Capitulo 4 - Maravillada.

3912 Words
Voy de un lado a otro por la casa, realmente me siento cansada, esto del almuerzo con Roy, su familia y mi familia no era algo que realmente esperaba. Debo hacer todo bien, por suerte Rudy me ayuda con todo, la comida, la mesa, el mantener ordenada la casa. Al voltear veo a Derek discutir con su corbata, caminando hasta el, le ayudo con su problema y sé que tiene su mirada fija en mí. Al verlo, doy con esos hermosos grisáceos, se asemejan solo un poco a los de Roy, pero los de mi hermano son un poco más oscuros, me sonríe, le abrazo. –Gracias –susurro. –Y lamento hacerte pasar por toda esta mentira –niega y toma mi mano. –Todo es por mamá, comprendo Isabella, haré mi mejor esfuerzo para este almuerzo ¿ok? –asiento. Aunque es un simple almuerzo, a mi hermano siempre le ha gustado el vestir bien, será un hombre muy guapo y hermoso. Observo a papá venir mientras acomoda su camisa de vestir, bajo mi mirada y yo ni siquiera estoy lista. Corriendo le pido a Rudy que continué con todo, al pasar por la habitación de mamá la puerta está abierta, la veo delante del espejo acomodando una bonita pañoleta en su cabeza. –Qué bonita mamá, ¿no te la habías puesto? –me mira por el espejo y sonríe. –Me la obsequio tu papá para el almuerzo de hoy –sonrió. – ¿Me queda bien con esta ropa? –asiento y la abrazo por detrás, ambas con la mirada en el espejo. –Gracias, sé que no aceptas esto, pero… gracias –suspira, frota su mano en mi antebrazo. –Debo aprender aceptar tus decisiones, debo aceptar a que ya no eres una niña, ve, debes cambiarte –ambas sonreímos, asiento. –Nos vemos en un momento. Dejo un beso en su mejilla y ella de a poco se voltea hacia mí, tomando mis manos y dejando un beso en el dorso de estas, pasa a darme una palmada en la pierna y riendo salgo nuevamente para tomar camino a mi habitación. Al cerrar la puerta detrás de mí, veo el lindo vestido que elegí, sobre la cama. No lo usaba desde aquel almuerzo al cual me llevo papá por mi cumpleaños número veintitrés. Es largo, ligero y casual. De un color azul celeste y tirantes. _ Al salir de la ducha, me visto de inmediato, me siento frente al espejo y arreglo mi cabello. Gracias a que mamá me peinaba muchas veces, aprendí hacerme sencillos recogidos, y hoy me decido en uno de ellos. Algunos mechones rebeldes quedan por fuera, pero le dan un toque sencillo y me gusta. Aplico un maquillaje ligero, mis labios de un color rosa oscuro, mis mejillas con poco rubor, un delineado fino, mascarilla para mis pestañas y mis cejas perfectas. Sonrió al verme, no puedo quejarme, estoy muy presentable para el almuerzo, escucho el timbre de casa, una revolución de inmediato se hace presente. Veo el reloj en mi mesita de noche, ya es medio día, que puntuales, veo que todo esté en orden conmigo y al ver mi mano, veo mi brillante anillo de compromiso, suspiro. Coloco mis sandalias, un poco de perfume y salgo de mi habitación. Mi corazón palpita como loco al escuchar las voces, siento mis manos sudorosas y una extraña sensación. Tomando un suspiro no espero más y llego hasta la sala, donde se, se encuentran todos. El señor Román Lehner junto a su hermana y cuñado, Federico y Chanel también serán parte del almuerzo, Charles y sin más, Roy Lehner. Todos enfocan su mirada en mí, mamá esta parada junto a papá, mi hermano Derek igual. Roy se acerca a mí, tomando mi mano derecha la entrelazamos, nuestras miradas fijas el uno al otro, le sonrió de boca cerrada, él se mantiene serio. –Ya veo de donde sacaste lo hermosa –comenta, le miro fijo. –Todo el crédito se lo dejo a tu madre, Isabella –todos sueltan una risita, asiento, mamá viéndonos fijamente. – ¿Me la presentas? –Sí, vamos. Caminando junto a Roy llegamos hasta mamá, ella lo mira atenta, sin quitar la sonrisa de sus labios. –Roy, ella es mi mamá, Magnolia de Massón. –Un placer señora Massón, de verdad deseaba mucho conocerle –extiende su mano y mamá hace lo mismo, ambos estrechan. –Repito, es usted muy hermosa. –Gracias, Roy –mamá sonríe, esa calidez de ella. –Yo soy Derek, el hermano