Capítulo 2. Audiencia de custodia.

1787 Words
| DARREN | A las diez cincuenta y cinco, nos dejaron pasar a la sala del tribunal para nuestro horario de las once. Antes de entrar, le envió un último mensaje de texto a Karen: entrando. Ella me envía una serie de emojis, corazones y caritas sonrientes y dedos cruzados, y apago mi teléfono. El abogado contrario aún no esta aquí, así que me tranquilizo con mi ritual previo a la audiencia, tomo todas mis notas, las declaraciones, la documentación, todo lo que he recopilado a mi favor, y lo apilo ordenadamente frente a mi en la amplia mesa de madera. Tener el peso de la evidencia justo ahi, al alcance de la mano, siempre me tranquiliza. Por último pero no menos importante, saco el dibujo. Es un dibujo diferente cada vez, porque Riley siempre esta haciendo nuevos, pero siempre traigo uno. Este nos tiene a los dos como figuras de palo: ella, pequeña, de cabello largo, con una falda verde brillante, yo del doble de su altura y usando solo zapatos por alguna razón, junto con varios árboles y una pequeña mancha con pies que ella me dijo que es un wombat. A Riley le gustan mucho los wombats ahora mismo. La semana pasada le dije que no podía tener uno como mascota, y desde entonces, ha estado mencionando casualmente varias características de los wombats que los convertirían en las mascotas perfectas. Por ejemplo, su casa es cuadrada, por lo que es apilable. No podia creerlo cuando ese dato no me convenció. —¿Conseguiste un perro?— pregunta Audrey, mirando el dibujo. Ella ha visto muchas obras de arte de Riley a lo largo de los años, aunque esta es la primera vez en unos dieciocho meses, ya que las cosas con Claire han estado relativamente tranquilas últimamente. —Es un Wombat— le explico. —¿Conseguiste un wombat?— ella pregunta secamente. —Todavía no— le digo. —Aunque si Riley se sale con la suya...— Ella se ríe. Se abre una puerta. Mathew Parker, el alguacil, entra. Me ve y asiente con la cabeza rápidamente, luego camina hacia su lugar habitual y cruza las manos frente a él. —Todos de pie pare el honorable Juez Beckmann— entona. Nos levantamos. El taquígrafo se levanta. Los funcionarios sentados a un lado se levantan. El demandante aún no esta aquí, y admito sentir una poca satisfacción por ese motivo. Antes de que pueda regordearme, el juez Beeckman entra en la habitación. No todos los jueces visten túnicas para una audiencia de visitación, pero este si. El juez Beeckman es bajo y fornido, pero apostaría mi dinero qu ese un ex militar. Es de cabello plateado, blanco, con el rostro arrugado pero aún severo. —Siéntense— ordena mientras se sienta, luego finalmente mira a todos en la habitación. Su rostro no revela nada mientras nos mira a Audrey y a mi, pero su mirada se posa en el escritorio vacío a nuestra izquierda. Entre laza sus dedos. —¿El demandante no esta aquí todavia?— pregunta mirando deliberadamente el reloj en la pared del fondo. —No su señoría— responde Mathew el alguacil. El juez sigue mirando el reloj. —Bueno, gracias a todos los que lograron llegar a tiempo hoy— dice, con una nota de irritación en su voz. —Si el demandante no se ha presentado a las once cinco, entonces tendremos que posponer este asunto y volvernos a reunir...— La puerta se abre y todos nos giramos. Es un hombre que no reconozco. Lleva un traje gris oscuro con una corbata azul oscuro. Su maletín es n***o y brillante. Sus zapatos son n***o y brillantes. Es blanco, alto, probablemente de unos cincuenta años, y le sonríe fácilmente al juez Beeckman . El rostro del juez se suaviza. —Disculpas, su señoría— dice el hombre. —Ya sabe como esta el tráfico con toda la construcción en las carreteras en estos días— Por un momento creo que Claire acaba de enviar a su abogado y no ha venido ella misma. De hecho, me permite ser optimista. Entonces la puerta se abre de nuevo y ella entra. El vientre primero. Mi mandíbula casi golpea el suelo. Apenas noto que la sigue otro hombre, este más joven pero tan bien vestido como el abogado. Claire esta embarazada. Claire esta seriamente embarazada, lo suficientemente avanzada como para que sea obvio, aunque la forma en que tiene ambas manos extendidas sobre su vientre hinchado llama la atención. "¿Cuándo diablos sucedido eso?" pienso. Mi corazón esta latiendo como loco dentro de mi pecho, mas rápido y más desesperado que antes. La vi hace seis semanas, cuando dejé a Riley por unas horas. ¿Estaba embarazada entonces y no me di cuenta? Ella debe de haber estado. El vientre no es lo único. Ni siquiera es lo que me alarma. Claire lleva un traje. Es un traje de pantalón completo a rayas, combinado con tacones, bolso bonito y un collar de perlas. La mujer que una vez dejo a Riley de seis meses sola en su cuna para poder salir y follar con sus amigos ahora tiene un nuevo abogado y parece una esposa sumisa. La última vez que vinimos a la corte, hace un año y medio, su abogado estaba considerablemente más andrajoso y ella vestía jeans rotos. Mis palmas comienzan a sudar. Tengo que recordarme a mi mismo que debo respirar. Mi corazón se siente como si estuviera siendo exprimido. Algo esta pasando, y no se que. — La audiencia comenzó a las once en punto, señor Willis— dice el juez Beeckman, pero su voz no tiene la misma nota severa que tenía hace un momento. —¿Estan todos preparados?— Claire, su abogado y el otro hombre se sientan. El juez mueve unos papeles. —Si, su señoría— dice finalmente su abogado. —Esta bien— dice el juez, y toma un pedazo de papel, mirándolo a traves de lentes para leer. —Por la presente llamo a sesión en el asunto de Howard vs Benson, número de caso del estado de California...— Continúa por un momento con las formalidades, y Audrey finalmente llama mi atención, levantando ambas cejas una fracción diminuta, una expresion que estoy bastante seguro significa ¿ Lo sabias? Niego con la cabeza muy levemente. Y vuelve su atención hacia adelante de nuevo. —...Entonces, ¿podría comenzar el abogado de las Sra. Howard?— —Gracias su señoría— dice el otro abogado. Se pone de pie. Se abotona la chaqueta con un gesto suave y practicado, luego se para detrás del podio entre los escritorios. —Primero, como ahora se conoce a la Sr. Howard como la señora Evans, propongo que incluyamos eso en el registro— Me siento erguido, mi cabeza girando hacia Claire, al otro lado de la habitación. Ella me devuelve la mirada, una mirada engreída y satisfecha en su rostro. Miro hacia su mano. Hay un enorme anillo de diamantes en su dedo, el hombre sentado a su lado le da palmadas en la mano para consolarla. Siento que la sala del tribunal se esta inclinado. Ahora estoy sudando pro todas partes, no solo en las palmas de las manos. Claire embarazada es una cosa. Si volviera a quedar embarazada por accidente, yo, la primera persona que accidentalmente la embarazo, no me sorprendería exactametne. Pero casarse es diferente. Eso requiere al menos cierta cantidad de intención y previsión, dos cosas de las que no estaba seguro que Claire fuera capaz. No podría importarme menos que Claire este casada. Bien por ella. Pero si no lo sé, eso significa que tampoco se lo contó a Riley. No le dijo a su propia hija que tenía un nuevo padrastro. No le dijo a su hija que iba a tener un nuevo hermano. Escalofríos recorren mi columna. —Además — continúa su abogado. —Me gustaría hacer una enmienda a la petición— —¿Cuál es la enmienda?— pregunta el juez. —Me gustaría cambiar esto de una audiencia de visitas a una audiencia de custodia— dice el abogado. Siento como si el piso se me cayera debajo. Audrey ya esta de pie. —Su Señoría— dice ella, pero el juez levanta una mano. —Eso es muy inusual, ¿por qué motivos?— Willis continua, como si una bomba no hubiera estallado en la sala del tribunal. —El señor Evans ha aceptado una oferta de trabajo en Dallas, ya los Evans les gustaría obtener la custodia a la luz de eso— continúa el abogado. Estoy fuera de mi silla antes de darme cuenta. —¡No!— Yo digo. El agarre de Audrey esta en mi brazo como el acero, pero lo ignoro. —No pueden llevarla a Dallas— digo, con mi voz ya alzándose. —Ella vive aquí. Su vida esta aqui, su familia, sus amigos, su escuela, no pueden simplemente...— —Señora Brown controle a su cliente— grita el juez sobre mi. —Darren— dice Audrey, su mano aún más apretada en mi brazo. Cierro la boca, a mitad de palabra, pero no he roto el contacto visual con el abogado de Claire, mi corazón late fuera de control. Dallas esta a varias millas de distancia. Mil millas. ¿Mil quienientas? —Darren— dice Audrey de nuevo, y trago saliva. —Vamos— Me siento, lentamente. Me sorprende que mis manos no esten tembalndo. —¿Puedo continuar?— pregunta el abogado en un tono de voz que me dan ganas de cometer violencia. Estamos solicitando la custodia total, con el señor Benson recibiendo las noventa noches estándar de visitas por año. Siento que no puedo respirar. No puedo, llevo una mano a mi boca porque creo que voy a vomitar, la sala del tribunal se cierra a mi alrededor, pero no digo nada. Ya tengo miedo de haberme jodido con mi exabrupto. —Su señoría— esta diciendo Adurey todavía de pie. —Esto es muy inusual. El señor Benson habido el único tutor legal y fisco durante casi seis años, y un cambio de esta magnitud sería increíble— —Gracias señora Brown— dice el juez, y Audrey aprieta los labios, con los ojos en llamas. Redirige su atención a la bola de baba detrás del podio. —Estoy de acuerdo con el abogado contrario en eso señor Willis— dice. —Esta es una solicitud extraordinaria hecha sin previo aviso. Estoy seguro de que esta plenamente consciente de que el tribunal no esta preparado de ninguna manera para tomar una decisión en esta audiencia— ***
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