Años atrás. El clima en la sala de teatro era amistoso para todos, pero no para mí; dos meses y nada, no podía acercarme a nadie. Estaba frustrada conmigo misma, realmente lo intentaba, sin embargo no me salía. Mi mente comenzó a maquinar millones de cosas, pero todos mis pensamientos se dispersaron cuando un chico nuevo entró con toda la confianza del mundo. Todos a mí alrededor quedaron en silencio, y era claro el porqué; su presencia merecía ser notada. Con su piel bronceada, su cabello rubio y sus ojos que incluso a la distancia parecían ser de un celeste intenso, aparentaba ser una estrella de cine. Con una mirada intensa, escaneo el lugar, haciendo que me dieran ganas de rodear los ojos; no lo conocía, pero tenía aires de creído. Había solo dos asientos desocupados, y uno