menor de Bella –Roy le mira y chocando puño se presenta. – ¿Bella? –Roy voltea a verme y yo asiento. –Isabella es un nombre muy largo –rodos ríen al escuchar el comentario de mi hermano. –Así que, en ocasiones, Bella, o Isa. –Entiendo –el pelinegro me vuelve a ver, sonríe. –Bella, me gusta... Vemos a Rudy entrar por la puerta que da con el patio y sonríe al vernos. –El almuerzo está servido, niña Isabella –le sonrió y asiento. – ¿Vamos? Al salir, el día está realmente fresco, los arboles dándonos la sombra, algunos rayos del sol colándose entre las hojas, todos tomamos asiento, los ojos de mamá sobre Roy, le sonrió de boca cerrada, ella hace lo mismo. Rudy regresa, pero con el plato de mamá, ya que ella debe comer lo suficiente sano debe tener una comida muy diferente a la nuestra. Le pedí a Rudy que preparara su exquisito estofado de cordero, pastel de papás y de postre un pie de limón, aunque el postre lo prepare yo. Me gusta preparar postres y solo espero que los invitados les guste. Veo a todos disfrutar de la comida, hablan y ríen de sus temas, papá, Román y mamá mantienen una conversación. Para tener ese porte de hombre dictador y serio, el papá de Roy es un amor de persona, sus ojos lo reflejan, quizás tiene mano dura en algunas cosas, pero demuestra lo buena persona que es, aunque no hubiera deseado conocerle en estas circunstancias. –Isabella, déjame decirte que este almuerzo está muy bueno –todos asienten al escuchar a Román Lehner. –Gracias señor Lehner, esta son las especialidades de Rudy, ella es una buena cocinera –volteo para ver a Roy y esperar algo acerca del almuerzo, pero solo se dispone a comer y ver su plato. –Señor Román, solo espere probar el pie de limón que ha preparado Bella, tiene perfectos dotes para hacer postres –Mamá alardea sobre mí, yo apenada sonrió. Él sonriente asiente, las conversaciones de negocios se hacen presente, todos participan incluyendo a Roy y Federico, pero Chanel, Adalia, mamá y yo somos las únicas que no hablamos acerca de eso. Mi hermano Derek continua con su comida. Rudy de a poco recoge todo lo de la mesa, le había dicho que contrataría a un chico para que le ayudara, pero ella es tan terca que lo impidió. Sé que es algo que debía costear, pero, aunque insistí, como siempre ella quiso hacer todo sola. Al verla retirar los platos, me levanto de la mesa, tomando camino dentro de casa llego a la cocina, todos los postres servidos, ella voltea a verme y sonríe. –No necesito ayuda, Isa. –Claro que la necesitas y sabes que yo no tengo problemas en hacerlo. –Ni yo señora… –ambas volteamos, Chanel sonríe. Rudy totalmente vencida accede a que le ayudemos, tomamos los platos con pie de limón, lo servimos en la mesa. Noto la mirada de Roy sobre mí, vuelvo a la cocina por los demás y al llegar todos están listo, solo faltamos Roy y yo, me acerco coloco su plato y tomo asiento. Sonrió al ver a mamá, al menos puede disfrutar de un pequeño trozo. –No tienes por qué hacer lo que le corresponde a la señora del servicio, Isabella –su voz me toma por sorpresa, volteo y quedamos en una distancia muy cerca. –Para eso le has de pagar, ¿no? –Ella no es mi sirvienta como las de tu casa –apunto. –Ella es parte de la familia y yo no tengo problemas en ayudarle –me encojo de hombros, tomo un trozo de pie de limón, me lo llevo a la boca. –Solo come tu postre y ya, después de todo atendí a mi prometido, ¿no? –le veo suspirar, su mirada en el plato, toma un bocado. – ¿Y? ¿Esta delicioso Roy? –escucho la voz de mamá, él sube su mirada y asiente. –Sí, de verdad está muy delicioso, Isabella –le miro fijo. –Gracias –sonrió de boca cerrada y como de mi pastel. –Que lo disfrutes. Al terminar todo, Rudy termina de recoger toda la mesa, yo junto a mamá sentadas en la banca bajo su árbol de manzana. Ambas hablando de cualquier cosa, Federico y Chanel están junto a mi hermano compitiendo en su aparato de juegos, papá y el señor Román hablan junto a Roy, Adalia y su hijo se retiraron, tenían otro compromiso. –Yo, estoy realmente maravillada con ese chico... –volteo a ver mamá un