Dinero.

1593 Words
Cuando Oliver termino de comer cogió su plato y lo llevo al fregadero. Logan lo miraba sorprendido. Él nunca había tenido que hacer eso, siempre lo recogían los demás, solamente se levantaba de la mesa y dejaba su plato tal y como estaba. Lana había enseñado muy bien a su hijo y mientras estaba con él jugando a los juguetes se dio cuenta que era un niño muy alegre y educado. Le hablaba de usted, decía "por favor" y "gracias" en contadas ocasiones y hasta le ofrecía el juguete que él tenía en la mano. No era para nada un niño consentido o caprichoso todo lo contrario se le daba muy bien compartir y eso le hacía sentirse orgullo de su hijo. —Ve a limpiarte los dientes cielo. —Oliver asintió a la sugerencia de su madre y subió las escaleras en dirección a la planta de arriba. —¿No te da miedo a que se caiga por las escaleras cuando las sube corriendo? —Pregunto Logan llamando la atención de Lana. —Esta acostumbrado. Llevamos viviendo aquí desde que tiene dos años. —¿Cuál es tu trabajo? ¿Cómo puedes permitirte pagar esta casa? —De lunes a viernes trabajo en la cafetería del señor Parker... —¿Y con quién se queda Oliver cuando trabajas? —Se queda con mi madre y a veces con mi hermano John. Y los sábados y domingos por la mañana limpio la casa de los vecinos y por la tarde hago de niñera de unos niños también del barrio. Y bueno la casa la pago con facilidad debido a que cogí la hipoteca muy reducida claro esta que con más años pero eso no importa. —¿Podías estudiar con él corriendo por toda la casa? —Pregunto Logan con tono suspicaz. —Si. Cuando Oli estaba despierto jugaba con él hasta cansarlo y cuando se dormía me dedicaba a estudiar. Mi familia me ayudo mucho a criarlo. —¿Por qué cuando te enteraste que estabas embarazada no le abortaste? —¿Por qué tenía que hacerlo? —Logan se encogió de hombros a su pregunta. —También era mi hijo y le quise desde el momento que me entere que le estaba esperando. —Siento mucho lo que sucedió esa noche Lana pero quiero que entiendas que voy a pelear por mi hijo. —Yo también lo voy a hacer Logan. No voy a dejar que lo alejes de mí. Ni tú ni nadie. —Solo quiero lo mejor para él. —Yo soy su madre y yo más que nadie se lo que es mejor para él o no. Oliver bajo las escaleras y se acerco a la silla de su madre con su libro de cuentos favorito. Se lo extendió y ella lo cogió. Ese libro había sido un regalo de John para Oli cuando había cumplido los tres años y al niño le encantaba. Le había leído todos los cuentos ya pero siempre se lo volvía a repetir porque le encantaban. —Ahora no cariño, tenemos que recoger la mesa. —Dejo el libro sobre la mesa y se levanto de la silla. —Pero mami... —Se quejo Oliver con voz dulce. —Si me ayudas terminaremos antes. —Dijo ella con una sonrisa. Logan también se levanto de la mesa y comenzó a ayudarlos. Cuando terminaron Logan se llevo a Oliver al salón y se sentó a su lado comenzando a leerle el libro mientras ella fregaba los platos que habían usado para la comida. Cerró el grifo y fue a la cocina encontrándose con una escena que hizo que su corazón se encogiera. Oliver estaba dormido en los brazos de Logan con la cabeza apoyada en su pecho y su pequeño cuerpo extendido por todo el sofá. —Si quieres puedes subirle a su habitación. —Le dijo ella pero él rápidamente negó con la cabeza. Lana se sentó en una silla que trajo de la cocina enfrente de ellos. Miraba a su hijo con gran adoración. ¿Por qué no podía haber sido una mala madre? Una madre que no se preocupaba en absoluto de sus hijos. Así quitarle al niño hubiese sido más sencillo, pero no Lana Hamilton era todo lo contrario. Era una madre dedicada a su hijo, que le cuidaba, trabaja y estudiaba. Las tres cosas a la vez. Las mujeres de su entorno de lo único que se preocupaban era de tener la manicura perfecta e ir siempre a la moda para no quedar atrás pero a Lana su aspecto no parecía importarle. Muchas mujeres al tener su imponente presencia delante hubiesen ido rápidamente a la habitación a ponerse algo más atractivo o a peinarse un poco pero Lana no había hecho nada de eso, todo lo contrario se había dejado el pelo igual