2.

2063 Words
La sensación húmeda debajo de mis pies me reconfortaba, el viento azotando mi cara me advertía que me encontraba en un espacio abierto y desconocido, sin embargo yo corría tratando de escapar de algo que no podía ver pero si sentir. De pronto en la soledad de la noche un aullido profundo se hizo escuchar frenando mi carrera, mi lobo alzo la cabeza y el hocico para percibir el rastro de un olor particular, decido empezó a correr en la dirección que el viento le decía que estaba la fuente de ese olor. Finalmente llegué a una especie de claro, que bordeaba un lago, la luz de la luna brillaba sobre ella y le daba la apariencia de un espejo, al otro lado de ese lago el perfil de otro lobo me observaba con unos profundos ojos celestes, de inmediato un profundo escalofrío recorrió cada pelo de mi espalda, la sensación fue extraña pero intensa y antes de querer acercarme para apreciar mejor a ese espécimen alguien me empujaba al lago, el agua entraba con fuerza por mi hocico haciéndome ahogar…   Salté de la cama, topándome con el habitual silencio de mi casa, el sudor bajaba por mi espalda haciéndome temblar, a mi lado el reloj marcaba las seis y media de la mañana. Las ganas de volver a acurrucarme eran inmensas pero sabía de sobra que no podría volver a dormir, las luces tenues de la mañana penetraban delgada capa de la cortina de mi ventana, me quité las sábanas y pisé el frío suelo en dirección al baño, me lavé la cara y me vi en el espejo esperando que mi rostro se desinflamara después de haber dormido sobre él toda la noche. Un baño era la solución para iniciar bien mi día, claro que estar debajo de la ducha me recordó la sensación de ahogo que experimenté en el sueño, recordaba bien eso porque llevaba años teniendo ese mismo sueño, que siempre acababa igual. En el pasado eran muy frecuentes, ahora afortunadamente eran poco usuales. Siempre me pregunté qué significaban o en qué estaban relacionados a mí, pero lo dejé pasar porque solo era un sueño. Ya listo bajé a la cocina para cocinarme un buen desayuno, aún tenía tiempo antes de ir al hospital. Luego de eso tomé mi bolso y maletín para sacar el auto y partir. Durante el camino seguía pensando que últimamente mi recurrente sueño se volvía más vívido. Entre más lo analizaba más raro se ponía y mis nervios no ayudaban, en el fondo me sentía inquieto, como si algo dentro de mí me avisara que algo grande esta por suceder. Una vez en el hospital me dirigí a mi oficina para arreglar algunos documentos y empezar mi día de consultas, éramos un hospital de mediana capacidad y con buen prestigio, la dinámica de trabajo era muy bien estructurada ya que todos los médicos teníamos al menos un turno a la semana cubriendo el área de emergencias, suelen ser pesados ya que acuden muchas emergencias por ubicarnos en una zona central y de gran afluencia. Por lo tanto tener médico disponibles las veinticuatro horas era indispensable. Ya con mis cosas bien organizadas empecé con mi agenda laboral, visitar a mis pacientes y hablar con algunas enfermeras sobre procedimientos seguir con cada uno de ellos. —Jimin. —Un brazo frenó cualquier movimiento que haya querido hacer en ese preciso momento, Taemin me veía con una tímida sonrisa mientras soltaba mi brazo suavemente. — ¿Qué pasa? ¿Alguna emergencia? —Con lentitud sacudió la cabeza en negación. Y su mirada se llenó de anhelo, un anhelo que yo mismo he alimentado durante años, nos conocimos en el último año de residencia y desde entonces forjamos una especie de relación sin compromisos. Ambos éramos hombres con necesidades que el otro podía satisfacer, con el tiempo se volvió frecuente. No somos novios ni nada parecido, pero si alguno necesita algún favor estamos ahí, todo sin ataduras. Hasta cierto punto me sentía bien con eso pero a la vez me