Ya llevamos tres semanas en está ciudad, no puedo negar que me ha ido bien, ya pude pagarle algo de dinero a la señora Nohora, estoy tan aliviada ya que Noah me ayudo a buscar un instituto para que mi hermana pudiera continuar sus estudios, me emocione mucho ya que ella quiso estudiar repostería. Hoy es el primer día así que le pedí el favor a la señora Emma que me dejara llegar tarde para poder acompañar a mi hermana a este día tan importante para ella, la ventaja es que hay profesores que manejan a la perfección el lenguaje de señas. Nos vestimos muy emocionadas, ella se puso uno de sus habituales vestidos floreados con sus zapatillas bajas, se cogió dos coletas y maquilló un poco sus labios. La señora Nohora nos dio algo de desayuno, ella es muy amable al menos nos trata con respeto.
Salimos y fuimos rumbo a la parada del autobús, nos quedamos esperando que pasara uno ya que el anterior arrancó inmediatamente llegamos, todavía la paranoia me persigue, aún siento que Carlos y Loren nos pueden encontrar. Un auto se estaciona frente a nosotras, un auto muy conocido para mi el de Noah, no me gusta abusar de su confianza, siento que hace mucho por mí, me da miedo que todo esto sea una ilusión y al despertar me de cuenta que me monté en un suelo irreal, que me estrelle. Abre la ventana del copiloto para poder mirarnos, y con un gesto con su cabeza nos invita a pasar.
— Yo las llevo chicas, así no tienen que coger el tráfico tan pesado —, Sofi me mira y luego lo mira a él, ella no comprende quién es y porque nos está hablando.
— No creo que sea necesario, es más creo que es mucho problema para ti, debes ser un hombre muy ocupado y me haz ayudado suficiente, es más nos haz ayudado suficiente, con el cupo de mi hermana en esa institución y sobre todo por la beca, te aseguro que no te quedamos mal — le digo con gestos para que Sofi pueda comprender. Ella esboza una sonrisa y le envía besos. Al ver la felicidad de mi hermana no puedo estar más agradecida con este hombre. — ¿No vas a dejar de insistir verdad? —, él niega. — Está bien, iremos contigo, pero te pagaré así sea con pastelitos. Te lo prometo.
Nos subimos en el carro y Sofi estaba encantada mirando, era la primera vez que salia de la casa a un lugar tan lejano. Al llegar era un lugar grande, los ventanales resplandecían en el lugar, el letrero estaba en la parte superior con letras rojas y negras, tomamos aire y nos tomamos de la mano las dos, pusimos un pie a la vez mientras nos seguía Noah, llegamos a la sala de información para estudiantes , allí nos indicaron cual era el salon. Ella me dio un abrazo y se despidió de Noah, caminamos por ahí, en estos momentos mi pecho sentía una sensación indescriptible, fuimos caminando y mientras buscaba en mi bolso monedas para pagar el autobús de regreso se me cayó mi maquillaje, me agache a la misma vez que Noah, su mano rozó la mía, movió mi cabello para atrás y creo que intenta besarme, me levanto rápido no tengo ni idea como es eso y me da hasta miedo sin contar con la pena que me da. Me levanto rápido y como por obra del destino vuelvo a chocarme con aquel hombre del hospital quien viene con un chico como de la edad de min sofi.
— Nuevamente tu, vaya que si te gusta golpear a las personas —, abro mis ojos como un par de platos, mientras tanto Noah hace gestos.
— Creo que fue un accidente, así que no debería hablar así de ella señor —, Noah se ubica bien derecho y aquel hombre sonríe con prepotencia.
— Yo creo que la señorita acá presente debería tener cuidado con los “accidentes” ya que son muy frecuentes —. Aquel hombre termina de hablar y se mueve a un lado para retirarse. Me lleno de frustración, de verdad no dejaré que nadie pisotee más a mi hermana o a mi, me voy tras de él ante la mirada atónita de Noah.
— Óigame señor —, se devuelve y da la vuelta quedando a pocos centímetros de mi rostro, una extraña sensación me recorrió de pies a cabeza, nos quedamos unos minutos así que más bien parecieron horas, parecía que el tiempo se hubiese detenido solo para nosotros dos. Nos separamos cuando el chico lo llamó, ese momento hizo que mi foco desapareciera totalmente y no recordara que le iba a decir. Movió su cabeza en forma de despido y se fue, esta vez pareció que bajó la guardia frente a mi.
Me devolví al lado de Noah quien parecía molesto y no dejaba de observar a aquel sujeto.
— No sabía que se conocían, pensé que no tenías conocidos en esta ciudad —, se va adelante bastante molesto.
— Claro que no, choque con él en el hospital, bien lo escuchaste —, le recriminó.
— Mira Ariel, voy a ser sincero contigo, desde que te vi, tu belleza me cautivo, me gustas. Por eso quiero también tu honestidad, ya que si estas dispuesta a intentarlo conmigo, yo estaré dispuesto a darte lo mejor de mí —, agarra mi mejilla.
— Lo voy a pensar, me tomas por sorpresa —, Le digo honestamente, no esperaba que alguien tan guapo e inteligente se fijara en mi.
Y es que es verdad, no se que decir, es la primera vez en la vida que alguien se me declara... Obvio me toma por sorpresa, es claro, soy una chica inexperta. De pronto me gusta, es la primera vez que tengo algo que parece real, no se si pueda llevar a cabo esto, no quiero estropearlo y quedar en desventaja con todo lo que hace por mí, me siento halagada, me siento hermosa e importante.
Esta noche, volví a la casa, no fue fácil conciliar el sueño, sentía nervios la propuesta de Noah, me hacía tener sentimientos encontrados, pensar tener algo con él me hace sentir mariposas en el estómago Cómo dicen popularmente. Aprieto la almohada, calmando los nervios creo que me voy a quedar sin uñas de estarlas mordiendo.