Llegó el día que más he celebrado estos últimos doce años. El cumpleaños de mi pequeña. Me apresuro para lavar mis dientes, tomar una ducha, vestirme e ir a organizarle el desayuno sorpresa.
Acordé con una agencia que se encarga de estos detalles para que lo entregarán precisamente en media hora y a su vez decorarán el espacio que escogí dentro de la casa para sorprenderla. Escogí un rincón en el jardín, su lugar preferido. Allí pasa horas estudiando. Por lo que en cuestión de quince minutos las personas que envíen de la agencia, deberán decorar el área de modo tal que logren deslumbrar a mi hija. Ella se lo merece.
Tal cuál lo pensé, quedó la decoración. Parada con el cuerpo recostado al marco de la puerta corrediza, observó el resultado final del trabajo que realizaron los chicos de l
