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Me cambiaste la vida bebé

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Blurb

Tras una noche de pasión en brazos de un hombre que la hizo disfrutar Lana Hamilton se tuvo que enfrentar a las consecuencias de traer a un hijo siendo apenas una estudiante.

Años después el día de su graduación se vuelve a reencontrar con él y este al ver a Ollie, el pequeño niño de cuatro años que Lana había tenido fruto de esa noche, exige derechos como padre.

Logan es multimillonario y llevará a Lana al límite y todo por tener un minuto más a su pequeño a su lado.

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Prólogo.
Amo escribir y ahí os va otra de mis creaciones. Por supuesto esta no es ninguna fanfic es una novela de amor y también de conseguir relatar todo lo que hace una madre por sus hijos como hizo la mía. Que sepas mama que si alguna vez lees esto. Va por ti. Por ser la mejor madre y por nunca dejarnos ni siquiera con la muerte de papa. Prólogo Se puso una capa más de maquillaje y salió del baño de ese bar tan atestado de gente famosa y rica. Su amiga Elena había conseguido pases gratis para una de las discotecas más famosas de la ciudad donde acudían todos los ricos y claro está ella no se iba a negar a ir ya que ese mismo día iba a cumplir los 18 años a medianoche. Por supuesto apenas había tocado la bebida ya que Elena había decidido hacerlo por ella y se había bebido más de la mitad de la bebida del bar dejándola a ella con la responsabilidad de cuidarla en lugar de disfrutar. Salió del baño y paseó su mirada por el local buscando a Elena pero no hubo éxito y eso que Elena no era una chica que pasará fácilmente desapercibida ya que era una chica alta, con curvas de infarto, un pelo n***o que dejaba sin respiración y unas bonitas piernas que siempre iban adornadas por unos grandes tacones. Cosa que siempre la llevaba a preguntarse cómo es que podía andar con esas cosas si ella estaba muerta del dolor de pies y solo llevaba con los tacones dos horas. Sacó el móvil para ver si tenía alguna llamada pero no había nada y empezaba a preocuparse seriamente. Sabía que Elena no era una niña que necesitaba protección las 24 horas del día y que sabía cuidarse sola sin ayuda de nadie pero aún así era su amiga y a veces se metía en problemas de los que no podía salir sin ayuda. Se acercó a la barra procurando no tropezar con los tacones o doblarse un pie y al llegar preguntó por su amiga. -¿Ha visto a una chica de pelo n***o, alta y con un vestido rojo ceñido? -No señorita lo siento mucho. ¿Va a pedir algo? -Negó con la cabeza a la pregunta del camarero y se giró para volver a mirar el local pero esa vez tampoco hubo suerte. Lo que se suponía que iba a ser el mejor cumpleaños de su vida se estaba convirtiendo en una pesadilla. Ella no solía ir de fiesta mucho y menos a lugares tan llenos de gente en donde no conocía a nadie. Le gustaba más la tranquilidad de su habitación mientras leía un buen libro o estudiaba para algún examen pero es que todos habían insistido tanto en que saliese y se tomase un día de descanso para poder respirar pero ahora lo menos que estaba haciendo era respirar. -¿Buscas a tu amiga? -Le susurró una voz ronca en su oído provocando un ligero estremecimiento en su cuerpo que comenzó en sus senos y descendió hasta su zona íntima haciéndola soltar un suave jadeo. -Si. -Contestó mientras se giraba para mirarlo a los ojos. -¿La ha visto? -Se ha ido con mi amigo. -Dijo el desconocido. Lana comenzó a hacer un leve estudio del hombre que tenía delante y se dio cuenta que no era un simple hombre, era un dios, un hombre guapísimo que atraería la atención de millones de mujeres y era justamente lo que estaba haciendo llamar la atención de todas las mujeres del local porque todas tenían sus ojos puestos en ella y sobre todo en él. Tenía los ojos verdes o azules no estaba segura debido a que la iluminación era muy débil pero de lo que estaba segura es de que esos ojos no pasarían desapercibidos fácilmente. Un pelo rubio precioso y unos hombros muy anchos que le daban un aspecto muy sexy con la camisa blanca que llevaba encima. Le calculaba unos 25 años aunque ella siempre había sido muy mala para eso de las edades. -¿Cómo que se fue? -Preguntó ofendida. -Me ha dejado sola. No me lo puedo creer. -Dijo negando con la cabeza. -Puedo hacerte compañía. -Sugirió con voz seductora. -No hace falta, de todos modos ya me iba a casa. -Wow, eres la primera mujer que me rechaza. -Dijo con asombro cogiéndola por el antebrazo. -Eii suéltame no creo que haga falta que me toques. -Intentó zafar su brazo pero lo único que consiguió fue que el desconocido la pegase a su torso musculoso. -Esta bien me quieres soltar, seguro no soy la última mujer que te rechaza. -Tiró de su brazo para que la soltase pero no tuvo éxito y al final se rindió. -¿Qué es lo que quieres? -Ya te lo he dicho hacerte compañía. -Mostró una increíble sonrisa que la dejó un poco desorientada. -Me ha dicho tu amiga que hoy es tu cumpleaños. -Susurró con extrema suavidad en su oído. -Si es verdad pero prefiero pasarlo sola o irme a mi casa. -Consiguió soltar su brazo de su agarre y dio dos pasos, antes de encontrarse con su cara y su torso. -Te han dicho alguna vez que eres un poco asfixiante y pesado. -¿Una mujer? Nunca, eres la primera. -Que ilusión. -Dijo ella con sarcasmo. -¿Me permites? -Preguntó pero el desconocido ni se inmuto y le ofreció otra de sus sonrisas tan maravillosas. -Si te invito a una copa prometo dejarte ir a tu casa. -Esta bien solo una copa. -Dio la vuelta y se acercó a la barra con él siguiéndole los pasos. Lana se sentó en la silla que estaba en la barra y a su lado se sentó el desconocido que pidió las bebidas para después mirarla a los ojos. El camarero puso las bebidas delante de ellos y se retiró para servir a otros clientes. -Me llamo Lex. -Dijo el desconocido no muy convencido mientras daba un trago a su gin-tonic. -¿Y tu preciosa? -Primero no me llames preciosa y segundo me llamo Lana Hamilton. -Un nombre muy bonito para una mujer bonita. -Mi madre era fan de Smallville y a mi padre le encantaba la chica de pelo n***o. -Cogió su bebida y le dio un pequeño sorbito. -¿Qué es? -Maracuyá con ginebra. -Esta muy bueno. -Dijo dándole otro sorbo. -Déjame ver como sabe. -Lex se levantó de su silla y se acercó lentamente a sus labios. Al llegar a ellos se los rozó suavemente y le pasó la lengua por ellos. Lana por su parte se quedó paralizada al ver que él se acercaba y le rozaba los labios de forma tan sensual. Media hora más tarde no sabía si el que había dado el paso había sido ella o él pero estaban subiendo a la habitación privada que tenía el bar dispuestos a pasar un noche que seguramente sería inolvidable para los dos. Al llegar a la habitación entre besos y caricias calientes terminaron de quitarse la ropa y Lex la acorraló contra la pared besándole el cuello y quitándole la última prenda que quedaba en ese cuerpo tan perfecto. Lana llevó sus manos a sus calzoncillos y se los quitó con desesperación. Lex lo único que hacía era besarle el cuello haciendo que ella se derritiera por dentro. Él hizo que ella le rodeara la cadera con las piernas y la penetró profundamente soltando los dos a la vez largos suspiros de pasión. -Oh dios... -Dijo ella mientras no paraba de repetir su nombre una y otra vez mientras movía las caderas a la vez que él. -¿Te gusta? -Dijo saliendo completamente de ella. -Por favor.... Por favor. -Suplico mientras le aferraba por los hombros y movía las caderas para incitarlo de nuevo a entrar. -¿Por favor qué? -Dijo él ansioso. -Dime lo que quieres y te lo daré. -Dios vuelve a meterla y no la saques. -Dijo dándole un tórrido beso en los labios. Lex comenzó con unos evites suaves y aumentó el ritmo hasta llevarlos a los dos a la cima. Dos embestidas más y los dos se desmoronaron en el suelo. -Eres increíble. -Dijo él dándole un último beso en los labios. Ella se acurrucó en su pecho en el frío suelo pero a su lado eso no le importaba. Lo único que le importaba es que estaba con él y que se sentía realmente protegida. Dos meses después. Estaba embarazada. Maldita prueba que lo confirmaba. Estaba embarazada, sola y desesperada. Su último año de bachillerato estaba a punto de perderse por la maldita idiotez que hizo esa noche. "Menudo regalo de cumpleaños" pensó ella. Tras despertarse esa mañana en esa habitación del bar se sintió una prostituta. Él la había arrojado a la basura nada más usarla dejándola con una nota donde decía: "Ha sido una noche maravillosa, lástima que no se pueda repetir" y ahora con un hijo que tendría que cuidar sola porque por supuesto ella no iba a abortar. Estaba en contra del aborto, lo odiaba a muerte y no quería matar a su hijo aunque solo hubiese sido un error de una noche. -Cariño te encuentras bien. Llevas mucho tiempo en el baño. -Dijo su madre desde el otro lado de la puerta. Se limpió una lágrima y se levantó del water cogiendo la prueba de embarazo. Si había sido tan valiente para hacer lo que había hecho ahora tenía que enfrentarse a contárselo todo a su madre. Su madre la mejor mujer del mundo. Comprendía todo y estuvo con ella y con sus hermanos siempre. Ella era una madre modelo. La modelo que ella misma iba a seguir para criar a su hijo y sacarlo adelante. Lily había perdido a su marido cuando ella tenía apenas tres años y a pesar de tener tres hijos no dejo a ninguno por el camino y consiguió criarlos y hacerlos mayores a todos por eso ella la amaba tanto. Abrió la puerta y se lanzó llorando a los brazos de su madre mientras sostenía fuertemente la prueba de embarazo en la mano detrás del cuello de su madre. -Lo siento mamá, lo siento tanto. -Dijo soltando todas las lágrimas que tenía acumuladas. -Oh cariño, ¿qué es lo que pasa cielo? -Preguntó su madre pasando su mano por el cabello castaño de su hija. -Mama, mama. -Repitió ella para asegurarse de que su madre seguía allí y que no iba a dejarla. -Voy a tener un hijo. Estoy embarazada. -Anunció ella cerrando fuertemente los ojos esperando la reacción de su madre. Lily por su lado dejó caer sus brazos a sus costados y alejó a su hija de su abrazo. Su niña. Su pequeña Lana ahora estaba embarazada. -¿Cómo puede ser Lana? ¿Desde cuándo? -En mi cumpleaños mama. Cuando fui a ese estúpido bar con Elena. Me dejo sola y se me acercó un hombre de unos 25 años. Comencé a beber y... -No termino la frase porque rompió a llorar. -Lo siento. -Dijo entre sollozos. -¿Vas a tenerlo? -Por supuesto que si mama. Aunque no me apoyes no pienso matar a mi hijo. -Sabes que cuentas con mi apoyo siempre y cuando no dejes tus estudios entendido. -Ella asintió con la cabeza y su madre abrió los brazos. -Dame un abrazo pequeña. -Se cobijó en los brazos de su madre y comenzó a llorar con más fuerza que antes. -Se lo vas a decir al padre. -No sé ni siquiera como se apellida. Va a ser muy difícil encontrarlo solo con su nombre. -Dijo tomando aire. -Gracias mama. -Levanto la cabeza de su hombro y miro a su madre a los ojos. -Gracias por no dejarme sola, sólo quiero que me enseñes a ser una buena madre como lo has sido tú para mí y para mis hermanos. -Mi niña... La historia no va a tratar mucho de amor si no de una relación sobre como una madre puede sacar las uñas si alguien se acerca a su hijo. Espero que os haya gustado el epílogo y vuelvo a decirlo la persona que me dio inspiración para escribir esta novela es mi madre. Te amo mama. Dejen sus votos y comentarios. 

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