ZETA (IV)

496 Words
Miré hacia abajó y me espanté. Uno de los cuerpos que habían quedado por la mitad tras las caídas de las puertas me estaba cogiendo el pie. Grité, moví la pierna y le golpeé en la cabeza. Me soltó y eché a correr, mientras los "mediocuerpos" avanzaban hacia mí, arrastrándose como serpientes. Los cuerpos de emergencia llegaban al exterior del centro comercial mientras yo huía. Un policía intentó pararme pero yo seguía corriendo. Solo quería correr, alejarme de todo lo que había pasado, esconderme como me dijo mi madre, hasta que todo hubiera pasado. Pero las lágrimas no dejaban de aparecer. Veía borroso y estaba mareada. Todo había sucedido tan rápido... Cruzaba por una carretera cuando hubo un accidente de tráfico. Un coche descarriló, chocó con otro coche y acabaron los dos estampándose contra una pared, a pocos kilómetros de donde yo estaba.  Podía ver perfectamente la sangre. Más sangre, como si no hubiera visto ya suficiente. Pero no estaban muertos. Intentaban salir del coche. Me acerqué un poco para observar mejor la escena. Algunas personas corrían ya a ayudarles a salir del coche. Era un solo hombre en uno y toda una familia en el otro. No pudieron sacar al hombre. Estaba loco. Mordió a los que intentaban ayudarlo. Otro igual, igual que los del centro comercial. - ¡Es peligroso!- grite señalándolo-. ¡No dejéis que os muerdan! Y tras eso, salí corriendo antes de que la situación se descontrolara allí también. Todo era un caos en mi cabeza. Como si hubiera sido solo un sueño, una pesadilla. Estaba perdida, más perdida que nunca. Caminaba sumida en mi confusión interior mientras escuchaba las sirenas de las ambulancias y la policía como si estuvieran muy lejos. Veía a las personas correr por mi lado, en sentido contrario, y yo seguía adelante, con ambas manos en los bolsillos de mi chaqueta. Caminaba absorta de todo lo que pasaba a mi alrededor. Hasta que alguien me paró. Una chica joven, algo mayor que yo. Me movía por los hombros y me gritaba que corriera, que huyera, que venían los enfermos. Yo seguía igual, en shock, traumada por todo lo que había sucedido. Hasta que la chica me abofeteó en la cara. Entonces pestañeé y vi la realidad. Comprendí que algo malo estaba pasando y que debía de hacer algo, correr y esconderme, como me dijo mi madre, había olvidado sus palabras por un momento. Seguí a la chica, a pasos rápidos. "Sálvate, Aileen, huye!" - Eso voy a hacer, mamá- susurré. Pero el destino parecía estar en mi contra. La chica y yo nos vimos rodeadas de enfermos. La chica gritaba como una loca, yo retrocedía a la vez que los enfermos ganaban terreno. Iban a mordernos, estábamos perdidas. Comencé a llorar de puro terror e impotencia mientras la chica gritaba y gritaba. - ¡No, no, no! ¡A mí no! ¡Comérosla a ella! ¡A mí no! Y, sin esperármelo, la chica me empezó a empujar hacia ellos. Me lanzó de lleno hacia ellos. Hacia los enfermos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD