Capítulo 2

4677 Words
Pov Natalie. Estaba demasiado exhausta hoy, ayer por la noche me había quedado mirando una serie porque no me podía dormir. Desde que la volví a ver, todos los sentimientos regresaron como un huracán. Cuando me enteré de que ella estaba a cargo de la universidad pensé que a la mujer la tenía superada, pero evidentemente demostré todo lo contrario cuando me encontró sobre el lavado. Diablos, ella había sido mi total perdición durante varios meses, incluso llegué a tener un sentimiento ridículo sobre ella que hizo que me alejara. Pero por más de que intente alejarme o no pensar en ella siempre estaba presente, la Srta. Blair era todo lo que alguien quisiera tener en su vida. O por lo menos, lo que necesitaba en la mía. De hecho, no volví a cruzarla en los próximos dos días, ella estaba demasiado ocupada en su trabajo al igual que yo, después de todo había vuelto de unas vacaciones y yo recién estaba acostumbrándome a mis nuevos alumnos. Le puse atención a la clase, después de todo eran mis últimos minutos con este curso, por lo que lo ocuparía en que terminen de hacer el trabajo y así podía tener mi mente en paz. —¿Alguno tiene una duda de como resolverlo? —uno de los chicos levantó la mano —¿Tenemos que terminarlo ahora? —Si, hasta el punto C se entregará ahora y lo demás lo dejan como tarea. Todos asintieron y comenzaron a resolver sus hojas,mientras que me sentaba en el escritorio para revisar los papeles de la clase, hasta que noté que la pantalla de mi celular se encendía a un lado. Estiré mi mano para tomarlo, notando que tenía una nueva notificación de un correo electrónico y cuando miré a la dirección que me había llegado, mi pecho se paralizó. De: Srta. Blair Fecha: 01 de marzo de 2021 Para: Charlotte Asunto: Ubicación Srta. Charlotte: ¿No es gracioso seguir llamándola así luego de que sé su verdadero nombre? Me gustaría saber qué nombre prefiere. Por cierto, me preguntaba si usted todavía se encuentra en la institución o en el caso de que se haya ido ¿Podría pasar por usted ahora mismo? Pd: Como ve, he vuelto a la modalidad de los e-mails ya que usted nunca me ha pasado su número personal. De: Charlotte Fecha: 01 de marzo de 2021 Para: Srta. Blair Asunto: Sorpresa Srita. Blair: Estoy realmente sorprendida de su mensaje ahora mismo. Si quiere saberlo, prefiero que aún me llame Charlotte, cuando estamos solas, claro está. Supongo que le agrada saber de que aún estoy dando clases, pero eso depende de lo que usted quiera hacer. Pd: Si alguna vez le doy mi número personal, usted debería merecerlo ¿No lo cree? De: Srta. Blair Fecha: 01 de marzo de 2021 Para: Charlotte Asunto: Lo merezco. Charlotte: Esa es una excelente noticia. Lo necesito en mi oficina ahora mismo. Pd: ¿No me la he podido ganar en todo este tiempo? ¿Que necesita que haga? De: Charlotte Fecha: 01 de marzo de 2021 Para: Srta. Blair Asunto: Ocupada. Srita. Blair: Lo siento, sabe que estoy en clases. Creí que sabía eso. Pd:  Eso es algo que usted debería saber. De: Srta. Blair Fecha: 01 de marzo de 2021 Para: Charlotte Asunto: Ahora. Charlotte: Me temo que usted no tiene mucha decisión sobre eso, la hora está por terminar y usted debe presentarse en la oficina porque tengo muchas cosas para supervisar. La espero. Pd: Pensaré en algo. Mierda, ella estaba siendo ella misma de nuevo, de solo pensar en cómo sonaría su voz al decir aquello ya me sentía arruinada. Me removí sobre la silla, sintiendo como  mis bragas estaban molestándome en este momento, necesitaba que la hora termine para verla. Parecía que no podía mantenerme lejos de ella, había caído de nuevo en sus redes y eso