SEMANAS ANTES
—Estoy cansado de lo mismo Liam, si no es porque estás en algún bar, es porque estás en la delegación, tienes 20 años cuando vas a madurar. —grita Raúl, cansado de los problemas en los que su hijo se mete desde hace 5 años.
Raúl lleva 5 años resolviendo los problemas en que su hijo se mete, sacándolo de algún bar donde comienza a beber y termina en alguna pelea, sacándolo de la delegación por alterar el orden público.
Pagando fianzas, hospitales, ya que en algunas ocasiones ha mandado al hospital a las personas con las que tiene alguna pelea.
—Ni siquiera terminaste el bachillerato. —Raúl comienza a caminar de un lado a otro, pensando en que iba a ser con ese chico. —Te dimos todo, te consentimos, ese fue nuestro error. —apunta con un dedo a su hijo. —Cuando regrese espero estés aquí, si sales por esa puerta olvidaré que tengo un hijo y comenzarás a resolver tus problemas solo.
Con esa última palabra sale del cuarto de su hijo que está acostado en la cama con algunos golpes en la cara, Liam no hace esfuerzo por levantarse, ya que le duele el cuerpo, se queda dormido después de unas horas, aunque quisiera salir, no podría con solo ir al baño es demasiado para quedarse sin aliento.
El joven también está cansado hace tiempo que desea que algo cambie en su vida.
Antes, cuando su madre aún estaba viva, todo en esa casa era diferente.
En el restaurante “La Diosa Fénix” se encuentra Edgar su esposa Sofía y Raúl disfrutando de una cena.
—¿Todo está bien, Raúl?. —Pregunta Sofía; cuando se casó con Edgar conoció a Raúl y a su esposa Melania, nunca fueron amigas, tampoco enemigas, simplemente conocidas, pero hace 5 años tienen una cena para que Raúl salga de su rutina, comenzaron invitándolo para que no entrara en depresión por la muerte de su esposa y luego se hizo costumbre, hoy era esa fecha donde disfrutaban como amigos.
—Problemas con Liam. — dijo relajándose al sacar ese peso.
—¿Qué hizo esta vez?. —pregunto Edgar conocedor de todos los líos, ya que en ocasiones él había ido algún bar a sacarlo cuando Raúl no podía.
—Se metió en una pelea otra vez. —mira a Ángel que llega con un plato y se sienta a la par de él.
—¿Quién se metió en una pelea?. —pregunta el castaño al escuchar lo último de esa conversación.
—Liam, mi hijo —dice Raúl, aunque lleva unos años conociendo al castaño y su esposa, nunca ha tenido una conversación de buenos amigos ni la confianza.
A pesar de los años, Raúl siempre ha sido un poco reservado, no sabe ni por qué confío en Edgar todo sus problemas.
—¡Oh!—dice el castaño sin saber que más decir, ya que es poco lo que conoce de Raúl, hace unos años comenzó a cenar con ellos y solo cuando el restaurante está calmado se permite darse un descanso.
—¿Qué has pensado hacer?. —Pregunta Edgar viendo como Raúl se encuentra tensó y muy pensativo.
—Le dije que si salía de la casa no volvería ayudarlo y se arreglaría él solo. —mira a todos esperando la opinión.
—¿No as considerado en meterlo en actividades que lo distraigan?. —Creyendo en una solución, Sofía habla.
—Es por demás con que ni termino sus estudios, Raúl ha tratado que termine el bachillerato y que saque una carrera, pero su hijo no muestra interés y aunque lo haya inscrito en algún lugar, él no se presenta. —Hablo esta vez Edgar
— Lo inscribí en un taller de dibujos, sé que él le gustaba mucho, pero nunca se presentó, le quité el auto y la moto, pero sigue saliendo, eso no lo detiene.
—¿No has pensado en enviarlo a otro país talvez si se aleja de aquí…?— Sofía trata de darle otra solución.
—Ya trato de hacerlo amor —interrumpe Edgar a su esposa.
