Se cruzó sobre de las piernas de su madre, se sostuvo en las de Liam, para ver bien a Elijan, quien saludaba en su dirección.
Su padre bajo del auto sin apagar la camioneta.
—¿Quién invito a ese idiota?. —maldijo en voz baja.
Bajo la ventana, para poder escuchar la conversación de ellos, ella estaba más concentrada en ese al que llamo idiota, que en saber sobre quién estaba ni donde estaba su mano.
—¿Por qué lo invitaron?. —Amelia imito su comportamiento, se subió sobre ella sin importar que Lucia hacía cara de dolor por el peso de ambas, Liam maldijo por tenerla tan cerca, sintió como la presión se le bajaba y se le subía, sentir su pequeña mano sobre su pierna casi llegando a un punto donde él no quería ni pensar lo estaba matando.
Y ella no lo sabía, había cargado a Amalia, pero en ningún momento sintió ni una pizca de lo que estaba sintiendo en ese momento.
Su corazón se aceleró por el olor a coco de su champú y la combinación a chocolate que podía oler de su piel.
Ver como sus labios se movían hizo que algo dentro de él vibrara, su rostro contraído la hacía ver más hermosa y él deseaba quitar el pequeño cabello rebelde que se pegó a una de sus pestañas cayendo por sus labios.
Esos que deseo besar en ese instante, ella no tenía idea del desorden que estaba provocando en la cabeza de Liam.
Como podía negar que desde que la vio, sus caderas lo impresionaron, que sus ojos color miel lo enamoraron.
Como podía seguir diciendo que no estaba interesado en ella, si quería perderse contando todos sus lunares, comenzando por el que tenía bajo el labio que apenas y se notaba, frotarse en su cuello donde tenía una cicatriz y morder el lóbulo de su oreja, donde debería estar sus argollas.
Lucia sintió como el cuerpo de Liam se tensó y como su respiración cambio al instante en que su hija se colocó sobre ellos en esa posición donde los pechos de ella estaban por rozarse con las manos de él, que no movía por alguna razón estaban quietas en medio de sus piernas.
Lo vio tragar grueso, y aunque le parecía divertido, él necesitaba respirar.
Dejo ir una nalgada a Amelia y cuando esta se levantó por el dolor le dio una a su hija, quien en vez de levantarse callo sobre Liam por la fuerza cuando la impacto.
—¿ustedes creen que no pesan?. — Dijo en el momento que dio otra nalgada a la castaña, quien se quejó del dolor sobre las piernas de Liam.
Él subió las manos sin tocarla como si la piel de ella le quemara, la razón era que sus manos picaban por sentir su piel, pero no quería hacer algo que hiciera enojar a Ángel, quien caminaba de vuelta al auto.
—Ahí viene tu padre. —Lucia jalo a su hija y está volvió a su haciendo con rapidez.
—¿por qué hizo eso?. — Se quejó Amalia sobando su posadera al igual que Angie.
—Me dolió. —Se quejó la castaña haciendo un puchero.
—¡Oh!, perdón mi niña. —Lucia beso su mejilla mientras hacía para atrás los rizos de su hija.
—¡Cariño!. —La llamo Ángel colocándose frente a la ventana de Liam, junto a Elijan, quien no dejaba de sonreír y ver a Angie.
—Buenas noches, señora Lucia. —Saludo Elijan. —Tiempo de no verte Angie, ¿cómo estás?.
Ella le dio una sonrisa falsa y alzo los pulgares.
—Lamento informarles que está cerrado, vamos a tener que cancelar el campamento. —Dijo Ángel juntando sus manos y apretándolas entre sí.
—¿qué?, ¡No!. —Dijeron al mismo tiempo los hermanos.
Sus caras fueron de decepción, al igual que sus suspiros, los tres jóvenes colocaron caras de tristezas.
Ángel sonrió unos segundos miro a los cinco en el auto y prosiguió. —¡Pero!, pero Elijan conoce un lugar que no está muy lejos.
—¡Sí!. —Grito esta vez Amelia y Gabriel, la castaña estaba feliz de saber que había otro sitio; sin embargo, no estaba feliz de que ese sitio lo haya propuesto el hijo de Sofía.
—No está muy lejos, no es así Maximiliano. —Liam no dijo nada, solo le dio una vista y una de muy mala gana, si no fuera porque ahí estaba Ángel abriera abierto la puerta para darle un golpe con ella, se imaginó cerrar la ventana para no ver su cara.
—¿Se conocen?. —Pregunto Amalia.
