame morir, te voy a ver en el desierto y ni miados te voy a dar. —Liam tomo la mochila de Amalia sonriendo por el comportamiento de Angie, ella era un poco juguetona igual que su padre.
—Gracias. — Dijo Amalia suspirando y siguiendo a Gabriel, con quien comenzó a tener una pequeña competencia.
Amalia subía casi dando saltitos mientras que Angie se estaba quedando sin aliento, Liam no parecía que eso le afectara mucho, su respiración era normal aunque estaba empapado de sudor.
—¿Falta mucho por llegar?. —Pregunto Gabriel, quedándose atrás, era el menor de todos y podía tener una fuerza para trabajos pesados, pero eso de subir casi jalando a una loca no estaba ayudando mucho.
—Solo volvemos a bajar y llegamos. —Contesto Liam recordando el camino.
Angie puso en pie sobre una roca suelta que cuando presionó esta rodó haciendo que la castaña perdiera el equilibrio.
—¿Estás bien?. —Liam la tomo de la cintura para que no callera ese toque la dejo sin poder tomar de nuevo aire, sus ojos llenos de preocupación la hicieron vibrar.
Ella asintió y miro a su padre quien tenía las cejas casi unidas, Ángel le había prometido a su esposa comportarse y confiar en su hija, pero las manos le picaba para separarlos.
Tenía que hablar con Liam sobre esos toques y ese acercamiento.
—Gracias. —Dijo la castaña, poniendo los pies más firmes y con cuidado de pisar en vano.
—¿Necesitas ayuda?. —Elijan tomo de la mano de Angie fingiendo ser un caballero, Gabriel la quito al instante para tomarla él.
—No te preocupes, yo ayudo a mi hermana.
Liam no pudo evitar sonreír, al parecer Elijan no era tan querido para Gabriel, la mirada que le dio Amalia, también lo confirmaba.
Elijan fingió que no había pasado nada y se giró para continuar, las cosas para él no iba a estar nada fácil, pero igual su plan en ganar el corazón de ella no se detenía.
Al final llegaron al lugar del que les hablo Elijan y todos estaban encantados por lo que sus ojos miraban, no sabía si era un lago o un nacimiento natural.
Sus aguas claras eran tan sorprendentes que los dejo con la boca abierta, todos los árboles ocultaba que el sol pegara directo a ellos y el viento que los rodeaba se sentía aún más refrescante y un poco helado.
Liam, quien ya había estado ahí, busco ese lugar donde se sentó y se dejó caer de espalda. —Esto es de otro planeta. —Dijo Angie fascinada por el paisaje.
—Ni en sueños imaginarios vi un sitio como este. —Amalia se acercó a la orilla y toco el agua que se mantenía tibia.
Gabriel, a pesar de la belleza, sus pies estaban por dejar de sostener todo su cuerpo, así que camino donde se encontraba Liam y se acostó junto a él, después de dejar sus cosas en el suelo.
Angie se iba sentado a la par de Liam cuando su padre la tomo de la mano y le dio un pequeño empujón. —Ve ayudar a tu madre. —Dijo apuntando a su esposa, quien se había sentado sobre la hielera.
Liam al sentir aquella mano abrió los ojos, lo único que vio fue como aquellos rizos castaños se alejaban para encontrar otros ojos miel frente a él, unos que no deseaba ver tan cerca.
—Ustedes ayúdenme con las tiendas de campaña.
Y así las mujeres sacaron algunas cosas para poder desayunar mientras los hombres armaban las tiendas.
Elijan, quien iba igual preparado para la ocasión, armo su tienda con facilidad, una muy amplia, siendo él solo.
Él llevaba una tiene túnel, mientras que los demás llevaban una canadiense, cada uno las ubicaron en una zona plana y donde estuvieran todas juntas.
—Papá, esta tienda está rota. —Dijo Gabriel cuando saco la de su hermana.
—¿Rota?. —Pregunto la castaña caminando hacia ellos.
—No puede estar rota. —Dijo esta vez Lucia. —La última vez que la usamos nos aseguramos que estuvieran bien.
—A mí ni me miren que yo no sabía donde estaban. —Dijo Amalia con un plato desechable en manos.
—¿Todo bien?. —Llego Elijan junto a ellos al ver que todos estaban reunidos. —Vaya una tienda menos, ¿A quién le pertenece?.
Angie no creía que fuera una coincidencia y las alertas de Ángel se activaron.
—Luego terminamos con esto. —Miro a su esposa y ellas los invito a comer antes de comenzar su diversión.
Ángel miraba a Liam y a Elijan preguntándose quien de los dos había arruinado aquella tienda y con qué fin, ya que a pesar de que no estuviera una, él no permitiría que las chicas durmieran con uno de ellos.
—Elijan, ¿No te molesta que las chicas se queden contigo?. — Ángel quería comprobar quien era el responsable, solo que no quería ser directo.
—¿Qué?. —Dijo la castaña mirando a su padre con molestia. — No, prefiero dormir afuera que quedarme con él.
—¿Prefieres quedarte con Liam?. —Pregunto su padre mirando al joven quien platicaba con Gabriel sobre los viajes que han tenido.
Liam había escuchado ambas preguntas; sin embargo, trato de mantenerse al margen, él era su padre y hacia todo por cuidarla.
Si el deseo de él, era que su hija durmiera en la misma tienda que aquel chico, él no podía evitarlo.
Al escuchar la segunda pregunta, su sonrisa se borró y miro en la dirección de padre, e hija.
—Yo sí prefiero dormir con Liam que con ese idiota. —Hablo Amalia. — Me sentiría más segura con el que con Elijan. —Al mencionar el nombre del joven lo hizo con un gesto de desagrado.
—Quiero la verdad, ahora. — Su padre se puso de pie y miro a los jóvenes.
Lucia se había alejado para hacer una llamada y saber como estaba la abuela, también para saber como iba el restaurante sin ellos.
—¿Por qué?, ustedes, después de ser buenos amigos, parecen que son enemigos, no crean que no nos dimos cuenta del cambio de ambos.
Este viaje es para que la pasemos muy bien como antes, les exijo una respuesta antes de continuar.
—No pasa nada papa, solo tenemos vidas diferentes, somos de mundos opuestos.
Elijan sintió como ella le lanzo una daga en el pecho.
—¿Como que mundos opuestos?, ¿de donde sacas esas pendejadas?.
—¡Papa!. —Dijo Gabriel al escuchar aquella palabra.
—Él lo dijo. — Hablo Amalia en voz baja.
—Tío Ángel, de mi parte toda está bien.
—Maldito idiota. —Dijo aquellas palabras sin poder detenerlas, sus pensamientos salieron gritando lo que pensaba de él.
—Angie Lizeth.
Ángel comenzaba a enojarse, más su hija no respetaba el hecho que él estuviera parado frente a ella.
—¿Qué sucede?. —Lucia tomo de la cintura a su esposo y miro a su hija roja del enojo y todos en silencio.
—Ya Angie dile la verdad, no tienes por qué seguir callando. — Le dijo Amalia acercándose a su amiga, quien estaba asta temblando por aquello que sentía por dentro y no lo podía exteriorizar.
—Cállate. —Le dijo la castaña, mirándola de la misma manera en como miro a su padre con aquella furia.
—Aja, Angie dime la verdad.
Liam y Gabriel no dejaban de mover los ojos de un lado para otro, preguntándose en qué momento se había puesto tan intenso el ambiente.
—¿Amalia?. —La llamo Ángel cuando esta escucho su nombre, abrió los ojos y se quedó sin moverse.
—Dime que es lo que sucede, porque me estoy imaginando las peores cosas.
—A no, Angie aún es virgen. — Dijo Amalia relajándose un poco. — El único novio que tuvo fue Elijan y solo se dieron besitos.
Angie oculto su rostro con ambas manos, deseando desaparecer en ese instante.
Liam sintió que había perdido, que su corazón al cual quería proteger había sido dañado, ese sentimiento que estaba creciendo fue pisoteado.
Un dolor se le instaló el pecho a escuchar aquella confesión.
—Creí que solo eran juegos de niños. —Dijo Lucia acercándose a su hija, quien aún tenía escondido su rostro. — ¿Qué fue lo que paso cariño?.
Ángel miraba a Elijan con otra mirada, Liam no quería sentir ese dolor y Angie deseaba ahorcar a su mejor amiga.