poco confundida. – ¿De quién hablas? –Roy, tu prometido –me toma por sorpresa. –Es tan pulcro, educado, un poco frio y serio, pero muy agradable –esboza una sonrisa. –Y no lo podemos negar, es muy guapo, sin duda serian una bonita pareja, si existiera amor, claro –nos miramos fijo, asiento levemente. –Mamá, deberías ir a descansar un poco, ¿no crees? –asiente y acaricia mi mano. –Si, a decir verdad, me siento un poco cansada, mi amor. Ambas nos levantamos de la banca, comenzamos a caminar de a poco, nos frenamos al ver a Roy caminar hacia nosotras. Sonriendo de boca cerrada toma la mano de mamá, me mira y niega. –No te preocupes, Isabella, yo llevara a tu mamá dentro, ¿Le parece? –mira a mamá, ella asiente. –Está bien, no tengo problemas, ve hija, no dejes a tus invitados solos –asiento. Me doy media vuelta y tomo camino hasta donde se encuentra, mi hermano y sus nuevos amigos. Ellos me sonríen y Federico tomando mi mano me jala haciéndome caer sobre el mueble de jardín. –Cuñada, te toca a ti, a ver qué tal eres en juegos de peleas. –Oye Federico, no subestimes a mi hermana, ella es muy buena, a decir verdad. –Federico bufa y Chanel comienza a reír. –Oh, oh, creo que te están retando Isa. Sonriendo de lado tomo el aparato de Derek y le doy play a la pelea. Es ese reconocido juego llamado Mortal Kombat, al tener a un hermano varón eres más propensa a terminar jugando con él ese tipo de juegos. Mis dedos comienzan a moverse con rapidez, golpeo y golpeo y… – ¡¡Fatality!! –Federico con la boca abierta, Chanel y Derek echándome porras. – ¡¡Es trampa!! –volteo a ver al rubiete, le saco la lengua. –Acéptalo Federico, soy buena en esto –todos reímos. – ¿Qué haces, Isabella? –subimos la mirada y encontramos a Roy de brazos cruzados. –Mmm, ¿Jugando Mortal Kombat? Su hermano suelta una risotada, seguido de Chanel y mi hermano, él me toma del brazo y me encamina lejos de los demás. Me suelto con brusquedad, ya que mi padre y Román entraron puedo dejar de actuar, me cruzo de brazos y le veo. – ¿Qué ocurre? –suelta una risita arrogante. – ¿Qué ocurre? Isabella, estás jugando un estúpido vídeo juego, serás mi esposa, debes comenzar a comportare como tal –comienzo a reír y niego. –Lo has dicho, seré tu esposa, mas no tu títere, no haré lo que tú me pidas, solo es un contrato Roy, recuerda –con mirada determinante, asiente, pasando a su lado toma mi antebrazo, ambos nos vemos. –Olvide decirte –susurra, le miro fijo. –Vas tan hermosa con ese vestido –mi corazón se salta un latido feroz. –Sin duda era el anillo perfecto para ti... –le miro, las palabras se me esfuman. –Gra–Gracias Roy, si me disculpas –suelto su agarre y tomo camino hasta los chicos. _ Los cuatro jugando riendo y pasando el rato. Desvió mi mirada, lo encuentro, está en la banca junto al árbol de manzana, se coloca de pie en cuanto me mira y dándome la espalda, se encamina a la puerta que da con la sala, se queda allí, encendiendo un cigarrillo. ¿Quién lo entiende? En un momento está furioso y en otro es dulce, no quisiera afirmar que es un bipolar porque esa enfermedad es aún más grave, pero este chico tiene una inestabilidad emocional nada normal. – ¿Isa? –volteo y Federico me sonríe. – ¿Si? –Te toca –niego y Chanel lo toma para jugar ella. –No dejes de hacer lo que te gusta, Roy es una arrogante, como si nunca hubiera jugado un vídeo juego –volteo con brusquedad, me entro una curiosidad de pronto. – ¿Me puedes contar acerca de él? –Federico ríe y asiente –Soy el hermano menor y es obvio que él siempre velaba por mí, me gustan las fiestas y pasarla bien, todo lo contrario, a Roy –se encoje de hombros. –Soy el divertido de la familia, Roy el negativo y ermitaño, claro, eso no quiere decir que Roy no tuviera sus infinitas escapadas con mujeres, obvio –asiento levemente, el continua. –Me gustaba estar con muchas chicas, un montón, pero todo hasta que llego Chanel, mi mujer de piel morena y perfecta... –sonrió al escucharlo hablar de ella de ese modo. –Roy simplemente se divertía con cualquier mujer a su manera, sé que lo tuyo con Roy es un simple