no podía ser nada bueno ¿O si? El timbre que indica el final de la clase sonó, por lo tanto mis alumnos se despidieron de mi y lo único que pude decirles fue que tengan un bonito día y que terminen de hacer la tarea. Estaba aturdida pensando en ella, en lo que estaría haciendo ahora, esperándome sentada sobre el escritorio, mientras que se fumaba un cigarrillo. No lo podía negar, quería verla. Tomé mi bolso y caminé rápidamente por los pasillos de la universidad, saludando a los demás profesores con un asentimiento de cabeza, no tenía tiempo para quedarme a charlar, hoy no. Cuando doblé en la esquina, justo a unos pasos de su oficina, el profesor de deporte me frenó, sonriendo inmediatamente. Fue el primero en presentarse cuando llegué aquí, incluso fue muy amable conmigo cuando me mostró el colegio. —Natalie ¿Como estás? —Estoy muy bien ¿Y tú? —pregunto acomodando mi cabello, ansiosa por irme. —Oh, muy bien de hecho. Me preguntaba si mañana quisieras acompañarme a tomar algunas copas, quizás a un bar de por aquí. —Bueno, de hecho mañana tengo un compromiso, lo siento —No te preocupes, podemos ir la próxima. —Si, claro. La próxima —sonreí —De acuerdo. Y por cierto, te ves bonita hoy. —Gracias. Uhm, entonces nos vemos después. —Oh, de acuerdo —besó mi mejilla y me despedí. Agradecí que el no quiera quedarse hablando ésta vez, por lo que comencé a caminar nuevamente. Ni siquiera me molesté en tocar la puerta de su oficina, ella estaba sentada sobre el escritorio con una cara demasiado seria para mí gusto. —¿Qué hacías hablando con Jordi? —levantó su ceja —Uhm, él solo hablaba sobre salir a tomar algo... —Cierra la puerta —ordenó mientras se bajaba del escritorio Cerré la puerta mientras miraba que todo estuviera bien afuera, pero parecía que nadie se había dado cuenta de mi presencia allí. Apoyé mi espalda contra la madera, recargándome allí mientras la miraba. Ella estaba atenta a mis movimientos, como si le gustara probar que era lo que hacía continuación, pero al notar que aún seguía allí sin moverme, comenzó a caminar hacia mi. —¿Saldrás con él? —Yo.. no lo sé —Mira que interesante... —murmuró una vez que estuvo frente a mi Su mano se elevó hasta que su dedo se metió entre el elástico de mi falda, tirándola solo un poco hacia adelante para que nuestros cuerpos se encontraran. Su dedo rozó contra la piel de mi abdomen cuando tomó una punta de mi camisa. —Me gusta que pongas tus camisas adentro —ella la sacó de un tirón afuera de mi falda mientras sonreía divertida— ¿Tienes idea que tan mal está relacionarse con alguien de tu trabajo? —sus manos jugaban por mi pecho, por encima de la tela—. Por supuesto que no estoy en esa lista. Un gemido se me escapó cuando ella abrió la camisa por completo, haciendo que los botones cayeran al suelo. Sus ojos me veían salvajes y mordí mi labio inferior. —Mejor así —sonrió—. No había notado que tu piel está bronceada ¿Tienes idea de las fantasías que tengo ahora sobre ti? —pasó su lengua por el labio inferior—. Nosotras en la playa, teniendo sexo, ya sabes, como aquella vez que te fuiste de vacaciones con tu marido. —Mierda —murmuré con la mandíbula apretada —Tu marido estaba a unos metros Natalie, que desconsiderada —dijo con una sonrisa burlona No me dio tiempo a responder porque comenzó a dejar chupones por mi abdomen, esta mujer quería matarme. En simples movimientos sacó mi camisa junto a mi brasier y apagó la luz de la oficina. Su mano derecha se apodera de mi pecho y la escucho gruñir cuando siente mi pezón duro. Ella ni siquiera lo dudó y mi mano se va automáticamente a su cabeza cuando siento que su boca se cierra en