Leo salió del baño con un botiquín, se sentó en la cama y miró a Zoé mientras sonreía, tomó el mentón de la mujer para hacer a un lado su rostro y luego miró sus labios. —Tenemos que curar ese labio y el golpe que te dio Sofí, por favor, no te muevas, que voy a curar tu labio y te va a arder un poco. Leo empezó a curar a Zoé y, aunque a ella le ardía el labio, se mantuvo quieta. Era la primera vez que alguien hacía esto por ella. Una vez que finalizó, se sorprendió al ver una paleta en frente suyo. —Ten, te has portado bien y te lo mereces —Leo se puso a reír —siempre cargo una paleta para las niñas, ahora es tu turno. —Gracias por cuidar de mí, es la primera vez que alguien lo hace y tengo que reconocer que se siente agradable. —¿Nunca nadie cuidó de ti? — Zoé sonrió con melancolía —

