Vaya que tener en casa una MILF cachonda y lista para llevar no es fácil, y menos cuando estás atrapado con ella 24/7 sin posibilidad de salir es difícil. Esto es lo que volvía loco a Carlos, quien en un intento desesperado por liberar su mente y escapar (metafísicamente al menos) del enclaustramiento empezó a mensajearse con Samantha, una chica cuasi irrelevante en su vida, era linda sí, pero no lo suficiente como para ser un verdadero objeto de deseo. De cualquier forma, su verdadero interés era despejarse un poco, y para tal propósito cualquier persona bastaba. No es que no tuviera amigos, pero la mayoría de ellos eran simplemente demasiado inmaduros para dirigir la plática hacia terrenos no-peligrosos y al final lo que realmente necesitaba era un poco de ruido blanco mental. —Hey, sa