mi pezón, alentándola a que lo chupe más fuerte. —¿Megan? —escuchamos una voz del otro lado de la puerta. No estaba segura de quién era, me sentía demasiado aturdida en este momento. Estaba a punto de quitarla, pero entonces ella tomó mis muñecas y las ancló a la puerta de madera, mientras seguía con su trabajo. Hija de perra, ella acaba de morderme justo cuando la mujer se encontraba del otro lado. Tuve que hacer un gran esfuerzo para morder mi labio y que no se escuchara nada. Podía sentir su aliento chocar contra mi piel, ella se estaba riendo de la situación. Los pasos se alejaron, supuse que pensaba que ya no había nadie. —Supongo que eso estuvo cerca —murmura—. Puedo sentirte desde aquí, sé lo mojada que estás ahora mismo. Tiré mi cabeza hacia atrás, fue demasiado para mi cuanto ella se ocupó de mi otro pecho. Se puso de rodillas y comenzó a deslizar la tela de la camisa por mis hombros, hasta que quedaron por mis codos y con el torso libre para ella. Movió una de sus manos por detrás, tocando mi trasero para bajar el cierre de mi falta, entonces fue cuando sentí que se deslizaba por mis piernas. —Mierda, no tienes bragas —gruñó Sus manos se apoderaron de mis caderas y su boca de mi abdomen, sentía como succionaba mi piel y estaba segura de que ella estaba dejando marcas allí. Sus dientes mordían mi pelvis, de camino hacia mis muslos hasta que levantó la mirada y me sonrió. Tenerla en esa posición para mi, era indescriptible. Sus dedos fueron deslizándose,hasta que llegó a mi entrepierna, para explorar mi sexo, donde tocó la humedad que había por mi entrepierna, llegando hasta los muslos. Gemi en aprobación cuando ella sacó su lengua para lamer sus propios dedos, con mi humedad en ellos, entonces fue cuando cerró los ojos y gimió de placer. Sus ojos volvieron a mi, podía notar su deseo y como sus manos como sus manos apretaban ligeramente mis muslos, una vez más. Sostuvo mi muslo derecho y con la otra mano elevó la pierna izquierda para llevarla hasta su hombro, dejando todo mi centro expuesto. Cerré los ojos cuando sentí su aliento contra mi clítoris y segundos después como su boca se enterraba en mi sexo. Su mano tomó de nuevo mis pezones sensibles y fue inútil intentar no gemir. —Deja de jugar conmigo —gemí Sonrió e hizo lo que le pedí, comenzando a chuparme lentamente, haciendo un camino hacia mi entrada para volver a subir hacia mi punto sensible. Su lengua se mueve hábil de arriba hacia abajo, con movimientos lentos, sus ojos se clavan en los míos y sinceramente no podía tener una escena más caliente en mi vida. —Mierda, sigue. Su lengua comienza a ir más rápido, succionando mi clítoris en cada oportunidad, cerré mi mano en su cabello haciendo más presión contra mi, mientras me movía en círculos y frotando mis caderas en su boca. Sentí como el orgasmo llegaba, haciendo que mi entrepierna se mojara mientras ella lamía. Sin siquiera dejarme recuperar de aquel orgasmo, sentí tres de sus dedos entrar en mi y un grito salió de mi garganta. —¡Mierda! —mordí mi labio inferior. Sus dedos entraban duro, sin compasión. Ella se paró mientras seguía con sus embestidas y me besó. La abracé por el cuello, sintiendo su sabor salado, me encantaba cuando hacía eso. —Mierda, voy a venirme —susurré en sus labios —Hazlo de nuevo, en mi boca. Ella volvió a ponerse de rodillas,mientras sus dedos seguían trabajando en mi sexo y ahora su lengua trataba de matarme. Cerré los ojos cuando sentí que mis piernas temblaban, ella me tomó por las caderas mientras me desvanecía. Su cabeza descansó sobre mi pelvis mientras intentaba recuperarme y cuando logré retomar el aliento, ella