consideraba un total miserable, Taemin era un omega y además estaba perdidamente enamorado de mí, lo sé porque me lo confesó, sin embargo le aclaré que de mi parte no iba a recibir amor o cariño, ni siquiera una pareja, lo nuestro estaba vigente hasta el día que alguno encontrara a alguien especial. No ha sucedido con ninguno, porque a pesar de los años él se niega a encontrar a alguien y yo sigo alimentando sus esperanzas de que quizás podamos tener algo serio. Le hago daño pero también le doy la opción de alejarse y no lo hace, parece estar bien con lo que le pido, me profesa amor cuando de mi parte solo existe aprecio y cariño de amigo. —No, solo quise venir a buscarte. El doctor Kim citó a todos los médicos unos minutos en el comedor, el reemplazo para emergencias ha llegado y pretende presentarlo a todo el personal, empezando por los médicos. Me ofrecí a buscarte porque quería verte. Luces muy guapo hoy. —Sus ojos desprendía pequeñas chispas de las que me sentí culpable, no ayudó el hecho de que le ofrecí mi mejor sonrisa. Muy mal de mi parte. —Siendo así, vamos. —Volvió a sujetar mi brazo para alejarme  de las habitaciones y adentrarnos a las áreas administrativas del hospital. El revuelo era notorio desde unos metros antes, de seguro el nuevo médico era toda una eminencia. Una vez dentro del comedor, el director Kim se aclaró la garganta llamando nuestra atención. De inmediato pusimos atención. —Buenos días a todos, finalmente el reemplazo del jefe del área de emergencias está aquí para unirse a nuestro equipo médico. El doctor Jeon Jungkook. Joder, de todas las personas existentes en el mundo tenía que ser él, el maldito hombre que me destrozó siete años atrás. Mis ganas de lanzarme contra él para golpearlo y gritarle todos los insultos disponibles en mi repertorio eran enormes. Sus ojos se toparon con los míos, aquella mirada que alguna vez consideré tan pura e inocente ahora solo me provocaba repulsión. Sus ojos que antes estaban llenos de luces estaban vacíos, fríos, sin emoción alguna. Bien por él que no parecía reaccionar ante mí. Que no se estaba retorciendo como yo. Sin saber qué hacer, mi cerebro solo quiso huir de su presencia y eso hice, salí rápidamente tratando de evitar a cuanta persona me topaba, llegué a mi oficina y tiré todo lo que estaba sobre mi escritorio, para mi fortuna el computador no sufrió mi furia, tenía ganas de gritar de dolor, mi corazón se sentía tan pesado, las lágrimas querían salir y demostrar cuan destrozado me sentía por dentro. — ¡Jimin! —Taemin entró y se ubicó a mi lado— ¿Qué sucede? ¿Qué tienes?   —Déjame solo. —Murmuré con los dientes apretados, tratando de evitar que mi furia se derramara sobre él, que nada tenía que ver con la situación. — ¡Por supuesto que no! Quiero saber qué te puso así. Mis pensamientos corrían a mil por hora. Tantos recuerdos hermosos a su lado y solo uno de ellos tan doloroso que es capaz de nublar mi juicio y desbordar todas mis emociones. Así de patético soy. —Nada que te importe, ahora solo vete antes de que haga algo de lo que me arrepienta. Esta vez sentí la tensión de su  cuerpo, él estaba tomando en serio mis palabras, no quería ser grosero pero era mejor alejarlo de mi mierda y enfrentar esto por mí mismo. Unos cuántos golpes en la puerta nos sacó a ambos de nuestro debate, se levantó y trató de recoger la mayoría de objetos esparcido en el suelo de forma rápida, un minuto después abrió la puerta sacando solo la cabeza, para que nadie se diera cuenta de mi estado tan deplorable. —Es el doctor Jeon. —Me susurró cuando supo de quien se trataba, mi corazón me ordenaba no recibirlo pero evidenciaría mi repudio, traté de serenarme antes de asentir y permitir que pasara, Taemin pareció entender eso como un sí. —Hola a ambos, me percaté de su ausencia y quise venir a