3

1782 Words
Capítulo 3 Mierda, mierda y mierda; esa es la única palabra que viene a mi cabeza en este momento. Esta señora está loca, Susan Beau me tiene hace más de una hora dando vueltas por un centro comercial, tratando de cambiar mi apariencia, y lo peor de todo es que no puedo irme y mandarlo todo al demonio, mi padre me pidió explícitamente que hiciera este trabajo, y el trabajo necesita de un cambio de apariencia. No sé por qué simplemente no envía a uno de los muchachos, no hay que ser adivino para darse cuenta de que Jason Makin es un machista, que no está de acuerdo para nada en que una mujer, y mucho menos una menuda y pequeña como yo. Sea capaz de defenderlo. — no me mires con esa cara querida, todo lo que llevas en las manos son cosas que vas a necesitar— afirmo Susan, mire mis manos, cargaba con al menos siete bolsas, y dudaba mucho que necesitara todo lo que contenían para mi trabajo, que era proteger a su hijo. —¿en serio cree que voy a necesitar todo esto?— le dije levantando las bolsas— si le soy sincera, yo no lo creo.— ella caminó hacia atrás los pasos que nos separaba y se puso de frente a mí — vas a ser la asistente personal del CEO Jason Makin vas a tener un montón de ojos encima de ti, incluyendo al mismo Henry— hizo una pausa— puedes estar segura de que necesitarás mucho más que esto— señaló hacia el contenido de mis manos. Asentí, aunque aún no estaba muy segura de lo que ella afirmaba, no era ni el lugar, ni el momento. Ni mucho menos la persona para discutir. Susan Beau, es una persona muy tenaz de esas que te convencen de lo que quiera. Es mejor quedarme en silencio, antes de que salga de aquí con el pelo verde. La seguí por un par de tiendas más, hasta que se detuvo frente a un salón de belleza, en seguida me imaginé con el pelo verde, como había pensado antes. — ¿por qué te detienes?— me pregunto Susan —¿por qué vamos a entrar aquí?— miró dentro del local y luego de vuelta a mí — no te preocupes, solamente voy a pedir que te muestren como maquillarte, y que te hagan algo mínimo en el pelo — no, esto sí que no es necesario. Puedo maquillarme por mi misma— aunque no es para nada cierto, no soy capaz de maquillarme sin crear un desastre en mi cara. Pero no tenía que contarle eso — ¿estás segura?— me pregunto, yo asentí decididamente — si lo estoy— ella no parecía para nada convencida, pero al parecer si estaba dispuesta a dejarlo pasar. — entonces está bien, podemos dar por terminada nuestra jornada de hoy— al fin. Nada más dijo eso, salí casi corriendo de su lado, y del centro comercial. No quería que cambiará de opinión y que me mantuviera en esta tortura por un par de horas más. Tomé mi auto, fui al pequeño departamento que tengo sobre la agencia de seguridad de mi papá, aprecio mucho la puntualidad, y esto me facilita todo, nada más entrar, cheeny, mi pequeña gata vino a restregarse en mis piernas. - Hola pequeña— me agache frente a ella y la acaricie— me extrañaste hoy— la gata ronroneaba, eso siempre me encantó de los gatos, ese sonido me relaja— mamá tuvo un día terrible hoy, necesito un baño— puse las bolsas sobre el sillón, después de bañarme las tendría que revisar, pero podía esperar un rato, me preparé el baño, me desnude y entre en la tina, salí más relajada, pero aún tensa por el día que me esperaba, en los años que llevo de guardaespaldas, he cuidado diplomático, superestrellas, personas influyentes en la economía, nacionales e internacionales. Pero todas esas veces siendo yo, para cuidar a Jason Makin, tengo que cambiar. Buscar una versión de mi misma que no conozco. Desde que me quede sin mi madre, no porque haya muerto; no todas las madres se quedan hasta el final, la mía abandono en la primera oportunidad, dejándome con mi padre. Él hizo su mejor esfuerzo por criarme bien, y le debo todo lo que soy hoy. Eso lo digo de forma literal, sé que mis maneras son muy poco femeninas, para no decir que para nada femeninas. Pero tampoco se me puede culpar a mí, crecí rodeada de chicos rudos, ex militares. Guardias profesionales. Antes de que mi padre tuviera su propia agencia trabajaba para un amigo suyo, cuando él estaba de servicio, cualquiera que estuviera libre me hacía de niñero. Ninguno de ellos me explico que era el maquillaje, o que las mujeres debían ponerse vestidos, siempre me trataron como un igual, entonces; me comporto como ellos, me visto como ellos, y mis únicas relaciones con hombres. Han sido netamente físicas, jamás he llegado a más con nadie. Eso con los pocos chicos que se han atrevido a acercarse a mí. Me puse mi pantalón de chándal, mi camiseta deportiva y fui a la cocina. Prepare mi amado emparedado de jamón, y me dirigí a la sala, mientras comía fui sacando