Uno a uno

699 Words
Sobre el post-it remarque tres pendientes, realmente son pocos en comparación con lo que me falta por coordinar pero muchos si pienso en la ganas que tengo de hacer algo. * La niña * Psicóloga * La Clínica. En un orden un poco aleatorio, pero basado en las pocas fuerzas que me motivan. La niña y la decisión de demoler, ya se dio, sobre ello no meditaré más que para coordinar quien lo hará. De eso encargaré al chófer o al jardinero o a María aunque no creo que ella esté muy de acuerdo con esto y su resistencia sólo complicará mi decisión. La psicóloga... la psicóloga. ¿Que puedo hacer con ella? Necesito de su orientación solo por qué la tercera referencia de mis actividades en el post-it puede parecer una locura y ella podría ayudarme a desviar la atención de mi familia, de cierto manera quiero manipularla, pero decirlo se escucha terriblemente mal. La clínica, renunciare a ella. Ya estuvo. Estuve una hora dándole vueltas al taco de papeles de colores donde estaban escritos los tres pilares. Por momentos me parecía una genial creación y un gran avance de mi parte, teniendo en cuenta que no escribo mucho desde hace un buen tiempo. Por otro lado, la copa de vino a mi lado, me orientaba a pensar que en todo caso, sólo eran tres puertas más de escape, justo las que necesitaba para continuar en el camino de mi recuperación, aunque los demás pensaran que no era el adecuado. ¿Quienes con ellos para determinarlo? Tocan la puerta de vidrio con sutileza, levanto el rostro desde mi lugar detrás del escritorio en la oficina, aún sigo en la clínica, observando las tres frases sobre el post-it. – Señor, ya estamos cerrando. ¿Estará usted más tiempo en la oficina? Asentí volviendo la mirada al papel. – ¿Desea que le traiga algo de comer? Negué de la misma manera, sin gesticular – Esta bien señor. – Asintió y se giró con intención de irse pero algo le detuvo. Sé que está por hablar, probablemente un comentario que estuvo reprimiendo, espero que realmente no se decida a hacerlo. – Señor... ¿Puedo mencionarle algo? – Sin girarse y yo sin levantar la cabeza. Me mantuve en silencio y no entendió que eso era una negativa. – Nosotros, también extrañamos mucho a la señora Lucero. Sé marchó sin mencionar nada más, sólo dejando en el aire el eco de sus palabras, sin conocer que yo había estado solo un par de horas sin torturarme con su recuerdo y ahora, de nuevo, el corazón se me fragmentaba. "Nosotros también extrañamos mucho a la señora Lucero" ¿Cómo pueden ellos comparar su dolor? No es lógico que, siquiera se parezca un poco su perdida a la mía. Eso es lo que más me molesta de la maldita humanidad que me rodea. Esperan que su complacencia y semejanza me ayude a minimizar el dolor, pero su perdida no es comparada con la mía. Lucero era todo lo que yo amaba en el mundo, era esa única parte que lograba llenar mi vida y con la que sentía que era suficiente. ¿Cómo pueden solidarizarse con mi dolor? Es justo lo que no está bien, no deberían buscar igualdad entre su perdida y la mía. Ni Andrea, ni mi madre, ni María, incluso ni Gerardo puede entender el dolor de haber perdido a mi Lucero, por qué ellos no pudieron ver a través de sus ojos la magia y el poder que yo si. Suena egoísta y lo seguiré siendo hasta que me muera, por qué es irremediable pensar que el dolor pueda ser sanado. No, si insisten en compararse conmigo como en una competencia de dramatismo. Esto es solo un impulso más para continuar con mi plan. Las tres puertas que abriré serán el consecutivo perfecto en mi destino final. Justo al final de la pequeña hoja, había escrito mi deseo. Me retiraré del mundo común y esperaré que mi vida se termine o cobre sentido en una montaña a las afueras de la ciudad, tal vez como en algún momento lo hable con mi esposa. Un retiro espiritual o un s******o.
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