CAPITULO 4: EL BESO

872 Words
Los días siguientes seguí hablando con Jane, hablar con ella resultaba ser sumamente encantadora su manera, hoy haríamos un proyecto juntos. En estos días había descubierto unas cuantas cosas de Jane y tenía que admitirlo no podía dejar de mirarla, Jane era guapa, y estar cerca de ella en cada momento me hacía más consciente de ello, tenía que ser ciego para no darme cuenta de lo guapa que era. Con vergüenza tenía que admitir que me había pillado unas cuantas veces mirar sus labios, en fin, en estos momentos iba directo a la universidad. —¡Jace!— escuché como Jane me gritaba a lo lejos, me detuve. Espere a que llegara donde estaba, hoy iba vestida muy guapa, las faldas siempre le quedaban fenomenal. —¿estas listas para esta tarde?— le pregunté colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja, esta se sonrojó. Nos fuimos directo a clase, pude notar como muchos la miraban, sin embargo, ninguno se atrevió a decirle nada, por un momento me sentí bien al saber que al chico que le prestaba atención era mi. —¿te das cuenta de que todos los chicos te miran?— vi como Jane sonreía y asentía. —si, pero ellos no son de mi interés— expresó y me miro directo a los ojos, mientras entraba al salón. Durante todas las clases estuvimos pasándonos notas, era gracioso contemplar su rostro cuando coqueteaba con ella, sin embargo, era mucho más gracioso admirar como se pensaba demasiado las cosas, era adorable. Al salir de las clases, nos fuimos directo a su casa, allí observé como al llegar regaba las plantas, realmente le gustaban, Jane parecía tenerles un afecto especial a las plantas. —¿tanto te gustan? ¿Por qué?— le pregunte al verla acariciar suavemente las hojas de las plantas. — antes de que muriera mi padre, siempre solíamos plantar juntos los fines de semana, las plantas siempre me recuerdan a él— dijo con una sonrisa brillante. —yo… lo siento— dije apenado. — no tienes que disculparte, no me entristece hablar de mi padre, de hecho, me gusta recordarlo— expresó antes de abrir la puerta. Al entrar observé que la casa estaba muy silenciosa, hoy no estaba su madre; subimos a su cuarto, al entrar el olor de ella me golpeo directamente. —¿Qué tipo de perfume usas?— el olor de Jane era realmente fascinante, de hecho, era una de las cosas que me gustaba. —ninguno, odio los perfumes, siempre me mareo— la mire extrañado ¿si no utilizaba perfume como podía oler tan bien? — ¡vaya!-carraspeé para cambiar de tema, le había dicho que olía bien— en fin ¿comenzamos?— dije sentándome en la cama. Jane asintió y comenzamos a hacer el trabajo, cada tanto encontraba a Jane mirándome, se sonrojaba cada vez que lo hacía, se veía realmente adorable, me daban ganas de besarla ¿momento besarla? Sacudí mi cabeza, no podía permitirme sentir atracción, esto podía arruinarlo todo. Intente convencerme de eso, sin embargo, al igual que Jane no podía dejar de mirar sus labios. Jane carraspeo, se levantó, de donde estábamos sentados. —quieres algo de beber— mencionó y me tendió la mano para ayudarme a levantar, asentí y tomé la mano. Bajamos a la cocina y tomamos un té con hielo, apreté mis puños al admirar como los labios de Jane se colocaban aún más rojos, debido al frío. —quiero besarte— expresó Jane, mientras me miraba directo a los ojos, la vi impresionado, ¿Dónde había quedado la dulce Jane? No sabía que responder, yo también quería besarla, había doble premio besarla, y acercarme aún más a ella. —digo, si quieres, ¡dios lo siento! No debí de…— detuve su hablar y la besé. Sus labios sabían al té que habíamos tomado, rodee su cintura y la acerque a mí, mientras que ella posaba sus manos en mi cuello, Jane era demasiado pequeña, tome impulso y sin romper el beso la levante, este rodeo con sus piernas mi cuerpo. Tenía que admitirlo, Jane besaba excelente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, al sentir como esta marida mi labio y se separaba, me miro a los ojos con una mirada felina, al parecer Jane no solo era una pequeña chinchilla. —llevo imaginado esto semanas— dijo y pude sentir como pasaba sus manos por mi pecho. En estos momentos Jane era fuego, comenzó a besar mi cuello, y la corriente eléctrica iba en aumento ¿era en serio donde había quedado la chica tímida? —Jane he llegado— era la voz de la madre de Jane, la bajé rápidamente. Mire mis pantalones, no lo podía creer ¿tenía una erección? Despeine mi cabello y Conté hasta mil, ¿Cómo podía pasarme esto? Nunca me había pasado esto, nunca en mis 22 años me había puesto tan caliente por alguien, me asuste, esto era una apuesta no podía dejarme llevar por Jane. La mire arreglarse la blusa que se la había subido un poco, al verla esta se sonrojó, había vuelto a ser la chica tímida, quede fascinado ¿Cómo podía cambiar de repente?.
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