Entre los miles de mensajes que nos enviamos durante todo el día y las video llamadas diarias, el viernes llega más rápido de lo que pensé.
Ni parece que se haya ido, porque entre todas las conversaciones, contándonos cómo va nuestro día, las cosas que hacemos o que nos pasan, o sobre cualquier tontería, lo he sentido cerca de mí.
Todo aquello me ha tenido soñando despierta, me ha hecho sentir más alegre, más optimista, más entusiasta, y… más enamorada.
No lo voy a negar. Estoy perdidamente enamorada de Jim. Ya estaba enamorada, mucho antes de conocerlo, cuando lo veía en fotos, en películas o en mis tontos sueños. Y, ahora, que mis sueños se hacen realidad, estoy peor. Solo espero nunca despertar de esto o que, al final, el hermoso sueño no se convierta en pesadilla.
—¿A qué hora