se incorporó hasta llegar a mi boca y me susurró: —Espero que no vuelvas a pensar en tener una cita con él —Y me besó, metiendo su lengua en mi boca, recorriéndola completa. Ella me miró por última vez, con una sonrisa burlona y entonces se giró hacia su escritorio, abriendo su bolso. Suspiré, cerrando mis ojos para tomar el último impulso de salir de allí. Acomodé mi camisa, levanté mi falta y la volví a poner en su lugar. Mierda. ¿Cómo se supone que iba a salir con toda mi camisa rota? La metí dentro de la falda y casi no se notaba que no traía botones, me encargaría de ello luego, con suerte no habría muchas personas en el colegio. Tomé mi bolso y salí de allí, encontrándome con un oscuro pasillo, un silencio aterrador y las puertas totalmente cerradas. Sentí el calor de su cuerpo contra mi espalda, sus manos se abrazaron a mi cintura. —Se han ido todos —murmuré —Mejor para nosotras —sonrió sobre mi cabello —No entiende —me miró—. Han cerrado la escuela, con alarma incluida —digo alarmada —¿Entonces nos quedaremos toda la noche aquí? —dijo divertida. —¿Qué es lo que te parece divertido? —Lo divertido es lo que podemos hacer ahora. Aquí. Sentí el frío de la pared en mis pezones, ella me tenía del cabello mientras sus labios humedecían todo mi cuerpo. Nunca me había dejado dominar por nadie, pero la Srta. Blair me calentaba demasiado cuando se ponía demandante. Lleva su mano hacia mi trasero y comienza a apretarlo. —¿Tienes idea lo prohibido que es lo que estamos haciendo? —su voz ronca y su aliento chocar contra mi oído casi me hacen correr y es lo que menos quería en este momento. Necesitaba que me tomara como solo ella podía hacerlo, sus manos eran expertas, sabía como tocarme y exactamente en el lugar que más me encantaba. —¿Cuántas veces te has corrido esta noche? ¿Cinco o seis? —no tuve oportunidad de responder porque sentí un golpe en mi trasero. Apreté mis dientes, intentando no gemir ante aquello, pero un gruñido salió desde el fondo de mi garganta. Su lengua comienza a recorrer mi hombro desnudo, sus dientes atrapaban mi piel y la succionaba como si fuese lo más delicioso que había probado. Abrazó mi cintura y apoyó todo su cuerpo sobre el mío, podía sentir sus duros pezones contra mi espalda. Mis caderas se curvaron, haciendo que mi trasero sienta todo su centro. Ella bajó su mano por mi abdomen hasta llegar a mi clítoris, que lo rozó con la punta de su dedo. —No nos queda mucho tiempo —dice frustrada—. Así que ven aquí Me llevó hasta su escritorio y me tumbo ahí, mi pecho estaba recostado sobre la madera. Separé las piernas cuando sentí que se acercaba a mi, tenía todo mi centro expuesto hacia ella y cuando giré mi rostro para mirarla, ella estaba se mordía el labio mientras me miraba. Se puso de rodillas y tomó mis nalgas entre sus manos. —Oh mierda —gemí cuando sentí su lengua recorrerme por completo. Cuando ella volvió a apoyar su cuerpo sobre el mío sentimos como alguien caminaba por el pasillo del lugar, de seguro era la chica de limpieza o Jude. Una bocanada de aire salió de sus labios, sabía lo ansiosa que estaba, así que lleve su mano a mi culo antes de que se apartara, quería que terminara lo que había empezado porque sino iba a morirme ahí mismo. Con una de sus manos tapó mi boca para que no grite demasiado fuerte y de un momento a otro metió dos dedos en mi interior. —Prometo recompensarlo en otra parte —susurró en mi oído Ella acompañaba cada movimiento con sus caderas. Chocaba contra sus muslos tensos y ese movimiento me hacía mojar aún más de lo que ya estaba. —Eres tan caliente —gruñó Sus labios chupaban y succionaba la piel de mi