contrato, él suele ser un poco frio, pero sé que en este tiempo se llevaran bien. – ¿Tú crees? –el rubiete asiente. –Bueno... –Uno de sus pasatiempos es la pintura, ¿viste algunos cuadros de la casa? Esos los pinto Roy... Mi mirada va nuevamente hacia él, ahora está de frente y observándonos, carraspeo y rápidamente volteo. Su mirada intimida, mucho, a decir verdad, observo a los chicos. Disculpándome con ellos me levanto, decido entrar a casa, paso a un lado de Roy, quien de inmediato camina detrás de mí. Tomando repentinamente mi antebrazo me hace voltear, la casa esta silenciosa, de seguro mi padre y el de Roy están en el estudio y Rudy, en cualquier lugar de la casa. Con un extraño nudo en la garganta y mi mirada de un lado a otro, logro establecerme, le miro y él hace lo mismo, pero tan fijamente, tan intimidante como siempre. – ¿Hablaban de mí? –suelta en seco y niego rápidamente. –Ni que fueras tan importante, ya quisieras… –esboza una sonrisa de boca cerrada, levantando su mano ahueca mi mejilla, su toque es cálido, pero en mi piel siento que me quema como el fuego. – ¿Qué crees que haces, Roy? –Practicando... –frunzo el ceño e incrédula lo observo. –Si sabes que estaremos rodeados de muchas personas, aquellos a los cuales debemos demostrarle amor, eso que ni siquiera tu y yo sentimos –fijamente observo sus grisáceos claros, asiento. –Y, ¿Ya has terminado de practicar? –suelto con voz neutral, me suelta y niega. Da dos pasos hacia mí y rodea mi cintura, yo rápidamente coloco mis manos sobre su pecho, trago con dificultad. Nuestras miradas muy cerca, sus cejas densas y oscuras, su piel pálida, sus labios voluptuosos y algo rosas resaltan por el color de su piel. –Isabella... –rápidamente me suelta al escuchar que entran y al voltear, vemos entrar a Chanel, ella confundida nos mira, pero luego se enfoca en mí. – ¿Me prestas el baño? –asiento, me alejo un poco de Roy y arreglo mi vestido. –Ven vamos al de mi habitación –sonríe y toma camino conmigo, yo le doy un último vistazo a Roy, quien mira al suelo con una sonrisa plasmada en su rostro. Al entrar aquella morena suelta un chillido y corre hasta mi cartelera de corcho, señala con su dedo pulgar. – ¿Te gusta Sam Smith? –sonrió y asiento. – ¡Dios! También Lord Huron –suspira. –Sus canciones son tan, sentimentales. –Sí, te transmite mucho. –Amo a ese hombre –muerde su labio inferior y yo rio. –Lástima que Sam es, gay, es delicioso, ¿lo has visto? ¿en vivo? –Sí, fui a un concierto, el pasado año, regalo de cumpleaños –ella sorprendida voltea a verme. – ¿Qué? –sonrió. – ¡Condenada! Menuda envidia de la buena –rio al escucharla, ella mira toda mi habitación, realmente no me molesta, es la primera conocida que entra a mi habitación, con eso de que no tuve amigas a quien invitar. –Disculpa Isa, que imprudente soy. –Oh no por Dios, es agradable tener a alguien aquí en mi habitación, nunca tuve la dicha de mostrarle mi habitación a una amiga –sorprendida se sienta al borde de la cama, yo estoy en la silla del tocador. – ¿Ni siquiera a un chico? –sube y baja sus cejas, sonrío apenada. –No, ni siquiera he tenido un novio, no sé qué es eso, a decir verdad –comento apenada, aunque Chanel me inspira confianza. –Afff mi vida es tan aburrida, de seguro tu si habrás tenido antes de Federico ¿no? –sonriente niega. –Para ser sincera, Fede es mi primer novio legal, mi primer chico en todo y con todo, me refiero a todo. –sé que mis mejillas se han ruborizado, Chanel no tiene pudor en hablar. –Utilizare tu baño y tendremos un rato de amigas, ¿te parece? –asiento sonriente y le señalo la puerta, ella entra y yo me quedo sentada viendo a la nada. Escucho mi móvil, aquel que esta sobre la mesita de noche, me levanto para tomarlo y veo el nombre de Dalan reflejado en él. Siento una sensación incomoda en la boca de mi estómago, pero no contesto, realmente no siento el valor de aun hacerlo, aun no asimilo todo el manojo de sentimientos que esto me ha provocado. Escucho la puerta del baño y veo a Chanel salir. Arregla su falda y me sonríe al verme, nuevamente se