—Claro, quien no conocía a Maximiliano. —lo dijo con un tono burlón. — el caos en persona, ya olvidé cuantas veces estuviste preso.
Liam apretó los puños y miro a Elijan con una mirada asesina de esas que te paralizan mientras sientes que no puedes respirar, es que Liam lo estaba matando en su pensamiento.
Claro que se conocían y no como amigos en realidad se odiaban y si fuera por los dos no se cruzarían en el camino del otro.
Elijan, tendría que soportarlo por sus tíos y más por aquella castaña que estaba más hermosa que nunca, Liam seguía sin decir nada con un mal sabor de boca, apretaba la mandíbula para no soltarle un puñetazo en ese instante.
Elijan no dejaba de ver a Angie y ella estaba que vomitaba por esa sonrisa tan falsa que él se cargaba, siento como su sangre se calentaba por la mención de aquellas palabras.
—Padre, podemos irnos, necesito ir al baño. —Angie quiso quitar la incomodidad en que se encontraban y a la vez mandar a la mierda al idiota fuera.
—Por supuesto, Elijan te sigo. — Ángel y Lucían se dieron cuenta de la pelea de miradas, al igual que el odio de ambos, aquellas palabras de Elijan era para humillar a Liam.
Ángel tenía interés del motivo de su odio, sabía que Liam estaba metido en muchos problemas y desde que estaba en su casa nada de eso había cambiado, claro que los motivos de los problemas anteriores no los conocía; sin embargo, podía borrar los últimos, ya que fue para defender a su hija y también a Amalia.
Su sobrino era un joven muy educado, aplicado para el estudio y era sociable.
Se preguntó cuál sería la causa de su odio contra Liam, era tan curioso que estaba pensando en preguntar miro a Liam por el retrovisor y este solo iba viendo por la ventada con mala cara.
Angie iba cruzada de brazos, ya que sentía que le habían arruinado su diversión, Gabriel no había dicho nada después de aquellas palabras de Elijan, por el hecho de que él tampoco le agradaba, miraba por la ventana como todos aquellos árboles apenas y se miraban porque la noche les callo en cima.
Lucia no sabía qué decir estaba su hija con aquella cara desde que vio a Elijan, le pareció tan extraño, puesto que desde pequeños eran bien unidos. Hubo un tiempo donde decían ser novios, era la inocencia de ellos, las que los mantenía en contacto siempre, pero de la nada él ya no llamo y ella ya no lo busco.
Ya no se invitaban a los cumpleaños del otro y siempre con la escusa que querían algo más pequeño y privado, creyó que era porque tenían nuevos amigos o porque aquellas cosas de niños había quedado en el olvido.
Liam estaba apretando sus puños, su piel estaba blanca, sus uñas se marcaban casi sacando sangre por su enojo, ella quería preguntar al igual que su esposo sabía que él no diría nada estando su familia.
Aquella alegría desapareció al instante y un silencio los invadió.
Elijan iba en su moto guiando a Ángel por un camino polvoso cruzando el bosque, asta llegar aquel lugar que él conocía, iba pensando en Liam, en su odio hacia él, también en la castaña, con sus ojos color miel.
No lo había invitado a ese campamento, hace tiempo que ya no salía con los chacones cuando escucho a su madre hablar con la señora Lucia de quedarse unos días cuidando a la abuela de Ángel, él solo se invitó, sabía que Ángel no le diría que no, ya que él era como un sobrino así como Ángel era como un tío.
—¿Ya no aguantas?. —Pregunto Lucia a su hija.
—No. —Dijo ella moviendo los pies.
—¿Quieres que pare?. —Pregunto esta vez su padre, Angie asintió colocando su mano en medio de sus piernas.
Ángel detuvo el auto y Amalia junto a Angie bajaron para correr dentro del bosque donde los demás no las vieran.
—ME HAGO, ME HAGO. — Decía corriendo más adentro.
—Espérame, no vayamos muy lejos.
—No deseo que me vean el trasero.
Angie bajo su ropa detrás de un árbol y se acurrucó, Amalia imito a su amiga, busco un árbol y también bajo su ropa para acurrucarse. — Que bien se siente orinar. —Menciono Lia.
— ¿Angie?, ¿Lía?. —Se escuchó el llamado de Lucia.
—Aquí. — Dijo Angie colocándose de pie.
—Espéreme, yo también quiero hacer.
Al igual que las mujeres, los hombres hicieron una parada, al contrario de ellas, no fueron lejos, sino que solo se bajaron del auto y el árbol más cercano marcaron.
Ángel observó a Liam cuando este saco su m*****o para orinar, alzo la ceja mientras movió un poco la cabeza para atrás, se miró su m*****o y sé un poco decepciono.
Elijan regresaba en su moto, había avanzado bastante cuando se dio cuenta de que ya no lo seguían.
—¿Está todo bien, tío?. —Pregunto a Ángel.
—Las niñas querían orinar.
En eso las tres mujeres llegaron y se subieron al auto, primero subió Angie, luego Amalia para quedar de por último Lucia quien se sentó junto a la ventana, cuando Liam abrió la puerta para sentarse vio a la castaña.
—¿Quieres ir a delante?. —Pregunto Gabriel.
Angie bajo la mirada pensando que Liam aceptaría, Liam estaba a punto de aceptar, pero su cuerpo y su voz le jugaron en contra.
—No. — Dijo moviendo la cabeza en negación, subió a la camioneta e inhalando hondo.
Angie miraba la mano de Liam y quería tomársela aunque sea un momento, Liam observaba como ella jugaba con sus dedos y deseaba que fueran los dedos de sus manos con los que la castaña estuviera jugando.
Lucia masajeaba el hombro de su esposo, ya que esta había conducido por horas sin ayuda, Gabriel se iba quedando dormido en el asiento del copiloto, Amalia miraba en frente moviendo su boca de un lado para otro.
Al final, Elijan se detuvo en un espacio donde no había más árboles y era un parqueo improvisado.
—Tendremos que caminar por una hora, si desean, continuamos mañana.
Gabriel abrió los ojos y asintió, Lucia dijo si al igual que los demás. —¿Nos quedaremos todos en la camioneta?. —Pregunto Gabriel.
Ángel miró a todos y era claro que no. —Que los más pequeños se queden, saquemos una tienda y nos quedamos los cuatro. —Dijo apuntando a Elijan, Liam, Lucia y él.
—Yo y Amalia podemos dormir aquí atrás, Gabriel y Liam pueden quedarse en los asientos, no tan recostados para que no nos aplasten. — Dijo la castaña evitando un asesinato de miradas.
—No. —Dijo Ángel. —Elijan que se quede, Liam duerme con nosotros.
Liam estaba por salir cuando Angie lo tomo de la mano. —Que se quede Liam y Elijan, yo dormiré con ustedes.
—Que se abran dos tiendas, los hombres en una y las mujeres en otra. —Dijo Amalia evitando seguir el quién se queda y quién se va, también evitando quedarse ella con tres hombres, aunque no era mala idea. — Si mejor vete yo me quedo con ellos. —Sonrió con picardía.
—No digas tonterías. —Le dijo Gabriel frunciendo el ceño. — Papá, tengo mucho sueño, en abrir una tiende sin la luz del sol y con todos cansados te tardas demasiado, solo quedémonos aquí y durmámonos.
Volvió a cerrar los ojos acomodándose en el asiento, Angie aún sostenía la mano de Liam, quien aprovecho para sentir lo suave y delicadas que eran.
—Sí, Elijan, puedes acostarte en la cama de la camioneta. —Esta vez quien sonrió con burla fue Angie.
—Amor, si gusta duerme aquí, yo me quedaré con Elijan en la parte de atrás.
Ángel también se sentía cansado, y su hijo tenía razón, era más fácil quedarse en el auto que armar una tienda sin la luz del sol.
—¿Estás seguro amor?.
Ángel asintió bajándose de la camioneta, saco unas mantas y se las entrego a su esposa y a sus hijos.
Quería preguntar al joven que se acomodaba en las maletas con una manta, pero al sentirse tan cansado solo deseo cerrar los ojos y dormir.
Angie se recostó en su amiga, pero esta la empujo hacia el otro lado, las dos al tener un cuerpo pequeño se acomodaron, Angie coloco su cabeza sobre las piernas de Liam y Amalia quedo un poco más abajo abrazando a su amiga.
Gabriel recostó un poco el asiento igual que su madre, no mucho para no aplastar a los de atrás.
Liam dejó de respirar por un segundo al ver como Angie colocaba la cabeza sobre sus piernas miro a Lucia, quien solo le sonrió.
Sin querer la mano de Liam, comenzó acariciar la cabeza de la castaña y apartar el cabello que caía sobre su rostro.
Ella sonrió por su tacto, su corazón comenzó a ir más rápido y Amalia, al estar cerca de él, logro escuchar el cambio.
—Se te va a salir el corazón. —Le dijo en voz baja.
—Que se salga ese desgraciado que me delata. — Lo último que se escuchó fue la risa de su madre y la de Liam.