espalda, haciendo que me tirara más contra su cuerpo, era una sensación increíble. Mis paredes internas comenzaron a cerrarse contra sus dedos y grité contra su mano, tuve que tomarme de los bordes del escritorio para evitar un grito aún más fuerte, me estaba matando. A penas tuve tiempo de recuperarme cuando intentaron abrir la puerta del salón, sin éxito porque ella lo había trabado con una silla. Nos miramos y comenzamos a cambiarnos rápidamente,mientras ella me miraba divertida. Cuando casi estuvimos presentables como para salir, notamos que la persona que quiso abrir la puerta se había ido, por lo que Megan sacó la silla muy lentamente y la acomodó en su lugar mientras la esperaba ya afuera. Nos quedamos un momento mirando hacia ambos lados, por si alguien estaba por allí, pero nadie se encontraba cerca, era demasiado temprano como para que un alumno esté dando vueltas por el lugar, así que no tuvimos problemas en correr a nuestros autos y salir de allí. Por suerte el estacionamiento estaba alejado, por lo que era prácticamente imposible que alguien identificara los vehículos, así que en cuanto llegamos hacia el mío, ella me tomó de la cintura y me besó una vez más. —¿Tienes clases hoy? —pregunta sobre mi boca —No, no tengo que regresar. —Entonces buena suerte para ti, ve a casa a descansar —dijo antes de darse la vuelta y caminar hacia su auto que estaba a tres lugares más. Me quedé allí parada, mirando como ella se subía y arrancaba el motor, bajando la ventanilla y guiñando un ojo antes de irse del lugar. Suspiré, mordiendo mi labio inferior mientras las imágenes de la noche pasada invadían mi mente, estaba segura de que me dolería todo el cuerpo después. Subí al auto y me dirigí a casa con una enorme sonrisa en mi rostro. No podía mentir y fingir que no extrañaba esas noches con la Srta. Blair, o mejor dicho, con Megan. Ella me hacía sentir de una manera tan especial, tan deseada. Jamás podría olvidarme del día en la que la conocí, todo había sido tan nuevo y excitante para mi, que no quise apartarme de ella hasta que tuve que hacerlo. Pero nunca olvidaría ni una sola noche que pasamos juntas. Estacioné el auto afuera del garage, con las luces aún encendidas, le había comprado unas donas a mi amigo del edificio, que ahora mismo seguro se encontraría regando las plantas del costado. Nosotros nos habíamos vuelto muy amigos desde que me mudé al edificio, hace unos cuatros meses atrás. Sabía que sería solo un momento, por lo que dejé el auto abierto y prácticamente corrí hacia el costado del edificio pero a medio camino me tomaron del brazo y tiraron mi cuerpo sobre otro. Mi mirada se levantó asustada, no entendía aún lo que estaba ocurriendo, hasta que lo vi. Y ahí estaba mi ex marido, con el ceño fruncido, mirándome de arriba a abajo. La presión en mi brazo comenzaba a dolerme. —¿De dónde mierda vienes? —gruñó furioso —Eso a ti no te importa, suéltame —intenté salir de sus brazos pero no lo logré A él pareció no importarle mi cara de disgusto cuando me tomó de la cintura. —¿Con quien te revolcaste hoy? , zorra —dijo con desprecio —Lárgate si no quieres que llame a seguridad —¿Tengo que recordarte que aún eres mi esposa legalmente? —¿Estás demente? —lo miré enojada—. El divorcio está hecho, tu y yo no tenemos nada que ver. —Cuida tu boca, no me hagas enojar —me soltó bruscamente y comenzó a caminar, escuché unos pasos detrás de mi y cuando me volteé estaba Mark, el jefe de seguridad —¡EY! ¡¿QUE DIABLOS TE PIENSAS QUE HACES?! —le gritó a Ryan —¡Vete al infierno, hijo de puta! —gritó antes de desaparecer. —¿Te encuentras bien? —pregunta mi amigo —Uhm, si.No te