y el chándal y la camisa que llevaba encima no parecía avergonzarla. No se había pasado la mano por el pelo en ninguna ocasión. Recordaba cuando su padre le había dicho que las mujeres hacían eso para llamar la atención de los hombres, pero estaba seguro que Lana no quería su atención y eso le fastidiaba y mucho. En tres noches no pudo pegar un ojo porque los recuerdos de esa noche que paso con Lana lo atormentaban, venían a su mente como flashbacks y se iban enseguida. Nunca había conseguido encontrar a una mujer que la igualase o por lo menos que se le acercase. Lana había sido una experiencia realmente buena aunque la impresión que tenía de ella no lo era. Recordaba cómo estaba vestida ese día y la cantidad de maquillaje que llevaba encima que la hacían parecer más mayor de lo que realmente era. Además de todo eso estaba en un lugar lleno de gente rica y él ya se había imaginado lo que venía buscando. Pero no se dio cuenta de eso hasta la mañana siguiente cuando se vio a si mismo tumbado en el suelo al lado de esa mujer. Volvió al presente y miro a Lana que estaba con una revista sobre sus piernas leyendo mientras observaba de reojo al niño. —¿Por qué le llamaste Oliver? —Pregunto rompiendo el silencio. Oliver se removió un poco ante la ronca voz de Logan pero enseguida volvió a quedarse dormido. —Mi padre se llamaba Oliver. —Dijo con voz apenada. —¿Llamaba? ¿Esta...? —Muerto. Esta muerto. Murió cuando yo tenía la edad de Oli. —Lo siento. —Dijo él arrepintiéndose al instante de haber hecho una pregunta tan personal. —Tu madre debió de pasarlo muy mal y para ti tuvo que ser muy duro crecer sin un padre. —Si. Fue duro pero mi madre se volvió a casar. Ese hombre no fue tan bueno como mi papa pero por lo menos se preocupa de que John y yo creciésemos en un entorno familiar donde la presencia paterna fuese fundamental. —¿John es mayor o menor que tú? —Más mayor. Tiene tres más que yo. —¿Esta casado? —Divorciando. Tiene dos hijas gemelas: Amber y Lauren pero su madre pidió la custodia completa y John no puede verlas. —¿Por qué hizo eso? o ¿Cómo consiguió que un juez accediese a una custodia completa? —Le dijo al juez que mi hermano no tenía ni casa, ni trabajo, ni dinero propio y que fumaba, bebía y se drogaba. —¿Y es cierto? —Claro que no. —Contesto ella con odio. —Mi hermano estudiaba en esos momentos pero dejo la carrera para conseguir la custodia o por lo menos la compartida. Amanda estaba resentida con mi hermano porque cuando se casaron él no la amaba se caso porque era su deber hacerlo por las gemelas pero mi hermano no quería hacerlo realmente. —Lo que empieza mal termina mal. Por eso elegiste derecho para estudiar. —En parte. Lo único que quiero es que mi hermano recupere a sus hijas. El móvil de Logan comenzó a sonar y Oliver abrió rápidamente los ojos moviéndose del pecho de Logan para bajar del sofá e ir a buscar los brazos de su madre. Logan contesto al teléfono mientras Lana acunaba a Oli en sus brazos. Se levanto de la silla y con cuidado subió las escaleras hasta la planta de arriba donde estaban las habitaciones. Abrió la puerta de la habitación y lo dejo en su cama. Después bajo las escaleras y se encontró con Logan en la puerta. —Me tengo que ir. —Dijo él cuando ella termino de bajar el último escalón. —Búscate un abogado en los próximos días el mío se pondrá en contacto con el tuyo para aclarar todo lo del niño. Ella solo asintió con la cabeza y él salió de la casa. Se lo iba a quitar. Estaba tan segura que le costaba tragar. Daba igual si ella era la madre él tenía millones y el dinero siempre importaba. ¿Cómo podría vivir sin su hijo si Logan se lo quitaba? No importaba cuando dinero gastase para conseguir que Logan no se lo quitase, gastaría hasta el último de sus centavos. Tenía que contarle a su madre y a su hermano que él padre de Oli había vuelto y decirles quien era. Suspiro para tranquilizarse y se apoyo en la puerta. Hasta aqui el capitulo tres espero que les guste. Dejen sus votos y comentarios. Y bien venidas las nuevas lectoras. Perdonen las faltas de ortografía. Un beso.
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