—Le ofrecí un viaje, no lo acepto, lo dejé sin nada, sin dinero, sin celular, sin auto, eso no le importo y, ya que es mayor de edad no lo puedo obligar a internarse, tiene que ser por voluntad propia — termina de explicar Raúl. —Lo único que me queda es correrlo de la casa. — respira profundamente. —Pero no tengo el valor de hacerlo, es mi único hijo.
—Ahí está el problema, eres demasiado blando con él —dice Sofía haciendo reír a su esposo y al castaño. —¿Qué? — pregunta al ver a los dos hombres riendo.
—Sofía, tú eres demasiado blanda. —habla el Castaño conociendo perfectamente bien a la mejor amiga de él y de su esposa.
—Si yo soy la blanda en la casa porque mi esposo es el duro. —dice dándole en beso en la mejilla, el hombre acariciando la pierna sin que los demás se den cuenta.
En ese momento llega Lucia colocándose a un lado de su esposo que al verla la toma de la cintura acercando la más a él para terminar abrazándola con una mano. Mientras su esposa está parada a un lado de él, pregunta.
—¿Todo bien en la cocina?. —ella mueve la cabeza en aprobación. —¿sucede algo?.
—Buenas noches, Edgar, señor Raúl, Sofía —saluda con educación, mira a su esposo con una sonrisa. — Todo está bien amor, Julián, llamo, despidió a Tobías, esperará que llegues para darte explicaciones.
Sin darse cuenta, Edgar y Sofía se miran por unos segundos — Ángel y si le das trabajo a Liam en la granja. —pregunta Edgar viendo al castaño y a Raúl. —Ángel mira a Raúl esperando que diga algo, pero al ver que no dice nada contesta.
—Si creen que acepte por mí, no hay problema. —aunque en el fondo no estaba seguro si en verdad no había problema, ya que él tenía sus hijos y al conocer lo poco que Edgar mencionaba sobre ese chico no quería que sus hijos se involucraran con alguien tan problemático.
Quería decir que si había problema; sin embargo, en su corazón no quería darle la espalda.
Él había pasado por algo similar en el pasado y sabía que la mejor opción era dar la mano al que lo necesitara.
—Yo considero que sería una buena idea, lo alejaría de todo lo material y de tu casa sin tener que correrlo. —habla Sofía apoyando la idea de su esposo. — Puedes decirle que pasara un tiempo con un familiar muy lejano, talvez que te irás de viaje y que venderás la casa, no se inventa algo.
—Le ofrecí un viaje y lo negó que les hace pensar que quiera ir a un pueblo. —Raúl habla sin reflexionar en su última palabra, al ver que todos se quedan callados se da cuenta de su error —disculpen, no lo quise decir de esa forma, solo que no sé cómo hablar con él porque lo he intentado todo. —termina de decir sintiéndose como un verdadero idiota.
Al final de hablar sobre los problemas en los que Liam se ha metido, en buscar una solución en la que él pueda aceptar y claro si desperdició un viaje fuera del país como podía aceptar trabajar en una granja, pero Lucia al unirse a la conversación se ofrece para hablar con él.
Ella estaba segura de sí misma en lograr convencer al joven de pasar un tiempo en aquel lugar que cambió su vida.
Al llegar a la casa de Raúl se sorprende por el tamaño, esas casas solo las había visto en las novelas.
Su casa era grande, pero humilde, ya que solo ella y su esposo vivían ahí, sus hijos desde que nacieron han vivido en el pueblo, en ocasiones se quedan con ella, pero prefieren el campo.
Una muchacha le abre la puerta y la hace pasar a la sala donde Liam se encuentra viendo una película.
—Hola, ¿tú eres Liam?. —pregunta cuando el chico la mira.
—¿Quién pregunta?. —lo dice con tono molesto, viéndola de pies a cabeza.
—Mi nombre es Lucia, una conocida de tu padre —al presentarse Liam la vio todavía más molesto.
—Vaya, eso es nuevo, ya no se presentan como la novia ni la amiga, sino como una conocida. —dice Liam levantándose del sillón.
—¿¡Disculpa!? —Pregunta un poco sorprendida Lucia, reflexionando en lo que el chico acababa de decir, analizando las palabras, dándose cuenta. —oh, no, no, yo solo soy una conocida, mi esposo es amigo de tu padre.
La expresión de Liam se relaja un poco —¿Qué quieres?. —Pregunta extrañado que una conocida de su padre lo busque.
—Quería hablar contigo, sé qué estás pasando por problemas y quería ayudar. — Liam rueda los ojos y camina hacia las gradas
—No necesito la ayuda de nadie, ya conoces la salida. —sin mirar atrás, sube las gradas hacia su cuarto.
“¿No es un niño mimado? Dijo en sus pensamientos, ¿tampoco es un mal chico? Claro, solo tiene un mal carácter”.
Sin importar lo que el chico le dijo, ella salió detrás de él.
—Si no necesitas ayuda, ¿Por qué tu padre tiene que salir corriendo ayudarte?, cada vez que te metes en problemas. — Dice Lucia entrando a la habitación del chico. — mira, yo no sé cuál es tu problema, pero sé el problema de tu padre, quería tener una conversación contigo.
—Pero yo no quiero conversar con nadie que tan difícil es entender eso. — Liam se acerca a Lucia —con todo respeto salga de mi habitación.
Lucia vio la tormenta del chico, esa tormenta que alguna vez ella también la tuvo.
—Está bien, me iré, pero antes quiero hablarte de algunos problemas, no míos, si me escuchas tu padre no volverá a buscarte ayuda.
Liam lo piensa por unos momentos — Que le hace pensar que me interesa los problemas de otras personas, suficiente tengo con los míos.
Si es tan amable puede retirarse quiero descansar.
Lucia casi se rinde, sintió que ese chico sería duro de convencer.
Pero ella no se rendiría tan fácil y nadie en este mundo no necesitaba de ayuda, todos necesitamos de alguien aunque sea una vez y de esa ayuda que nos pueda dar.
—Si me escuchas, podría hablar con tu padre, solo dime que deseas y haré que él lo cumpla.
Será un trato entre los dos algo a cambio de algo.
Liam se perdió en sus pensamientos buscando en ellos algo que le dijera que no hiciera ningún trato, podrá ser una trampa de su padre.
Aunque podía seguirle el juego y ver a donde lo quería llevar.
—Está bien, te escucharé y le dirás a mi padre que no se meta en mis cosas nunca más —Liam apunta con el dedo a Lucia —y que me regrese todo lo que me pertenece.
—Lo aré, pero tendrás que escucharme hasta el final. —Liam asienta con la cabeza y lleva a Lucia a la terraza.
Lucia le habla sobre la vida de muchas jóvenes que han pasado por problemas, también le habla lo ocurrido de su vida haciendo que el corazón del chico se acelerara, pasan toda la mañana platicando sobre todo lo que ella ha escuchado a lo largo de 15 años los lugares que ha visitado, las personas que ha conocido.
—Yo no quería hablar con nadie, al hablar lo revivía, pero aprendí a vivir con eso, talvez hoy no quieras hablar de lo que te pasa, para tu padre solo eres un chico que busca problemas, pero yo sé que todo lo que haces es porque en el fondo algo te carcome.
Aprendí a ver tras los ojos, sé que eres un chico bueno.
—No me conoces. —habla Liam si mirar a los ojos de Lucia. —ni siquiera mi padre me conoce.
—¿Le has dado la oportunidad de conocerte?.
—No. — contesta Liam mirando a los ojos de Lucia.
—¿Qué piensas hacer Liam?, seguir ese camino que llevas o buscar una solución. — Espera unos segundos, pero él no responde. — que tal, si te alejas un tiempo de aquí, te invito a mi pueblo, está a dos horas, es un lugar muy tranquilo.
Liam ríe al ver lo que trata de hacer Lucía —¿Esa es la razón por la que te mando mi padre?.—La mira con la ceja levantada. — Ya una vez me quiso mandar lejos con un viaje, ¿que le hace suponer, qué aceptaré esta vez?.
En ese momento él creyó que todo lo que ella le hablo solo fue un engaño; sin embargo, no se miraba como una mujer que mintiera y menos sobre algo tan delicado.
