Capítulo 29

2060 Words
Lucia acariciaba sobre el cabello de su hija, jugaba con los rizos muy bien definidos. —Cariño, te dolerá la cabeza. —le dijo con la esperanza que ella dejara de llorar, aunque conocía ese sentimiento y estaba consciente de que era imposible evitar que de los ojos de su hija salieran las lágrimas, lo intento. Lucia conocía una historia, una de la que no podía hablar, por más que ella quisiera, sus labios estaban sellados. —Mi niña, mi pequeña me duele, verte así. —La abrazo con fuerza. —Mañana es tu cumpleaños y tus ojos estarán hinchados. Levanto el rostro de la castaña limpiando sus lágrimas. —Él se irá mamá, Liam se irá y me duele. Lucia comprendió que Liam tomo una decisión. —En un mes se irá con su abuela, ¿por qué me siento tan mal?. —¿Él te lo dijo?. —Lo escuché platicando con papá. Lucia se quedó pensando unos segundos, no creía que Liam tomara la decisión de irse. —Si me prometes dejar de llorar y estar tranquila, investigaré la razón y el motivo del porqué se quiere ir. Angie asintió. — ¿De verdad arias eso? —Por ti lo amarro a la pata de la cama, con cadenas y cientos de candados. Angie comenzó a reír. —No es necesario, mamá. —Le dijo limpiándose las lágrimas y la nariz con su propia camisa. —Lo sé, solo quería que sonrieras. Lucia se contagió con la risa de la castaña, una risa que salía con lágrimas por el dolor que sentía. —Ve a descansar y no pienses mucho cariño. Un sueño, un niño bajo el agua tratando de salir de aquellas profundidades. ¿Cuál era el significado?, ¿por qué tenía el mismo sueño que su hija?. La repuesta se la dio Joel, como lo hacía en sus sueños ya no lo miraba como solía hacerlo, le mostraba imágenes de un futuro o de un pasado. “Hola, hace tiempo que no me visitas”, dijo mientras dormida y soñaba con Joel, en aquella casa hechas cenizas. Lucia caminaba por los escombros, aunque se encontraba sola, sentía la presencia de él, “¿Qué te trae a mis sueños en esta ocasión?”. La escena cambió, se encontraba en el bosque donde acamparía con su familia, aunque para entonces ella sin saber estaba viendo un lugar que aún no conocía. “¿Por qué me traes a este sitio?”. Lucia se sentía confundida, los sueños no siempre eran claros para ella, solo eran pequeñas visiones sin sentidos. “¿Qué tratas de decirme?”, y ahí estaba el niño tratando de salir de aquellas aguas, con la ayuda de otro pequeño, salió escupiendo toda el agua que se había tragado. Un ojo verde y un ojo azul, aquel niño tenía heterocromía se había acostado en el suelo, temblando y llorando al pensar que perdería la vida. Miraba el cielo con sus ojos cubiertos de lágrimas, tenía miedo al agua por el hecho que no sabía nadar, la imagen volvió a cambiar, era un río, uno que ella conocía. El niño se encontraba en el suelo mirando al cielo, aunque la escena cambio, el pequeño seguía ahí por sus pies, “¿Es Liam?”. Pregunto Lucia sintiendo como la piel se le enchinaba. En aquel río se encontraban una mujer muy hermosa nadando hacia la orilla, tras Lucia un hombre se acercaba a ella. El rostro de la mujer reflejaba el miedo que sentía al ver aquel hombre cambio de dirección, alejándose de él; sin embargo, en la otra orilla estaba otro hombre. Lucia conocía a la mujer no solo por sus sueños, también por la foto que su esposo tenía junto a su cama, era ella la mamá de Ángel. Aquellos hombres eran los asesinos de ella, los recordada por las fotos que les mostró el detective que llevaba ese caso, en ese sueño ella presenció como es que asesinaron a la madre de su esposo, en ese sueño recibió la respuesta a su pregunta. ¿Por qué soñaba con ese niño?, ¿por qué tenía el mismo sueño que su hija?. La madre de su esposo reencarnó en aquel niño, esa era la razón por la cual Liam le tenía tanto miedo al agua porque en su vida pasa él murió ahogado. Ahora estaba claro para Lucia, aquel niño quien ya era todo un hombre era la reencarnación de Lizeth. “Liam, ¿crees en la reencarnación?”. “¿Por qué?”, Pregunto él. “Curiosidad”. Ella recordaba ese sueño, miro a su hija salir de su habitación limpiando las lágrimas que salían de sus ojos, su esposo no tardo en entrar, tomo una toalla y entro al baño. Lucia aprovecho para hablar con Liam, lo busco en el cuarto y en la cocina, lo busco en la sala y lo encontró en el patio trasero sacando humo por la boca como si fuera una chimenea. —Tomaste una decisión, escuche que te irás en un mes. —Liam apago el cigarrillo y le dio una sonrisa. —No escucho mal. —Contesto dejando salir el humo que quedaba dentro de sus pulmones. —En algún momento tenía que tomar la decisión, ¿no es así?. —Sí, así es… Liam no quiero hacer que cambies de parecer y si ya tomaste tu decisión no hay nada que lo pueda evitar. —Le dijo Lucia acercándose más a él. — Como madre lo único que deseo es que mis hijos sean felices. Lucia buscaba la manera de hacerle entender a Liam que a pesar de cometer errores como madre, lo único que importa es que un hijo encuentre su camino. —Me opondré a muchas cosas, les obligaré hacer otras, pero siempre al final lo que me importa es que ellos decidan por su felicidad a pesar de que yo no este de acuerdo. Si crees que lo correcto es cumplir el último deseo de tu madre, te apoyo, ya que en su momento también lo hice, aunque no fue lo correcto y sabes que mi esposo y yo estaremos aquí siempre. Mi hija estará aquí, aunque tú tomes tu camino, uno donde ella no se encontrara, nos da gusto conocerte y siempre serás bienvenido. Liam quería reír en ese momento, por el hecho de que Ángel no perdió la oportunidad de hablar con él, así como lo estaba haciendo Lucia en ese momento. “Comencé a verte de otra manera”, le dijo Ángel cuando se encontraba a solas con el joven, “Veo que mi hija no era tan importante”. “¿Por qué lo dice?”