preocupes —suspiré—. Solo fue un susto, en realidad iba a llevarte algo a ti y él apareció de la nada. —¿Quién es él? ¿Quieres que de un alerta de seguridad para que lo identifiquen? —Es Ryan, mi ex marido —negué con mi cabeza sin poder creerlo—. Ni siquiera pensé que él podría buscarme, nosotros no hablamos desde hace meses. —Si ya sabe donde vives volverá, estos tipos son unos enfermos. Nunca estará conforme. —Todavía no puedo asimilar de que se comporte de esa manera, él no era así conmigo. Jamás lo fue, hasta el día en el que terminé con él. —No st preocupes, estarás a salvo aquí. —Si, gracias Mark. Si sigue molestando llamaré a a policía. —Sacaré una foto de las cámaras de seguridad para que los chicos de los otros turnos lo sepan, quédate tranquila. —Gracias por eso —suspiré—. Uhm, te traje esto, de hecho. —Gracias amiga —sonrió—¿Estás segura de que te encuentras bien? —Si, solo necesito relajarme un poco. —De acuerdo, si necesitas hablar estaré por aquí —acarició mi hombro. —Nos vemos luego y gracias otra vez. Meteré el auto antes de que venga alguien —sonreí de lado. Me despedí de él y subí al auto, estacionandolo en su lugar para luego subir a mi departamento. Llegar a casa fue un alivio, aún tenía los nervios de punta, la última vez que vi a Ryan fue esa noche en donde todo se fue al demonio. Quizás si me había equivocado en como hice las cosas con respecto a la Srta. Blair y Ryan, pero es que jamás medí las consecuencias, teníamos un acuerdo de abrir la pareja y estar con alguien más un día a la semana, pero él terminó muy mal con ello. La primera vez que volví por la mañana, después de pasar mi primera noche con Megan, él ya se veía extraño. AL principio no me dijo nada, no tenía derecho porque ambos habíamos salido y yo ni siquiera le pregunté como había estado su noche, porque no me interesaba la verdad. Desde ese día habíamos mantenido una relación s****l constante, a medida que pasaban los meses y me había dado cuenta de que me estaba involucrando demasiado con ella,  decidí que era suficiente, quería pensar que Ryan no se lo merecía. Incluso aunque él también esté viendo a otras personas, pero estaba segura de que él no se había enamorado de ninguna de sus amantes. La noche del final comenzó porque él me había pedido prestada mi computadora para hacer en trabajo porque la suya estaba en reparación y ahí fue cuando vio mis mensajes de la Srta. Blair  por Skype, además de muchas video llamadas que estaban registradas. Fotos nuestras en la intimidad, fotos de ella desnuda, pero al menos no se veía su cara, lo único que sabía de ella era que se llama "Srta. Blair" porque así habíamos acordado, ninguna tenía su nombre real. Ella lo supo desde el primer momento, jamás le oculté a Megan de que estaba casada y a ella tampoco pareció importarle, nuestra relación era exclusivamente s****l y nada más. La noche en la que él lo descubrió todo habíamos discutido demasiado fuerte, hasta que  me golpeó en el rostro, diciendo que era una zorra, una y otra vez. Recuerdo cómo mi cabeza sangró cuando me caí hacia atrás, golpeándome contra la cama, el impacto había sido duro. Luego de pasar por el hospital le pedí el divorcio, pero hasta el día de hoy solo soportaba sus mensajes molestos, pero nunca se había presentado ni me había tratado de esa manera. Tiempo después descubrí que él se veía con mujeres por la noche, justo cuando yo me iba con Megan y lo supe porque él había olvidado su cuenta abierta en mi computadora. Solía ser un buen hombre, pero sabía que ese no era él en realidad, sino lo que me mostró luego. Nunca le conté a nadie sobre los golpes que me dio aquella noche, por eso mis padres insistían en que volviera con él, pensando que había sido una simple pelea, pero eso nunca iba a pasar. Ellos creía que todo estaba bien hasta que les mostré mi divorcio, diciendo que él ya no solía ser el mismo que antes. Por supuesto que me apoyaron, jamás volvieron a decir nada sobre eso, ellos sabían muy bien de que si tenía mis razones para hacer lo que hice era por algo. De hecho ni siquiera estuve con nadie ni s****l ni amorosamente, la verdad es que no quería involucrarme con nadie más, hasta que ella regresó a mi vida. Por un momento creí que el erotísmo que sentía cuando la veía era por el morbo de estar casada y que ella se mi vía de escape, ¿Pero y ahora?, ahora ella seguía significando lo mismo para mi y ni siquiera tenía a nadie en el medio. Quizás la Srta. Blair era demandante cuando teníamos sexo, pero jamás ha sido descortés ni me ha tratado mal, al contrario de eso, me enviaba correos electrónicos para saber si había llegado bien a casa cuando teníamos nuestros encuentros. Incluso ahora escuché como mi celular sonaba, con aquel tono tan característico que sonaba cada vez que me llegaba un correo electrónico suyo, pero sinceramente no tenía ánimos para responderla ahora mismo. Directamente fui hacia el baño y prendí la ducha, necesitaba relajar mi cuerpo. Me desnudé frente al espejo de cuerpo entero que tenía allí, notando los chupones que ella me había provocado, sonriendo ante el recuerdo de su boca explorando por mi piel. Gemí de placer cuando mi cuerpo fue tocado por el agua de la ducha, necesitaba sacar la tensión de mis músculos, aunque no me arrepentía ni un poco de lo que había sucedido durante la noche. Ella no lo sabía, que la había necesitado desde entonces, desde que que le dije que no podía verla más. Cada noche recordaba el aroma del perfume de su piel, ella solía usar una crema humectante de fresa, que me volvía completamente loca. Deseaba que volviera, por más de que haya tenido el valor de decirle que no, de que por primera vez escuchó esa palabra de mi boca, porque jamás le había negado nada, la Srta. Blair tenía tanto de mi como quisiera y eso me encantaba. Me pregunto si ella aún conservaba  el lugar en donde nos encontrábamos, ella solía tener un departamento que solo utilizaba para esas ocasiones en particular, donde nos entregábamos mutuamente. Incluso ese departamento fue testigo de nuestra noche de despedida, donde admití dentro de mi cabeza que me había enamorado completamente de esa mujer. Jamás se lo dije, siempre supe que ella no sentía lo mismo, que jamás me podría corresponder y aunque quisiera que fuera así, tenía responsabilidades, un hogar y un esposo que me esperaba al otro día, donde sentía que era donde verdaderamente tendría que sentir amor. Incluso pensar en la relación con Ryan al principio no era tan malo, él solía ser muy atento y cariñoso, pero los meses nos fueron desgastando, la idea de convivir a poco tiempo de conocernos hizo que nos volviéramos monótonos y que intentáramos salvar nuestro matrimonio de una manera absurda con lo era abrir la pareja cuando lo primero que teníamos que hacer era separarnos y que cada uno siguiera su camino. Ninguno lo había querido admitir al principio, quizás la culpa de arruinar todo fue lo que me mantuvo a su lado, porque nosotros nos habíamos conocido desde muy pequeños e el colegio y en ese entonces si nos enamoramos. Pero por más de que intenté forzar mis sentimientos, no sentía nada, ni siquiera me importaba si él regresaba a casa o no, solo me concentré en mi trabajo y en nada más.
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