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De vueta al Amor

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Blurb

George y Lourdes dos jóvenes que se enamoran profundamente, su amor no es aceptado. Luchan por estar juntos pese a las circunstancias. Todo cambia cuando Lourdes es secuestrada y George hace lo imposible por encontrarla. Antonio un maniático prófugo de la justicia los hará vivir momentos de angustia y desesperación.

Una historia que demuestra que todo es posible cuando el amor y la amistad es sincera.

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El Origen del Amor
Desde la puerta de la habitación se podía escuchar el llanto desconsolado de Martha, una madre a quien después de diez años de matrimonio, descubrió lo que tanto temía, su esposo Joe la había estado engañando por años. El no solo se había involucrado íntimamente con Elisa, una empleada del negocio de ambos, sino que también había estado sustrayendo dinero de la caja fuerte de su oficina. Todo comenzó una mañana cuando Martha revisaba la correspondencia en su oficina, entre aquellos documentos y recibos de pago se encontraba un mensaje anónimo, donde le decían que su esposo no era lo que ella pensaba, que este la estaba engañando y robando. Al leer esto sus manos se quedaron frías y su corazón se aceleró. No podía creer lo que estaba leyendo. A su mente vino el recuerdo cuando debía pagar una deuda pendiente al banco y en la caja fuerte no estaba el dinero para esto, ella estaba convencida que lo había guardado en ese lugar pero su esposo la hizo dudar que no era así, haciéndole creer que ese dinero nunca lo había guardado y que quizás lo dejo caer en algún lugar. Rápidamente se secó sus lágrimas y pensó que debía descubrir lo que realmente estaba sucediendo. Si esto era o no cierto. Habían notado unos cambios de comportamiento en el, pero pensó que quizás podía deberse a exceso de trabajo y estres. Pasaron unos minutos y Joe entro a la oficina, Martha aún estaba nerviosa, trato de disimular pero en su rostro era evidente que algo le ocurría. —he venido a traerte estos documentos para que los firmes. Joe bajo su cara para verla mejor y se dio cuenta que había estado llorando. ¿Te sucede algo? Martha respiro profundo, quería gritarle lo que acababa de enterrarse, pero debía esperar hasta tener las pruebas. —acabo de hablar con mi madre y me dio un poco de nostalgia. Dejalos allí, ya los firmo. —¡necesito los firmes rápido, debo llevármelos ahora! Voy a fumar y regreso por ellos. Joe no se había inmutado en lo más mínimo por como ella se sentía lo único que le importaba era los documentos que debía llevar al contador. Esos papeles se debían realizar una vez al mes para la declaración de los ingresos y egresos de la empresa. Ya tenía una duda sobre él, por lo que esta vez iba a revisarlos. Los tomo y comenzó a leer en eso escucho la puerta cerrarse. — ¿ya firmaste? —pregunto Joe — A penas los acabo de agarrar, tengo trabajo atrasado ¿Por qué tanta insistencia para que firme esos documentos? ¡Voy a revisarlos! Aún se está a tiempo de entregarlos. Falta una semana para fin de mes. Martha tenía la duda y sabía que a partir de este momento debía estar atenta a los movimientos que el realizara. Al escuchar esto la cara de Joe era de asombro, no esperaba esta respuesta de ella estaba acostumbrado a no dar escusas para firmar algún documento. — ¿te pasa algo? —pregunto — ¿acaso debe pasarme algo para decidir revisar unos documentos que son de mi negocio? Te acabo de decir que converse con mi mamá y me dió nostalgia. Pero por lo visto solo te interesa los documentos firmados. El la miro y salió de la oficina sin responderle nada. La actitud de Martha le estaba pareciendo extraña a Joe, camino hasta la salida y tomo su teléfono. Decidió llamar al contador y preguntarle hasta cuándo debía entregarle los papeles entre otras interrogantes —Martha está muy rara hoy, no quiso firmar los papeles. ¿Crees que sospeche algo? —pregunto Joe al contador. — ¡eso está raro! Martha en más de cinco años jamás había querido revisar algún documento. Si revisa bien puede que me llame y yo la persuadiré para que no se de cuenta. Pero debes hacer tu trabajo de esposo y mantenerla contenta para que no sucedan este tipo de cosas. Lo mejor es que te alejes por unos días de Elisa, ya sabes cómo es ella también de maniática. — ¡ya tu sabes cuales son mis planes con Martha! Hasta que no logre lo que quiero, hare todo lo posible para mantenerla contenta, así no me guste mucho la idea, lo mío es Elisa, eso sí es un mujeron. Ambos se pusieron a reír sarcásticamente y finalizaron la llamada. Martha desde su ventana alcanzo a verlo sonriendo mientras hablaba por teléfono y subía