. Le pregunto Liam confundido. “Solo te doy gracias que no la ilusionaras, pero me decepciona saber que prefieres la riqueza, el poder sobre los sentimientos, eso quiere decir que lo que decías sentir no era real”. Liam entendió que Ángel había confundido sus palabras y rio sobre lo que acababa de mencionar. “Lo que siento por ella es real, por eso no necesito pensar más sobre qué decisión tomar, nunca me he sentido tan vivo, tan querido como me siento aquí”. Ángel se encontraba confundido y se sentía estúpido a la vez, ya que simplemente opto por creer, que al decir Liam que se iba era porque tomo la decisión de aceptar las empresas. “Mi madre ya no está y no tengo idea de cuáles serían sus verdaderos deseos, pero su esposa dijo algo que no me puedo sacar de la cabeza”. Lucia miro como Liam se reía de lo que ella acababa de decir. — Aunque lo dudes, siempre serás bienvenido. —Repitió ella. —Hace días cuando hablamos te dije algo que supongo que ya olvidaste, como padres opinamos que solo jugando con el fuego te puedes quemar cuando hay muchas maneras de quemarte. A veces suponemos que tenerlos en una burbuja nadie podría dañarlos cuando en ocasiones nosotros mismos los estamos dañando. No nos damos cuenta de que obligándolos a cumplir nuestros sueños, nuestros deseos les estamos quitando la oportunidad de perseguir los de ellos. Lucia no sabía que aquellas palabras fueron el motivo de que Liam tomara la decisión antes del tiempo acordado. —Señora Lucia, no lo he olvidado, por esa razón decido irme porque ya tome mi decisión y como lo dijo no hay nada que pueda hacerme cambiar de opinión. —Entiendo suponía que en verdad sentías algo por mi hija. —Lucia se sintió decepcionada, pero ella no podía obligarlo a cambiar de decisión. A pesar de que a su hija la decisión de Liam le rompería el corazón, tendría que aceptarlo, si ellos en verdad estaban destinados a estar juntos volverían a verse, no importaba si sería en esta vida o en otra. Lucia se dio la vuelta, ella dijo lo que tenía que decir y escucho lo que necesitaba saber. “No cabe duda que cada día te veo como mi yerno, no te confíes que aún no tienes mi permiso”. Le dijo Ángel sorprendido y satisfecho. “Creo que esta conversación será mejor que quede entre nosotros, me gustaría que arregles las cosas antes de que hables con mi esposa y mi hija”. “Por supuesto suegrito”. “Si me vuelves a llamar así dormirás en el establo” Ángel, aunque quiso mostrar que aquello le molestaba, fallo, ya que una sonrisa en su rostro se formó. Paso cinco años viviendo en una mansión llena de lujos unos cuantos días en un cuarto que tenía el tamaño de su closet y era más feliz ahí que rodeado de oro, por fin sentía que conectaba con las personas que lo miraban como una persona normal y no como el caos en persona. Sentía el cariño de todos, aunque no se dieran cuenta de lo que provocaban en Liam, la señora Margaret con sus frases llenas de cariño y ese tono tan dulce lo llenaba de calidez. Gabriel, con la confianza de llamarlo, de compartir sus historias, de pasar horas haciendo travesuras, lo hacía sentir como un hermano mayor. Amalia con sus ocurrencias y ese magnetismo de llamar los accidentes le hacían sentir entretenido y que su vida no era tan mala, no era por ser pésimo, pero siempre creó que su vida era una mierda con tantos malos días donde si no era que pasaba en alguna delegación, un hospital, o en la calle perdido. Al conocer a Amalia se dio cuenta de que no era tan malo lo que le pasaba a él. Ya que todo lo que le pasaba, él era el responsable. Lucia se convirtió en una madre con la que podía hablar sin miedo, con Ángel, aunque se mantenía cerrado a él, lo admiraba y no podía negar que era lo más cercano de saber que se siente tener un padre que si te vea, y que se preocupara por ti. Cinco años viviendo en la soledad de una inmensa casa vacía, comparada con días viviendo del olor a hogar del calorcito familiar, de esos ojos color miel donde se perdía sintiéndose completo. Escucho a su corazón cuando este estaba de acuerdo con su cerebro, jamás necesito de lo que tenía su padre, aunque en algún momento quería todo que le pertenecía y su herencia se dio cuenta de que él era feliz con lo poco que tenía en ese lugar. El estudio comenzó a gustarle y su sueño era tomar una carrera para estar a la altura de la castaña, seguir los pasos de Ángel que sería tener un negocio propio con el sudor de su frente, pedirle a la castaña ser su novia y ver a donde los llevaba el camino. Ahora tenía sueños, meta de las cuales jamás imagino cuando vivía con su padre, una razón por la que no quería volver con él, si después de pasar los meses acordados podía prolongar su estadía para él sería una gran oportunidad de seguir con sus deseos, sus sueños. —Ella es mi motivacion y no la cambiare, ella se ha vuelto la razon de mi respiracion, el motor de mis deceos y sueños mi musa de inspiracion.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD