Tenía pensado quedarme en su casa la noche anterior. De haberlo querido, no solo hubiera obtenido ese beso que me dejó deseando más. Camelia por más que se esfuerza de hacerme ver lo contrario, solo logra que mi interés por ella aumente, me obliga a recordarle lo que ella bien sabe y se niega a admitir. El deseo entre los dos es inevitable, las ganas de sentirnos, no se pueden disimular; y menos, estando solos. En contra de este deseo, no solo la dejé sola en su estudio, sino que tomé la decisión de salir de la casa y volver al hotel. Esto no es parte del plan, pero si me parece que le sirve para medir y pensar en cuánta razón tengo. Con la promesa de volver al día siguiente, me despedí de Alessia. Ya había oscurecido y al no conocer mucho de esta ciudad y sintiéndome un tanto agotado