a su auto, para retirarse del lugar. En este punto de su vida no sabía en quien confiar, era evidente que si algo estaba haciendo no era solo. Al verlo tan sonriente pensó que quizás hablaba con su amante y en ese preciso instante iría a verla, a su mente vinieron diversas situaciones malas. Tomo los papeles del escritorio los metió dentro de su bolso y decidió llevárselos a un amigo de la infancia que era contador, para que este los revisara, le realizará una auditoría y así saber si él se había estado enriqueciendo ilícitamente de su empresa además de su caja fuerte. Esto lo iba a descubrir cueste lo que le cueste. Al llegar a la oficina de su amigo fue tajante al decirle que necesitaba tener esa información cuanto antes. el se comprometió a revisarla y tenerla para el día siguiente. —me parece raro que desconfíes de Joe si para ti el siempre a Sido tu mano derecha. Incluso has tenido diferencias con tu madre porque no estuvo de acuerdo con que te casarás con el. —reconozco que e Sido muy ciega y sorda en todo este tiempo. Pero nunca es tarde para recapacitar y remendar. Tengo una corazonada desde hace unos meses lo e notado extraño y justo está mañana que revisaba la correspondencia encontré un anónimo dónde no me decía nada bueno de el. Por eso estoy aqui. —tranquila sabes que puedes contar conmigo. A penas tenga algo te llamo. Martha se levantó y regreso a su oficina. En la tarde al llegar a casa y abrir la puerta, se sorprendió al ver el pasillo lleno de pétalos rojos que subían por las escaleras hasta llegar a la habitación donde estaba Joe junto a un gran arreglo con globos que llegaba al techo de la habitación y un par de botellas de vino. —mi amor, te vi triste en la oficina que Salí rápido sin despedirme para poder tener todo esto listo para ti. ¡Espero te haya sorprendido! Martha estaba fascinada con todo aquello que estaba viendo en ese momento, hacía muchos años desde que él no tenía este tipo de detalles con ella. Todo esto la hizo dudar de lo que había estado pensando en el día y del anónimo que había recibido. Quizás todo aquello había sido idea de alguien mal intencionado que buscaba crear en ella la duda con respecto a su esposo. Sin pensarlo dos veces lo abrazo y le dio las gracias por la sorpresa. La cara de Joe mientras la abrazaba era de maldad al ver que con eso la había “contentado” y ya pronto tendría los documentos firmados en su mano, mientras que la cara de Martha era de amor y felicidad. Él estaba haciendo todo esto solo por interés, era evidente que solo estaba con ella para lucrarse de su empresa hasta obtener un buen dinero para irse junto a su amante. Esa noche mientras estaba con Martha tomando de la botella de vino, su teléfono comenzó a sonar, en ese momento él pensó que era Elisa, pues entre tantas cosas no la había llamado en todo el día, al sacar el teléfono del bolsillo y ver que era ella intento disimular, Martha le pidió que atendiera la llamada y el rápidamente apago el teléfono diciendo que ninguna llamada era más importante como para interrumpir el momento que estaban teniendo. Esto para Martha fue otra prueba de amor sin saber que todo se trataba de una cruel mentira. A la mañana siguiente Joe encendió su teléfono en el cual tenía muchos mensajes y llamadas de Elisa. Rápidamente le envió un mensaje diciéndole que no podía atenderla y que la esperaba a las diez de la mañana en el hotel de siempre. Por otro lado Martha se fue a su trabajo, en el camino iba pensando lo feliz que se sentía y lo afortunada que era. Decidió dejar atrás la duda que le habían querido generar y volver a creer en su esposo. Sin imaginar que en otro lado él se estaba encontrando con su amante. Definitivamente Joe era un patán. El típico hombre que juega a tener dos vidas sin imaginar que le quedaría poco a su juego. Eran pasadas las cuatro de la tarde cuando Martha recibe una llamada, era Thomas su amigo de la infancia y a quien la mañana anterior le había entregado los documentos que insistentemente Joe quería que le firmara. —Martha necesito vengas a mi oficina cuanto antes, es en razón a los papeles que me dejaste ayer. Entre tantas cosas ella ya se había olvidado de estos papeles, Joe se había encargado de hacerla tan feliz la noche anterior que no paso por su mente. Se asustó y le pregunto si todo estaba bien y él se limitó a responderle que hablaban cuando estuviese en su oficina. Ella sin dudarlo le dijo que iría en ese mismo instante, colgó la llamada, tomo su bolso y salió lo más rápido que pudo del lugar. Matha cerró con llaves su oficina algo que no acostumbraba a realizar. Elisa quien ya había llegado a la empresa, esta estaba sentada frente a su computador y al verla salir tan apurada, pensó en que algo