He retrasado mis intenciones de viajar a California en dos oportunidades. El deseo que siento por Camelia me carga mal. No convivimos ni ella ha sido la mujer más dócil las veces que hemos estado juntos, sin embargo, es doloroso no tenerla. El deseo castiga de manera agobiante, estas noches han sido largas. Me he visto sentado en el jardín viendo el amanecer por el simple hecho de no lograr dormir con tranquilidad. Y eso que he tenido trabajo de sobra para lograr agotarme al máximo. Si bien he sentido el cansancio invadirme al extremo de obligarme a dormir, en la misma medida despierto en la madrugada soñando con ella, necesitándola de manera desesperante. Bien pudiera volver a mis andanzas e ir por cualquiera de las mujeres que estoy seguro estarían dispuestas a complacerme, y tal vez l

