Una última oportunidad para el amor

Él estaba con su jefe en el cuartel central en Tel Aviv. —Me voy a retirar— le dijo— Y esta vez no me vas a poder detener.— Su jefe , un hombre de unos 60 años que en su momento había sido atractivo era de tez mate y ojos color gris. Tenía el cabello entrecano corto y una barba de un par de días. —Necesitamos un favor Isa. Es lo último que te pido...— Isa revoleo los ojos cada vez que quería retirarse pasaba lo mismo. —¿Y ahora qué pasó? ¿ qué célula terrorista se activó, adónde me quieres mandar? — —A un lugar que ya conoces bien, a la Argentina. Buenos Aires para ser más precisos...— —¿A cazar nazis otra vez?— preguntó extrañado —No, esta vez se trata de una posible célula terrorista...— Le alcanzó una carpeta marrón. —Aqui encontrarás más información.— Él abrió la carpeta y vió que había dentro y se la devolvió. —Esto ya lo sé, es del atentado contra la embajada.— en la Argentina había habido dos atentados terroristas en el pasado. Uno a la embajada de Israel y otro varios años después a la sede de la mutual judía. Pero él aún era muy joven en ese entonces, le dieron el caso a alguien más experimentado. Igualmente, nunca terminó de esclarecerse del todo. Demasiados intereses locales creados. Él por su parte había viajado tres veces a Argentina y le había gustado tanto Buenos Aires que decidió comprarse un apartamento allí...Tenía algunos, en lugares estratégicos del mundo. —Sí pero hay algo más... nos informan nuestros contactos de que podría haber un nuevo atentado próximamente. Necesitamos que vayas a averiguar si hay alguna célula terrorista que se haya activado en el lugar. Que tenga que ver con el Estado Islámico, Al Qaeda o quién sea trabajando allí.— A veces algunas células terroristas llevaban dormidas durante años, esperando, hasta que se activaban para llevar a cabo algún acto terrorista. —¿Porqué a mí?— Isa puso cara de dolor realmente. Y aunque su interlocutor era su jefe, la pregunta era básicamente retórica. —Eres bueno mezclándote con la gente y hablas español a la perfección. Aparte desde la última vez que te enviamos adoptaste perfectamente el idioma e incluso el acento qué es tan particular.— Isa era políglota y se le daban los idiomas con gran facilidad. Hablaba hebreo, pastún que era la lengua de su madre, idish que hablaba su abuelo, inglés, ruso, alemán, francés, portugués, español, árabe y algunos dialectos de algunas zonas en particular, c***o mandarín, japonés, y podía leer latín y griego aunque no los hablaba muy bien. La verdad era que con estar viviendo unos meses en un sitio aprendía rápidamente la lengua del lugar. Se le daba naturalmente y con mucha facilidad. El resopló y volvió a tomar la carpeta, ya resignado. La realidad era que la Argentina le gustaba especialmente Buenos Aires. Por eso se había comprado una casa allí. Había algo acerca de su noche, de su gente. Aparte había mujeres sumamente atractivas. En realidad no le resultaba ningún sacrificio volver a la Argentina. —Está bien pero después de esto me retiro definitivamente— acordó finalmente. —Lo prometo— le dijo su jefe. —Hace rato que me lo prometes— le dijo Isa echándoselo en cara. Su jefe solo alzó una ceja y se cruzó de brazos. Luego se recostó contra su sillón. Isa se levantó de la silla con la carpeta encima y salió de la oficina. Fue hasta su apartamento en el centro de Tel Aviv, y recogió algunas cosas. En ese momento era primavera en Argentina. Igual si le faltaba algo podría comprar lo que quisiera allí. Tenía dinero de sobra y aparte el país, por el tipo de cambio al dólar, le resultaba barato. A pesar de ser multimillonario él era una persona bastante austera. Se daba sus gustos por supuesto, le gustaban especialmente las motos y los autos aparte de las mujeres claro pero para eso generalmente no necesitaba dinero... las mujeres caían como moscas en sus red sin ningún tipo de trabajo. Él era atractivo, lo sabía. Y aparte Isa era muy inteligente. Las que no caían por su atractivo caían por su mente. El no solía hacer alarde de su riqueza aunque claro cuando lo veían con sus motos o autos caros ellas sacaban sus propias conclusiones. Su padre era dueño de una empresa aeronáutica militar. Fabricaban helicópteros aviones y sistemas de defensa, e incluso habían mandado un par de satélites al espacio. Eran contratistas para varios estados y países. Isa, a pesar de no tener las diferencias