comprobar si todo está bien. —Su tono tan suave y conciliador no hizo más que irritarme. Nada estaba bien y todo por su culpa. Taemin por el contrario le sonrió inocente en su ignorancia, lo dejó pasar, al momento que volví a enfocar mi vista en él mi mundo se detuvo, Hace unos momentos no me fijé en nada más que su mirada y el reconocimiento de quien era. —Sí, el doctor Park no se sintió bien y decidimos abandonar la reunión para ver cómo estaba. La excusa más barata que pudo decir el omega y que por supuesto Jungkook no se creyó. —Ya veo… —Déjame a solas con el doctor para que pueda explicarle con mejor detalle la situación. —Me dirigí a Taemin, él se apresuró a salir no sin antes presentarse a él. —Me voy entonces, por cierto soy el doctor Lee Taemin, estoy a cargo de pediatría. Espero que se sienta cómodo con nosotros. —Una reverencia y desapareció. —Así que después de tanto tiempo te dignas a aparecer. —Mis palabras salían con veneno, su desconcierto me dio la pista de que no lo esperaba, sonreí en mis adentros. —No es lo que… —Ni se te ocurra excusarte, hace siete años tal vez hubiera te hubiera escuchado, pero te fuiste sin decirme nada, destrozando mis ilusiones y llenándome de odio hacia ti. Si querías irte al menos me hubieras avisado, si tenías a alguien más no tenías por qué lastimarme a mí. —Lo siento, pero yo… —Ahórrate las excusas, ya no sirven, como ves estoy mejor de lo que piensas, y agradecería que te alejaras de mí lo más que puedas, en el hospital no somos más que compañeros de trabajo, no soy ni tu amigo ni nada parecido. Ahora las palabras abandonaron sus labios, esos hermosos labios que algún día fueron míos, pero que seguramente eran de alguien más ahora. Me encontraba más calmado y con una paz que no sentía desde hace mucho. Tuvo que aparecer de nuevo para quitarme esta gran carga. De mí solo iba a recibir odio y desprecio, nada más, era mejor decírselo desde ahora y no atacarlo por la espalda como él hizo conmigo. —Jimin, en serio que no… —Doctor Park para usted. Si me disculpa, quisiera que se retirara de mi consultorio, dentro de poco empiezan mis consultas y debo preparar mi área de trabajo. —Agachando la mirada salió derrotado, una lenta sonrisa se instaló en mi boca, amaba que sintiera la aversión que le tenía, de esa  manera lograría  mantenerlo alejado el mayor tiempo posible. La puerta emitió un pequeño sonido, signo de haberse cerrado, me senté e incliné mi cabeza hacía atrás en la silla, dejé salir un suspiro, mi cuerpo se sentía mejor pero inquieto de saber que ahora compartíamos la misma zona de trabajo. Antes ambos soñábamos con graduarnos y trabajar en el mismo lugar, casarnos y formar una familia, él como beta no podría nunca tener hijos pero acordamos adoptar en cuanto tuviéramos estabilidad. Eso jamás llegó a hacerse realidad y ahora lo agradecía, no quisiera imaginarme mi vida con él después de su traición. El sonido de mi teléfono me sacó de mis cavilaciones. —Jimin, hoy en la noche nos reuniremos para darle la bienvenida al doctor Jeon, quisiéramos que te nos unieras. —EunBi, una de mis amigas y demás enfermeras del hospital sonaba animada por el nuevo integrante del equipo. —Tengo consultas la mayor parte del día, quizá llegué pero no garantizo nada. —Estaría loco si aceptara estar cerca de él después del trabajo, suficiente con soportarlo aquí. -Avísame si cambias de opinión. —Cortó y entonces obligué a mi mente a concentrarse en lo que reamente importaba… Aunque sería mejor que jamás hubiera pisado este hospital. De pronto una brillante idea se asomó por mi mente, si no lo soportaba tal vez podría obligarlo a dejar el hospital, poder lograr que renunciara. En menos de lo que Jungkook pensaba estaría fuera de mi vida y esta vez para siempre.  
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