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1792 Words
Capítulo 2 Entramos a la compañía de seguridad, había estado aquí un par de veces, la verdad no me gusta, muy común, nada que ver con mis oficinas. Lania va delante de nosotros, ella desencaja aquí del todo, a pesar de que su acritud es completamente opuesta a la de la chica que conocí en un principio en la fiesta, ahora es todo lo contrario, parece que maneja el mundo. Entró en la oficina de Pablo, jefe y dueño de este lugar, sin tocar. El hombre estaba sentado tras el escritorio, se recostó y miró a la mujer. — ¿cuántas veces debo decirte que debes tocar la maldita puerta?— este hombre si sabe ponerla en su lugar, eso me dio gracia y sonríe, pero la alegría me duró poco, está mujer no es fácil de poner en su lugar. — guárdate eso padre, sabes que no lo voy a hacer, aquí te dejo al niño bonito, ya hice mi trabajo— así que era su padre, ahora que lo pienso, es cierto, mire el cartel en el escritorio donde ponía, Pablo Blacke, y yo sabía su nombre, en realidad no comprendo por qué no me di cuenta antes, debe ser porque estaba pensando con mi pene y no con mi cabeza – voy a quitarme este estúpido vestido – siguió hablando ella y remarcó el estúpido, al parecer no era su estilo de vestimenta, yo solo pensaba en que estaría bien si se quisiera quitar el vestido frente a mí. Salió de la oficina dejándome solo junto a Pablo. — hola, señor Makin. Me alegra verlo de una pieza – muy buen saludo el del hombre, pero teniendo en cuenta que es dueño de una compañía de seguridad, creo que se le puede perdonar el sarcasmo. — a mí me gusta estar de una pieza, ¿puedes explicarme qué significa eso?— le pregunté señalando la puerta por la que salió la chica —¿la puerta?— me pregunto él, pero era obvio que sabía a lo que me refería, me senté frente a él antes de seguir hablando, al parecer la charla llevaría más tiempo de lo que creí. — creo que sabes que no es a eso a lo que me refiero, estoy hablando de la chica — Lania, es a partir de hoy tu guardaespaldas, hasta que se resuelva el problema de las amenazas al menos— yo negué con la cabeza, no podía ser, él no puede estar hablando en serio, no puede pretender que yo permita que eso suceda. — tienes que estar bromeando – le respondí a su insólito comentario — pues no, ella es mi mejor agente, eso fue lo que pediste, y lo que necesitas. Las amenazas contra ti son muy serias, Henry, no es nada que deba tomarse a la ligera. O al menos es lo que creo. — por supuesto que no se deben tomar a la ligera, no creo que estar despellejado, en la puerta de la oficina. Con un palo – pensar en eso me dio escalofríos – bueno, ya sabes donde— me reacomodé en la silla, no porque estuvieran incómodo, sino porque mi ánimo lo estaba, eso era lo que conseguían las amenazas, desconcentrarme y descolocarme – no entremos en detalles, pero por eso mismo creo que deberías ponerme a alguien más capaz. — ¿qué te hace pensar que ella no es capaz?— me pregunto, no podía creer que tuviera que darle esa explicación. — si señor Makin, ¿qué le hace creer que yo no soy capaz?— me pregunto ella entrando de nuevo él la oficina, está vez vestida toda de n***o, no cuero o algo así, solamente un jean de mezclilla negra y una camiseta del mismo color. — eres mujer señorita Blacke – pensé haber dado una respuesta convincente para ambos, pero no fue así, ella suspiró indignada. — creo que estás equivocado— me dijo Pablo— como te dije antes, es mi mejor activo Henry— él me trata con comodidad, nos conocemos hace bastantes años. — mira Pablo, puedo aceptar que la hayas enseñado a protegerse, y puede ser buena en eso, pero de ahí a que pueda proteger a alguien más. Con el mayor respeto— me dirigí a ella, haciéndole una seña con la mano— no lo creo— ella solamente sonrió, y se encaminó a la puerta, espere a que saliera y me dirigí de nuevo a su padre— prefiero que me dejes a Martin — mira Henry, te entiendo, no es común que una mujer ejerza está profesión, pero ella es muy buena, te lo aseguro, además — ¿además que Pablo? — además— entró diciendo Susan, en ese momento di la batalla por perdida, si mi madre toma una desviación sobre mi seguridad, yo cierro los ojos y acato. Sea cual sea esa decisión. Pero de cualquier modo tenía que luchar un poco más antes de rendirme— ya preparamos un plan, para que te vigilen sin estar expuesto, nuestra intención es descubrir y eliminar la amenaza, no dejarla ahí a ver que pasa— ella se sentó en la silla que estaba a mi lado. Estaba ojerosa, como si le preocupara algo. — ¿cómo pretenden hacer eso?