pieza por pieza todo lo que había dentro, desde vestidos, hasta trajes ejecutivos femeninos, nada que hubiera comprado por propia voluntad, ni hablar de los zapatos, parecían zancos, ni idea de como caminaría con eso. Lo dejé todo tirado en los muebles de la sala, entre en mi habitación y revise mi armario, saque la ropa más femenina que encontré, un traje de pantalón color gris, no era nada comparado con las ropas que compro Susan, pero tendría que servir, no estaba dispuesta a vestirme de princesa, también saque un par de zapatos de mi armario, tenían un muy pequeño tacón, no me vería como una princesa, pero definitivamente haría el trabajo. Lo dejé todo acomodado sobre la silla de mi escritorio y me acosté, necesitaba descansar de este día de mierda, ganar fuerzas, para el que estaba segura, sería uno aún peor. Desperté cinco horas y diez minutos después, con energía renovada, me di una ducha, me puse el conjunto que escogí el día anterior y me dispuse a salir. — hola pequeña— me encontré con mi padre en la entrada de la compañía— ahora mismo iba a verte — ya estoy de salida padre, quiero ir temprano a recoger a Jason Makin para que no se le ocurra irse y dejarme, sé que es capaz de hacer ese tipo de cosas. — no puedes pensar así, él sabe que necesita protección— mi padre siempre tan confiado, no sé cómo ha vivido tantos años de este negocio si es de este modo, eso tiene que ser suerte — prefiero no arriesgarme— cuando llegue a la calle, estaba Martin parado frente a un auto que jamás vi — ¿qué haces aquí tan temprano?— le pregunté, él se veía tenso, con los dientes apretados — a partir de hoy, soy tu chofer, órdenes de tu padre —¿desde cuándo necesito un chofer? Yo soy el chofer— reclame — no está vez nena, desde que eres asistente personal, necesitas un chofer— se puso sus gafas de sol — no puedo creer que estés hablando en serio — ojalá no lo estuviera— se subió en el auto, yo me iba a sentar a su lado, el negó— detrás— señaló el asiento trasero, yo resoplé, pero hice lo que me pidió, me senté detrás, de bazos cruzados, esperaba atrapar rápido a los que estaban amenazando a Makin. No me creo capaz de soportar esto por mucho tiempo. — por cierto— me dijo y llamó mi atención, me estaba viendo por el retrovisor— te vez preciosa— negué y volví a resoplar — está situación va a acabar con mi cordura Martin— él sonrió, él es un tipo bastante sexy, su sonrisa es una de esas baja bragas, ligado con su estatura y su musculatura. Hasta yo me vuelvo loca. — me gustaría ver cómo te vuelves loca— eso fue un flirteo claro — nunca vas a parar de intentarlo— le pregunté — un día vas a comprender que es en tu mejor beneficio tener sexo conmigo Lania — ¿a si? Explicarme en qué me beneficiaría tener sexo contigo — yo podría regalarte una muy bonita colección de orgasmos. De los mejores que existen— me dio mucha gracia la manera refinada en la que estaba vendiendo me la idea. Él es cualquier cosa menos refinado. — es una oferta muy, pero muy tentadora Martin, pero por hoy paso. Tengo una o dos obligaciones que me impiden tener sexo contigo en este momento. — obligaciones, ese niño malcriado es más bien un incordio que una obligación — no te comportes así Martin, el confía mucho en ti. De hecho confía más en ti que en mí. — pues no debería, de ser por mi ayer hubiera dejado que el tirador le diera el chot que se merecía.— me reí — eres el guardaespaldas más raro que conozco. ¿Por qué te cae tan mal? — todavía preguntas— él dio un golpe en el volante— mira todo el mundo como si fueran inferiores. En ese pequeño cuerpo suyo tiene más prejuicios que todas las personas que conozco juntas— él estaba hablando de manera apasionada, eso quería decir que sentía de verdad lo que me estaba diciendo— estoy seguro de que su familia no es perfecta. Mucho menos él. Se ve que tiene uno o dos secretos guardados Jason Makin, al ser tan estricto y complicado, porque eso es. Una persona complicada. Se ha ganado un par de enemigos. Así que protegerlo no debía ser nada fácil. Pero no podría cambiarle la personalidad, así que tendría que intentar mantenerlo con vida hasta que la situación se calmen y él pueda seguir con su vida y yo con la mía. Aparcamos fuera de casa de Makin, un departamento que desde donde lo miraras, olía a dinero. No es algo que cualquiera pueda permitirse. Me mantuve fuera de su puerta por una media hora, ya había pasado la hora en la que me dijo que debía presentarse en la oficina. - ¿a qué hora estará pensando salir?— le grité a Martin que se mantenía tras el volante, la situación se seguía alargando, los minutos pasando se convirtieron en horas, no una sino dos horas completas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD