Habia pruebas complejas, pero ninguna se acercaba a lo que Abigail estaba por enfrentar. Sus manos temblaban y el lindo vestido color rosa palo que vestía parecía estar asfixiandola. Evan conducía su auto por las calles de Columbia Heigths con una lentitud que la agobiaba.
—¿No puedes conducir más rapido?
—Estoy dandote oportunidad de saltar del auto.
—¡No me estas ayudando!
—¿Tengo que hacerlo? Yo me las arregle con tu hermano, tú podras arreglartelas con mi madre, no será tan complicado. Solo tienes que fingir que me amas y ella será sumamente feliz, así son las madres.
—Ese es mi problema, tú tuviste la parte sencilla.
—Un niño no es nadie sencillo.
—Yo creo que es mejor que una madre, sin duda.
—Bueno, llevas chocolates, mamá ama los chocolates y creo que con eso te gan