que tenía su hermana con sus padres, tenía cierta reticencia con respecto al negocio familiar... a pesar de que lo había fundado su bisabuelo junto a su abuelo, que fue una de sus personas favoritas en la vida. La empresa HAWK había empezado como un emprendimiento pequeño entre su bisabuelo y su abuelo hasta convertirse en una empresa mucho más grande. Hoy tenían activos por billones de dólares. Y él había heredado acciones al igual que su hermana por parte de sus abuelos así como también tenía una gran cantidad de dinero en el banco. Aparte era muy bueno para las inversiones. Si él quisiera tranquilamente podría vivir varias vidas sin mover ni siquiera un pelo. Contrario a lo que la mayoría creía, para él fue difícil crecer sabiendo que tenía todo servido y resuelto, y qué no iba a necesitar nada en la vida. Entonces se le presentaron dos opciones o vivir "la vida loca" como Ricky Martin decía en su canción o buscar un propósito para su vida. Y para él, ser agente de inteligencia israelí se convirtió en el propósito de su vida luego de ser víctima de un atentado. Él, siendo joven e ingenuo, creyó que siendo agente podría evitar nuevos atentados. Con los años se dio cuenta que esto era cada vez más imposible, que la paz nunca llegaría y se sintió un poco decepcionado. Sabía que había intereses detrás (sobre todo económicos), creados, por eso no estaba del todo de acuerdo con el rumbo que tenía la empresa de su padre y su intención era, con su título de ingeniero aeronáutico, empezar a diseñar una línea de aviones pequeños de alta gama para uso doméstico. Para diversificar el negocio y alejarse un poco de la rama militar. Pero ahora su sueño se vería postergado por esta nueva misión. Una vez más. Tomó un vuelo común comercial, aunque podía darse el lujo de contratar un avión privado. El avión de su familia estaba en Estados Unidos y lo usaban sus padres. Y él no iba a comprarse un avión para usarlo quién sabía cuándo. Al menos no sin una buena razón. Él único lujo que se dio fue viajar en primera. Aunque la agencia solventaba sus gastos, para esos casos él cubría la diferencia. Durante el vuelo una azafata, que no dejo de mirarlo en todo el viaje, le dió un papel con su teléfono. Él sabía que con su casi metro 90, su piel dorada por el sol , su cabello castaño claro y su barba, así como su físico increíblemente musculoso de aproximadamente 120 kg de pura fibra era un hombre muy atractivo y que llamaba la atención en cualquier lugar a dónde iba así que ya estaba acostumbrado a ese tipo de situación. En un par de ocasiones se había acostado con mujeres durante algunos vuelos. Otras pasajeras o azafatas. Con completas desconocidas que no había vuelto a ver. Bah, acostado era un eufemismo ya que había estado parado en el baño del avión. Que por cierto por su tamaño ya le quedaba chico. Ya estando solo le costaba maniobrar ahí dentro, ni que hablar acompañado. Definitivamente no era su lugar favorito para tener sexo salvo que estuviese muy excitado. Pero está vez no tenía ganas de estar con nadie. En realidad estaba meditando sobre su vida. Isa había estado en un atentado a los 16 años, y eso lo marcó profundamente. Así que aunque siempre quiso construir aviones. Luego del servicio militar obligatorio en Israel se unió al ejército. Él nunca tuvo la intención de ser soldado realmente, el quería estar en inteligencia, para prevenir los atentados. El camino fue arduo pero lo consiguió antes de los 25 años pero aún así no se sentía satisfecho. En sus ratos libres estudiaba y dibujaba, y con el tiempo pudo conseguir su título de ingeniero estudiando de manera semi presencial. Con el correr de los años se dió cuenta que nada de lo que hacía marcaba la diferencia. Seguían bombardeandose y haciéndose la guerra. Había mucha gente para los que la guerra era una negocio y para su pesar su familia era uno de ellos. Por eso su hermana Amal se había distanciado de sus padres, sumado al hecho de que nunca aprobaron a su marido. Amal ya estaba viuda pero se había asentado en Las Vegas. Aunque la empresa de su familia también había lanzado satélites al espacio, y tenían helicópteros y aviones sanitarios. No era todo malo. Igual él quería hacer algo diferente. Después de esta última misión iba a dejar el Mossad no importaba que cosa le encargaran luego, ni aunque hubiese que cazar al mismísimo Hitler, está iba a ser su última misión definitivamente.