V Entre dos fuerzas

3033 Words
 El ejercito de Abdul estaba conformado por mercenarios, ladrones, asesinos, chamanes, soldados y un par de extranjeros y exiliados de otras razas. Todos entrenados con el único fin de matar a quienes su amo les indicara; Ma con su brillante armadura comenzó a avanzar en busca de Abdul cuando dos antiguos elfos cazadores del clan del norte salieron a su paso. —   Mira nada mas que tenemos aquí Gesher —   Dedrick me parece que hoy al fin podremos cobrar nuestro bono especial Ambos soldados se frotaban las manos, mientras sus miradas se cubrían con el brillo de la avaricia, pero como todo en esta vida nada es fácil y menos enfrentar a Ma. Quien con paso firme y sosteniendo su espada avanzo con la mirada cargada de furia que consumía sus entrañas. —   Apártense de mi camino si no quieren ser liberados de su prisión corpórea. Ma empuñaba mas fuerte su espada ante la mirada burlona e incrédula de Gesher y Dedrick —   Mujer no creo que puedas tocarnos ni siquiera un pelo —   Si ¿ Que es lo que puedes hacer contra dos de los mas poderosos generales del Marajá Kannan? —   ¿ Quien en este mundo tendrá el poder para enfrentar al ejercito de Abdul y Kannan? Gesher muy seguro de si mismo levantaba las manos al cielo en señal de burla y victoria, se confió tanto que no vio de donde el golpe surgió; Ma sin pensarlo mas levanto su espada y con un ágil movimiento de espada borro la sonrisa de Gesher pues le realizo una cortada que iniciaba en la parte inferior izquierda del mentón subiendo por su boca y deteniéndose justo en el parpado superior del ojo derecho. —   Maldita mujer Gesher bajo sus manos cubriendo su rostro lleno de sangre, ante un Dedrick sorprendido y confuso ya que el movimiento de Ma fue tan rápido y limpio que ni la vista aguda de los elfos cazadores del norte se pudo percatar de el. —   Aun lado si no quieres ser el gemelo de cicatriz de tu amigo —   Si crees que podrás asustarme con eso, subestimas mucho tu suerte mujer —   Aun lado, no quiero derramar sangre innecesariamente —   La única sangre que se derrama aquí será la tuya Dedrick tomo su espada para comenzar un duelo a muerte con Ma; el sonido que provocaban las hojas de las espadas al chocar comenzó a atraer a mas soldados que de primera vista veían tirado y sujetándose la cara a Gesher y después a Dedrick en pleno combate. Mientras Ma iniciaba un duelo, Barcelot por su parte abandono su estado de concentración lo cual hizo que el escudo cediera y un último Keukegen con habilidad subterránea pudiera escapar. —   Inugami, Babette protejan a Ma      Barcelot se apresuro a salir mientras recitaba su hechizo de transformación y en cuestión de segundos se convirtió en un bello Alicanto dorado que no dudo en emprender el vuelo. Ma pronto se vio rodeada de mas soldados y aun que ninguno intervenía en el duelo que sostenía con Dedrick sabia bien que tendría que enfrentarlos pronto, un poco mas alejado de la multitud se encontraba Abdul estudiando los movimientos de Ma pues si había alguien a quien temerle en combate después de Casandra esa era Ma. Abdul no perdía detalle alguno mientras acariciaba la empuñadura de su daga. Barcelot volaba rápido, no importándole que sus alas se pudieran congelar o que gastara más mana, pues, aunque el poseía una gran cantidad de mana aun era limitada en comparación al gran maestro del templo y a decir verdad ya había consumido gran parte de este en la creación del escudo. Nada de esto le importo pues sabia que su amiga lo necesitaba y por eso jugaba todas sus fichas tan desesperado pues ambos sabían que Abdul no dudaría en matarlos en cuanto la oportunidad se presentara. Abdul era por demás ambicioso y calculador, quizás el mas calculador de todos los maestros del palacio, por lo cual era muy probable que observara los movimientos mientras ideaba como contrarrestar cada uno de ellos  manera de dejar a Ma sin ninguna defensa y rodeada de casi todo su ejercito o por lo menos la mayoría de su fuerza elite. —   Vamos que están esperando todos ataquen, pues es obvio que Dedrick no puede solo Los soldados que estaban presentes dudaron un poco, pues sabían bien de lo feroz que Gesher y Dedrick podían llegar a ser. —   ¿ Acaso no hable claro o en su idioma? Dije que atacaran AHORA No convencidos del todo decidieron acatar la orden por lo que algunos empuñaron sus hachas, dagas, sables, lanzas, mazos y alabardas. Hubo quienes buscaron un punto alto para apuntar con sus arcos y ballestas; Abdul no podía hacer más que sonreír pues estaba por ver de primera mano hasta donde podían llegar los limites de Ma y por si había alguna posibilidad hoy le cortaría la cabeza y así se quitaría a una de sus tres amenazas de la cabeza. Ma se percato de todos los enemigos que se venían por ella y con la mente tan ágil intento calcular sus posibilidades y movimientos tan rápido como esquivaba y regresaba golpes. Un maso estuvo apunto de golpearla por la espalda mientras ella esquivaba una lanza y detenía una estocada, pero en ese momento Babette apareció aleteando un poco lanzo sus plumas que tenían filo cortando la garganta del agresor. De la espalda de Ma se proyecto un chorro de sangre que sirvió para segar a un par de soldados. —   Arqueros disparen al ave Abdul gritaba mientras apuntaba con el dedo índice a Babette los arqueros dejaron de apuntar a Ma y se giraron hacia el ave listos a disparar y fue cuando Inugami les salto encima mordiendo la yugular y desgarrando sus pieles con sus garras afiladas. —   Aullido explosivo Inugami lanzo una ola de fuego que alcanzo a los ballesteros mas lejanos de el y que intentaron huir haciendo que se lanzaran y rodaran intentando apagarse. Ma seguía luchando con su espada concentrándose esta vez solo en Dedrick quien se había vuelto más rápido y certero. Abdul sabia que no podría acabar con Ma fácil pero jamás creyó que seria tan difícil y que esta presentaría tal grado de resistencia y ayuda a pesar de que no miraba a Barcelot cerca sabia y sentía mucho de su presencia, no en vano eran conocido como el dudo dinámico.   Barcelot comenzaba a sentir algo de cansancio pues sus alas se estaban escarchando de poco a poco y sabia que si quería mantener su transformación de Alicanto no podía usar sus alas de fuego pues esto terminaría con su poca reserva de mana, no hubo más remedio que descender y posarse sobre una enorme ceiba. Su cara dibujaba enojo y frustración quizás estaba a punto de soltar una lagrima cuando escucho una voz proveniente de abajo. —   Me parece que estas un poco errado en tus decisiones el día de hoy joven maestre. Ma Udam le sonreía desde abajo mientras se apoyaba con algo de dificultad sobre la ceiba. —   Joven maestre aun te falta mucho panorama por ver, pero si aun albergas el temor de perder a quien amas jamás podrás desarrollar tu potencial y terminaras perdiendo a aquellos que te importan. Barcelot se sorprendió mucho ante las palabras de aquella anciana, pues aun que el no la había visto nunca ella parecía conocerle muy bien pues incluso sabia de la gran perdida que llevaba en su corazón. —   Joven maestre no debes ser imprudente eso ya te ha llevado al fracaso una vez y no queremos que vuelva a pasar lo de Alyssa. Barcelot sintió como una flecha atravesó su corazón con la mención de su esposa muerta, por lo cual su transformación termino desvaneciéndose y Barcelot precipitándose al suelo; una de las principales reglas para la transmutación es que no puedes alterar o recibir un shock mientras estas en estado de transmutación ya que esto ocasiona el termino del hechizo o una transformación fallida que podría dejar al usuario atrapado en ella para siempre.  —   Perdona por alterarte así joven maestre, me presentare soy Mama Udam no soy tu enemiga, pero tampoco soy tu aliada El rostro de Mama Udam se puso serio mientras extendía su mano al recién caído y aturdido Barcelot. —   ¿entonces quién eres? Mama Udam sonrió un poco antes de responder —   Soy el tiempo mismo, el vacío, la tierra misma, las personas, el todo y el nada. El infinito mismo.  Una fuerte ráfaga de viento paso en ese momento, mientras Barcelot no entendía aquellas palabras, que aun que le parecían muy familiares le causaban confusión y hasta cierto punto terror. Mama Udam en realidad era la única persona que había sobrevivido a la PESTE pues aun desde antes su labor había iniciado. Mama Udam era muy pequeña aun cuando su destino fue forjado y sellado para conveniencia de aquellos que debieron amarla, sus padres residían en lo que antiguamente era conocido como la capital mundial del Vudú Nueva Orleans, pues la vendieron a la corta edad de ocho años a un viejo culto que alababa al barón Sameli para convertir a la niña en la próxima esposa terrenal del barón y así se ganaran su favor.   Muchos años pasaron antes de que Mama Udam lograra escapar y hacer frente al mismísimo Barón, incluso logro esconderse un tiempo y formar una pequeña familia hasta que por un capricho del destino termino usando su magia para la creación del ser mas perverso y el primer augurio de la PESTE the White man. Fue con esta creación que el Barón logro encontrar su escondite.    Mama Udam logro escapar casi al borde de la muerte fue Maman Brigitte quien la salvo y se compadeció de ella por lo cual le entrego su nuevo destino como vigía y guía de los acontecimientos y aun que tenia libertad de escoger como y a favor de quien intervenir Mama Udam se había tenia al margen de muchos eventos.   —   Joven maestre veo confusión en ti Mama Udam lo invito a sentarse un momento antes de volver a hablar —   El mana es el alimento de todos los magos, pero también se encuentra en todas partes. —   ¿a qué se refiere? —   Desde siempre les han enseñado que el mana solo se puede obtener entre mas fuerte se vuelvan y en cantidades limitadas —   Esa es la primera lección que nos da el gran maestre en el templo. —   Es por que a el así lo educaron, pero eso es falso ya que a los largos de estos años los propios magos han ido perdiendo la capacidad de sintetizar el mana que les rodea. Mama Udam coloco sus dos manos enfrente, relajo su respiración, cerro sus ojos y como si se hubiera quedado dormida sentada relajo aun mas su cuerpo ante una mirada expectante de Barcelot, de sus manos comenzaron a brotar pequeñas gotas azules y blancas que de poco a poco se comenzaron a mezclar dando como resultado extrañamente un color dorado en ese momento Mama Udam abrió los ojos. —   Este es mana joven maestre, el mana que nos rodea Se lo extendió a Barcelot quien aun seguía algo crédulo ante tal situación —   Tómalo Joven maestre, tómalo y salva a tu amiga . Aun con dudas Barcelot acerco su mano al extraño mana que le extendían, sintió algo distinto al tenerlo cerca pero cuando absorbió el mana sintió mas fuerza que antes y también se sintió extraño como si algo hubiese cambiado. Por otra parte, Ma tenia problemas pues Abdul mando a traer mas soldados y tanto Babette como Inugami habían sentido como la magia que la tenía anclados se agotaba por lo cual sus movimientos se hicieron mas lentos, pesados y retardados. Esto preocupo a Ma pues entendía que el limite de su amigo estaba próximo. Ma debía de salir de ahí pronto ya que en su ataque de ira nunca pensó que llegaría a tal magnitud pues era la primera vez que se dejaba guiar por sus emociones tan negativas y había conseguido acarrearles mas problemas que soluciones. Un golpe seco se escucho cuando un soldado asesto con su maza contra las costillas de Inugami mandándolo a volar contra la pared cercana a Ma. Inugami se quedó ahí tirado como muerto y a la merced de quien quisiera cortarlo a la mitad, Ma le ordeno a Babette que cuidara de Inugami mientras ella se paro frente a ellos con todo el valor que reunió e ignorando su casación. Los soldados comenzaron a rodearlos, incluso Abdul se atrevió a unirse al grupo pues esta vez estaba seguro de que el momento le había llegado a Ma, pues esta tenia un brillo de desesperanza en sus ojos a pesar de que su mano empuñaba fuertemente su espada. Aun hoy en día Ma es de esas personas que prefieren morir de pie y luchando que de rodillas.   —   Si juras lealtad al marajá Kannan y además aceptas ser una de mis concubinas podría perdonarte la vida, después de todo siempre he querido tenerte en mi cama Ma. La cara de Ma se lleno de horror y repulsión al escuchar esas palabras, pues Abdul le doblaba la edad además de que se comentaba que el era una persona muy dominante y a veces violenta durante el acto, pues se decía que le gustaba tomar a las mujer por el trasero mientras las golpeaba o empujaba contra alguna pared o mueble. —   Eso jamás pasara prefiero la muerte —   Eso no evitara que seas mía Abdul esbozo una sonrisa que hizo recorrer un escalofrió por la espalda de Ma quien estuvo a punto de vomitarse. —   Escuchen bien soldados maten a esos dos animales, pero a ella la quiero viva y amarrada en mis aposentos para domarla como se merece.  