estaba sucediendo, a su mente vinieron muchas cosas, intrigada se levantó, camino hasta ella y le pregunto si estaba sucediendo algo y si necesitaba de su ayuda, la respuesta de Martha fue contundente “no pasa nada, voy a buscar un pendiente, Por favor ponte a trabajar”. Elisa al verla salir del lugar no dudo en llamar a Joe, para contarle la forma en la que la vio salir del lugar. Joe pensó que quizás era algo en el banco por la hora que estaba saliendo iba apresurada para evitar que lo cerraran antes que llegara. Pero Elisa dudaba que esto fuese así por lo que insistió en pedirle que la llamara, para ella no era eso. Joe le dijo que la llamaría en unos minutos. Pasaron veinte minutos y Martha ya estaba en la oficina de su amigo, tomo asiento mientras escuchaba a su amigo hablar. —Estuve gran parte de la noche y mañana de hoy revisando los papeles que me distes y la verdad es que hay una gran diferencia entre lo recibido y lo declarado, según pude observar en los estados de cuenta. Sin duda alguna hay una inconsistencia entre ambos documentos. —necesito por favor me hables claro y me digas ¿que esa sucediendo, a que quieres decir con todo esto? —lo que quiero decirte es que si tu esposo te esta pidiendo insistentemente en que firmes estos documentos es porque le conviene que lo hagas y sabe perfectamente lo que está haciendo. En pocas palabras está realizando un desvió de los ingresos del negocio y según esto la contadora está involucrada en todo, lo más probable es que ya lleven un tiempo realizando esto. A medida que Martha iba escuchando lo que su amigo le estaba intentando decir la expresión de su cara fue cambiando totalmente al punto de no poder contener sus lágrimas y inevitablemente se puso a llorar. — ¡no lo puedo creer! ¿Porque me hace esto? Entonces es cierto lo que dice el anónimo. Se llevó ambas manos a la cabeza, seca un poco sus lágrimas y dijo: ahora solo me queda descubrir la persona con la que me ha estado viendo la cara durante todo este tiempo. Thomas al verla así intento consolarla. —lo importante es que ya sabes lo que realmente está haciendo y que ya no puedes confiar en él. Aunque él sea tu esposo está cometiendo un delito y con esto puedes meterlo preso a él y por supuesto a tu contadora. Martha quedo por unos minutos con la mirada perdida y le dijo: “gracias por hacer todo esto por mí, voy a pensar lo que hare ahora, cualquier cosa que necesite te llamo”, se levantó de su asiento y camino hasta su auto, allí encendió un cigarro y comenzó a fumar, mientras derramaba lágrimas de rabia y decepción. Miro su teléfono y vio varias llamadas de Joe, al ver esto lanzo el teléfono al otro asiento del auto molesta. Estaba convencida que debía desenmascararlo y descubrir lo más rápido posible la persona con la que lo ha estado engañando. Hacer esto iba a ser difícil, pues debía aguantarse las ganas de bofetearlo y gritarle todo lo que sentía en ese momento. Condujo su auto hasta su casa, al llegar vio que ya Joe estaba en el lugar. Este primer encuentro, luego de descubrir que su esposo no era lo que ella pensaba, era desgastante. Tomo un pañuelo y limpio lo más posible su rostro y volvió a maquillar para evitar que descubriera que había estado llorando. Respiro profundo y salió el auto. Cuando estaba a punto de abrir la puerta de la casa Joe la abrió. Rápidamente la abrazo — ¡mi amor estaba preocupado por ti! Te he estado llamando ¿Por qué no has atendido mis llamadas? No podía creer lo descarado que era para tratarla de esa manera y por otro lado era lo contrario. Él se había convertido en un buen actor, eso solo lo pensaba él. Si no fuese por aquel anónimo, ella aun estaría encantada. — ¡estoy bien! El teléfono estaba dentro del bolso, hace unos minutos fue que vi tus llamadas, pero ya estaba llegando a casa. Para Martha estar frente al hombre que ella creyó que la quería era difícil. Esa noche vino a casa de visita José junto a su esposa Thais, la cual estaba embarazada, eran contemporáneos en edades y se llevaban muy bien, ella trato de disimular lo más posible su molestia con Joe, no quería que por nada del mundo la descubriera. Luego de un par de horas ellos se retiraron de la casa y Matha le dijo a Joe que iría a dormir, él le dijo que se quedaría un rato más para ver un partido de fútbol. Estando en la cama Martha no lograba conciliar el sueño, pasar de dormir con el que ella pensaba era el amor de su vida para ahora ser su mayor desgracia no lo superaba. Decidió ir con cuidado a la cocina en búsqueda de agua, al pasar por la sala donde estaba Joe, su sorpresa fue verlo a esas horas de la noche chateando y sonriendo. Para ella era más fácil en ese momento lanzarle el vaso de agua y correrlo de la casa, pero sería muy poco para lo que se merecía. Pasaron unos días y Martha comenzó a sentirse extraña, no sabía si era por la misma situación de estrés que estaba viviendo o porque había algo más detrás de todo esto. Decidió ir a evaluación médica y para su sorpresa estaba embarazada. No podía creer lo que le estaba sucediendo, Las cosas para ella se complicaban cada día mas, debía hacer algo rápido antes que se le notara el embarazo, no quería pasar el resto de su vida junto a alguien que ya le estaba viendo la cara. Esta noticia la derrumbo, era algo que no se esperaba y menos en este momento. Un día estaba sentada en la oficina mostrándole a Elisa una información desde su computador para entregárselo, de pronto el olor a perfume que esta tenía la hizo sudar hasta terminar mareada por completo, al Elisa verla de esta forma se asustó un poco y salió de la oficina pidiendo ayuda para Martha. Llegaron varias de sus compañeras de trabajo a ayudarle, todas coincidían en el exceso de trabajo que estaba teniendo últimamente. Mientras esto ocurría Elisa la miraba de mala manera pensando en que ojala se muriera para no tener que verla nunca más. Salió de inmediato de la oficina, de pronto vio entrar a Joe, al verlo y saber que las chicas estaban en la oficina con Martha, lo tomo de su mano y lo llevo rápidamente atrás de una pared en donde aprovecharon de besarse apasionadamente por un buen rato. El nivel de descaro de estos dos cada vez era mayor aun a sabiendas que Martha estaba un poco mal a unos cuantos pasos de donde ellos se estaban besando. Ellos estaban tan concentrados en lo que estaban haciendo que no se fijaron en el sonido de la puerta cuando una de las señoras de mantenimiento salió del baño y los miro. A los minutos ella camino hasta su lugar de trabajo y el entro a la oficina en donde aún estaban alguna de las empleadas, quienes al verlo entrar se retiraron del lugar. — ¿Cómo te sientes?, al entrar Elisa me dijo que te habías sentido un poco indispuesta. — ¡estoy bien, gracias! Estamos a fin de mes y he tenido mucho trabajo ¡es todo! Ya sabes cómo son los últimos días de cada mes. — ¿quieres que te lleve a casa? Para que descanses un poco. Martha levanto su cabeza y miro su computador, tratando de ignorar lo que decía. —ya te dije que estoy bien, ¿necesitas algo? Tengo mucho trabajo y debo terminar. La forma que le respondió le impresiono un poco pero pensó en que quizás tenía la menstruación sumado al exceso de trabajo y por ello estaba así y lo mejor era retirarse, pero recordó los papeles que le había entregado, días atrás. —Me preocupa que trabajes tanto, deberías pensar en tomarte unas vacaciones luego de terminar el cierre del mes, apropósito de esto quería preguntarte si habías firmado los papeles, que necesito llevarlos a banco cuanto antes. Martha pensó rápidamente en encontrar una mentira para atrasar un poco la entrega de los papeles. —Si los firme, pero desde esta mañana estoy buscado donde deje la carpeta y no lo recuerdo, no sé si la deje aquí en la oficina o la deje olvidada en el banco hace rato cuando fui. Deja pensar un poco y te aviso cundo la encuentre. Esto a Joe le molesto, pero trato de ocultar lo más posible su molestia, ya habían pasado varios días desde que le entrego esos papeles, y esto no había pasado antes. Respiro profundo y le dijo: “está bien, paso más tarde para ver si ya aparecieron”. Una vez dio la espalda Martha dejo de mirar el computador y volteo a mirarlo con rabia sin que se diera cuenta, coloco la mano en su vientre y pensó internamente en que nada de eso lo merecía. Mientras tanto la señora de mantenimiento que había visto a Elisa besándose con Joe, se acercó a su escritorio para decirle que los había visto juntos y que para ella no estaba nada bien lo que estaba haciendo, que él era el esposo de la dueño de la empresa que recapacitara, a lo que Elisa le respondió sin titubear: “eso no es problema tuyo, dedícate a hacer bien tu trabajo que por eso es que te pagan” esta al retirarse le dijo sin miedo que era una desvergonzada y que tarde o temprano todo lo que estaba haciendo se iba a descubrir. Estas palabras desconcertaron a Elisa, tomo su teléfono y llamo a Joe para contarle lo que había sucedido. “mañana hablo con ella para que se mantenga al margen, de lo contrario tendré que despedirla, es su palabra contra la mía” Pero si Joe supiera lo que en verdad está pasando por la mente de Martha no pensara de esa manera y buscara la forma de solucionar. A la mañana siguiente mientras Martha estaba en su oficina, la señora de mantenimiento la vio pasar, luego de tanto pensarlo decidió tocar la puerta de la oficina y contarle toda lo que sabía.

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