— en verdad sentía curiosidad por saber lo que planeaban con la niña modelo — a partir de mañana— comenzó a explicar Pablo y mi madre asentía— Lania— señaló hacia la puerta, como si yo no supiera a quien se refería— va a actuar como tu Secretaría, así tendría que estar contigo todo el tiempo sin levantar sospechas — no su secretaria— lo corrigió Susan— tu asistente personal— dijo hablando directamente conmigo— así te acompañaría hasta tu casa y te recogería ahí en las mañanas. Nadie podría decir que es tu guardaespaldas —¿has visto su ropa?— le pregunté a Susan, sin tener en cuenta que su padre estaba presente— no parece una secretaria, más bien una matona, madre. — por favor, recuerda que es mi hija— intervino su padre — entonces diga usted lo que parece — tienes razón en lo que dices, nunca logré que se viera femenina, siempre pareció una matona, todos los chicos le tenían miedo cuando aún estaba en la escuela— me dijo después de pensarlo un instante— si parece una matona— se rio — me alegra que a usted le dé gracia, porque a mí no — mi hija no es mala persona, si es un poco masculina. Pero tampoco es para tanto— la justificó él. — no parece una asistente, ni una secretaria — eso déjamelo a mí. Te Prometo que mañana, cuando llegué a la casa para recogerte, va a parecer una asistente— lo pensé un instante — ¿no pueden vestir a Martin de asistente?— ambos se miraron — no seas tan machista Henry, no te crie para que seas así— me regañó mi madre— Martin es, y parece un guardaespaldas. Nuestra única opción para llevar a cabo este plan es Lania, te dije que voy a arreglar su aspecto. — ya que no tengo más opciones, y que tomaron las decisiones por mi— sabía que esto era una guerra pérdida así que porque perder el tiempo en un sin sentido— entonces me voy a casa— mire a Pablo— ¿puedo pedirle a Martin que me lleve? — claro— respondió él levantando el teléfono— te va a esperar fuera— yo no espere a que el hiciera la llamada, me levanté y salí, camine unos pasos y escuché personas hablar, me detuve en la puerta de algo que parecía una sala de reuniones, había un montón de gorilas, todos hombres grandes y fuertes, y en el medio de ellos estaba la pequeña Lania, que se comportaba como uno más, y a ellos les parecía normal. A mi en cambio me parecía lo más bizarro del mundo. — arreglarla para mañana, si claro— me dije para mi mismo— suerte con eso madre En la puerta de la compañía me esperaba Martin y detrás de él un coche, me abrió la puerta, entre. El dio la vuelta al auto e hizo lo mismo, puso el auto en marcha — pensé que serías mi guardaespaldas— él me miró por el retrovisor. Tan serio como la primera vez que lo vi. — hubiera sido un honor señor Makin. Pero le puedo asegurar que estará bien protegido. Lania es de lo mejor de nuestra compañía— asentí ante su explicación, no iba a descargar mi frustración con él. — eso espero, no me queda más que aceptarlo, mi madre me lo pidió. No puedo negarle nada a ella— eso no era cierto, no podía negarle casi nada. Pero había algo que llevaba años pidiéndome y a lo que aún no estoy dispuesto a ceder, y eso es el matrimonio. Que escoja un guardaespaldas para mí aunque sea una chica es una cosa, pero que escoja esposa. Eso no pienso permitirlo. Además, aunque escogiera una esposa para mí, y por alguna extraña razón loca yo decidiera acatar su deseo. No podría hacerlo no soy capaz de tener sexo con una mujer, al menos no de forma convencional. Lo e intentado en innumerables ocasiones, pero no puedo. Todo gracias a mi querida madre. Cuando tenía cinco años, antes de que se largara dejándome con mi padre. La veía tener sexo con sus amantes, cuando digo sus amantes; no me refiero uno a la vez. Se acostaba con ellos de dos en dos. Después de eso, cuando era un adolescente trate de ser normal, tener sexo con mi novia. Pero la atrapé con mi mejor amigo. Eso me enseñó que las mujeres no se conforman con un solo hombre, necesitan mucho más que eso. Así que decidí compartir, ahora soy uno de esos hombres que comparte la obligación de dar placer a una mujer. Más que decidir, me quedé sin opción, después de eso no pude estar yo solo con una mujer nunca más. Ni creo que pueda, ni quiera, mi estilo de vida, o de sexo. No es de los más comunes, pero si es muy satisfactorio. Puedes escuchar a una mujer gritar mientras solo la miras, estar dentro de ella mientras tiene otro pene en la boca, sabiendo lo bien que se siente estar ahí las sensaciones se multiplican por mil. Además, no tiene que serte infiel, tiene lo que quiere y yo también consigo lo que quiero. Cuando salí de mis pensamientos, ya estábamos frente a mi casa salí del auto. — muchas gracias Martin.
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