Ma nunca había sido una damisela que necesitara ser rescatada, pero el asco y el temor de la perversión de Abdul estaban comenzando en ella un ataque de ansiedad, lo cual estaba provocando sudoraciones, alteración en la respiración y que sintiera como si estuviera a punto de perder la conciencia misma. Los soldados de Abdul se preparaban para atacar cuando una llama descendió del cielo formando una barrera entre Ma y ellos, todos voltearon a ver al cielo en donde un enorme Alicanto volaba en posición de ataque. —   ¿Hasta cuándo dejaras de interferir? Disparen a matar Abdul no estaba dispuesto a dejar ir a Ma, pues después de verla en combate estaba convencido de que sus genes deberían mezclarse y así obtendría al niño perfecto para reinar toda Macedonia. Ma se alegro de ver a su amigo y pronto tanto Inugami como Babette recuperaron no solo su fuerza si no que también cambiaron un poco de tamaño y ambos estaban listos para el combate. El único Keukegen subterráneo que había logrado escapar, fue obligado a regresar a casa por ordenes de Abdul, pues creía que seria lo suficiente para hacerle frente al Alicanto del cielo, por lo cual salió de la tierra dispuesto a comerse a Barcelot quien logró esquivarlo más rápido que antes e incluso logro rasgarlo un poco con sus patas. Lo que provocó que el Keukegen soltara un alarido antes de caer con algo de dolor y furia. El Keukegen se preparaba para volver a embestir a Barcelot pues ahora era algo mas personal, Barcelot lo miraba atento mientras mentalmente conjuraba un hechizo de fuego para calcinar a ese perro serpiente y a un par de soldados que le apuntaban en la lejanía con sus ballestas.  Ma dirigía a Babette e Inugami para moler a los soldados que tenia enfrente mientras Abdul se daba cuenta que estaba enfrente de dos fuerzas imparables inquebrantables y lo mas importante superiores a el no solo en técnica si no en confianza, magia y seguridad. Ma y Barcelot estaba dando lo mejor de si en esta lucha pues a penas estaban mostrando un poco del mucho poder que llegarían a poseer. Del cuerpo de Barcelot salieron unas bolas de fuego que dieron directo al Keukegen mientras las demás incendiaron las cornisas en donde se encontraban los soldados ballesteros; Ma saltaba las llamas puestas por su amigo con su espada empuñada le realizo un corte recto del fémur izquierdo al hombro derecho al primer soldado que encontró al salir de las llamas, mientras le lanzaba sus cuchillos a otros en la cara, Abdul se alejo un poco de la pelea pues sabia que había llegado la hora de rendirse y retirarse para tomar fuerza y atacarlos mas adelante. Ahora le quedaba muy en claro que el ultimo de los territorios que debía conquistar era el de Apolinar, pues vencer a este dúo le costaría probablemente todo su ejercito y aun así no estaba seguro de derrotarlos por completo. Tenia que preparar algo para eliminar su magia y para separarlos quizás solo así tendría una oportunidad. —   Repliéguense a la ciudadela Ordeno Abdul con una voz aguda y con un ligero tono de derrota, cuando volteo para huir se encontró con el cuerpo de todos sus generales elites caídos. Barcelot estaba terminando con el Keukegen cuando vio como los pocos soldados se retiraban, busco a Ma para advertirle que los dejara ir pues aun que Mama Udam le había regresado parte de su mana, no era suficiente para continuar con la batalla. Ellos también debían retirarse, así que lo mas sabio era tomar esta oportunidad e irse de vuelta a Apolinar. Ma debió pensar lo mismo y el cansancio también debió haberla alcanzado ya pues ella también buscaba hacer contacto con Barcelot. Cuando sus ojos se encontraron no necesitaron de palabras para entenderse simplemente ambos asentaron con la cabeza e iniciaron su retirada. Con una puesta naranja salieron de ahí dejando a Abdul hecho una furia y con una enorme frustración pues no solo había logrado reducir su ejercito a menos de la mitad, si no que también lograron hacerle mella en su débil orgullo.   Hoy los tres aprendieron grandes cosas de sus errores y internamente prometieron jamás volverlos a cometer a pesar de cualquier situación.
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