Comenzó a tener una batalla interna en confiar en ella o pensar que solo fue enviada por su padre.
—No, Liam, yo te estoy invitando porque ese pueblo cambió mi vida, encontré a mi esposo, tengo dos hijos que amo, en ese pueblo aprendí a sanar y ser feliz.—Por una parte, era cierto lo que ella decía, por otra no quería que padre e hijo tuvieran problemas.
Espero que él hablará, pero Liam estaba metido en sus pensamientos, ella lo noto y tenía que aprovechar.
—Por un par de meses, ¿qué dices? Ven al pueblo unos meses, si en esos meses quieres seguir igual será tu decisión.
—un mes.
—Ocho meses.
—Dos.
—Seis meses, uno o dos es muy poco Liam, tienes que ver y sentir el cambio.
Te prometo que lo vas a amar al igual que yo lo así.
— ¿Con qué condiciones?, porque no creo que lo haga solo por así.
—Tendrás tus cosas cuando regreses, pero trabajarás, no te meterás en más problemas y me refiero a peleas.
—¿Qué ganó yo en todo esto?, ya que te escuché hasta el final y no puedo tener mis cosas antes de tiempo, fue el trato para escucharte, ¿lo recuerdas?.
—Claro que lo recuerdo. —Lucía no sabía como decirle que su padre no estaría de acuerdo en regresar le sus pertenecías. — Esa será otra condición en mi pueblo mis reglas.
—Entonces no acepto.
—Ya lo hiciste, no puedes volver atrás, no eres un chico que cumple sus palabras.
—Tú no eres una mujer que las cumpla.
—Claro que si tu padre te devolverá todo, lo única diferencia es que yo te pondré mis condiciones, hagamos esto si veo cambió, tendrás todo antes de tiempo.
—Lo pensaré, no estoy ganando nada con esto.
—Ganarás un nuevo comienzo —Lucia le sonríe esperando que él acepte.
Esas palabras se le instaló en la cabeza acelerando su corazón, recordándole que era algo que él quería de hace tiempo.
No podía negarse a la oportunidad de comenzar de cero, no esta vez, aunque tuvo varias, siempre se negó por la costumbre de llevarle la contraria a su padre.
—Acepto —Liam escupe su mano y la extiende para que Lucia lo haga ella a ver eso comienza a reír, pero imita la acción escupiendo su mano y dando el apretón
—Hablaré con tu papá para informarle que te llevaré al pueblo. — se levanta limpiándose las manos en su ropa, dejando a Liam con una buena impresión.
Liam no esperaba que la señora Lucia aceptara su mano con saliva, pero lo sorprendió cuando ella imitó su acción sin dudar, su madre era la única que lo hacía.
—Está bien ¿Cuándo tendré que irme?
—¿Qué te parece este fin de semana?. — los dos entran a la casa hacia la entrada principal.
—Me da igual, no me importa si es el otro año —Lucia se voltea viendo al chico reír y en ese momento llega Raúl con Ángel.
—Hola amor —saluda Ángel a su esposa con un beso como si marcara territorio, era algo que Ángel siempre hacía, quería que todos conocieran que él es su esposo y ella le pertenece.
No lo hacía por el joven que se encontraba junto a ella, lo hacía por él para recordarse que ella siempre será suya.
—Vaya al fin te veo sonreír. —dice Raúl, al ver a su hijo, se borra la sonrisa en el rostro de Liam mientras jira en sus talones y regresa por donde venía. —¿Qué dije?. —pregunta al ver la actitud de su hijo.
—Dale tiempo —le dice Lucia. —¿Podemos hablar?. —los tres salen al despacho de Raúl para hablar con más calma, Lucias les cuenta lo que hablo con Liam y sobre el trato, aunque Ángel sigue pensando que no sería buena idea, que esté cerca de sus hijos, sabe que su esposa nunca se equivoca, si dice que el chico es bueno él no tiene por qué desconfiar
Sabe que su esposa le encanta ayudar a las personas que pasan por algún trauma, algún problema o dificultad.
Eso hace que él la ame aún más.