sienta sobre mi cama al igual que yo. –Y bien, ¿Cómo te sientes con todo esto, Isabella? –sonrió triste y me encojo de hombros. –Es por mamá por quien lo hago –comento. –Ella necesita sus cuidados, medicinas y lo cierto es, que ella es todo en mi vida, Chanel –las lágrimas se agolpan en mis ojos de inmediato, la morena rápidamente niega. –Roy, él es un gran chico, supongo –suspiro. –Pero yo no lo quiero, por Dios, apenas han pasado días de conocerlo, es triste y vergonzoso todo esto, pero realmente mamá es la prioridad ahora –sonríe de boca cerrada y asiente. –Como te dije, Roy puede ser algo idiota y arrogante, pero el guapetón es agradable después que lo conoces bien –esboza una corta sonrisa, sus ojos color avellana resaltan por su maquillaje. –Él tampoco se siente agraciado con todo esto, pero es muy fiel a su padre –asiento y sonrío, realmente se siente bien hablar con alguien más que no sea tu nana o tu madre. –Te admiro pelirroja, te admiro mucho, si yo tuviera a mi madre y estuviera pasando por lo mismo, lo haría sin mirar atrás. – ¿Y dónde está ella? –Chanel se encoge de hombros y un destello de tristeza se pasea por su rostro. –No lo sé, ella me abandono, quien me crio fue mi padre, mi papá me ha dado todo, ves que soy de una piel chocolate intenso y delicioso, ¿no? –aquello me hace reír y asiento. –Soy jamaiquina, pero nos vinimos a Francia por el trabajo de papá, soy modelo, me dedique al modelaje, cuando tenga un desfile te invitare, ¿vale? –sonrió y asiento emocionada. – ¿Cómo conociste a Federico? Disculpa tantas preguntas es que ustedes son tan unidos, me da curiosidad –niega y quitando sus sandalias se acomoda sobre el colchón de piernas cruzadas estilo indio, yo la imito. –Ese rubiecito es todo un pica flor donde lo ves, pero me flecho en cuanto mis ojos se posaron en él –sonríe amplio. –Era una noche donde trabajaba, era un desfile de invierno hace dos años en Alemania, los Lehner patrocinaron todo, Fede estaba entre el público, mi mirada lo noto y sus mieles a mí –suspira y puedo ver lo enamorada que esta del hermano de Roy. –Después del desfile nos cruzamos un par de veces en la fiesta, hasta que él busco la manera de hablarme y míranos, ahora somos inseparables, realmente aparte de mi novio, Fede es mi mejor amigo. Nosotras continuamos charlando sobre un montón de cosas, su vida y la mía. Chanel ha sabido sobrellevar todo acerca del abandono de su madre, yo hable de la mía, y luego ambas no encontrábamos lloriqueando como tontas. No sabemos cuánto tiempo pasa hasta que el tocar de la puerta nos hace volver a la realidad, doy el permiso y Rudy aparece sonriente. –Señorita Chanel, me enviaron a buscarla, los Lehner están por retirarse –ambas salimos de cama y nos colocamos el calzado. –Que mal, pero Isa, anota mi número de móvil, ¿vale? –asiento y lo tomo, Chanel anota su número y lo guarda. Ambas tomamos camino a la sala donde todos nos esperan, Fede sonríe al vernos, mi mirada va hasta Roy quien frunce el ceño al verme, quizás es notorio mis ojos hinchados después de la llorona entre Chanel y yo. Intento no mirarle más y camino hasta el señor Román. –Muchas gracias por venir señor Román –asiente y extendiendo su mano, la estrechamos. –Gracias a ti, Isabella, a ver si pronto nos preparas otro postre como el de hoy –todos reímos y asiento. –Sera un placer –se da media vuelta, no sin antes pedirme que lo despida de mamá. Me despido de Federico y Chanel, ellos lo hacen de mi hermano y toman camino fuera junto a papá. Quedo con Roy en la sala, el tempano de hielo me observa y yo me cruzo de brazos. – ¿Está todo bien? –aquello me toma por sorpresa y asiento. –Nos vemos, esta semana será muy ajetreada así que, intenta descansar, ¿vale? –asiento lentamente y dando dos pasos hasta mí, posa un beso muy cerca de la comisura de mis labios. –Nos vemos, Bella... –se aleja y asiento nuevamente. –Nos vemos, Roy. Se da media vuelta y sale por donde los demás lo hicieron, yo quedo parada viendo su silueta alejarse. –Qué extraño eres Roy…
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