Jugando con Jagger

¿Alguna vez sintieron que estaban a punto de enloquecer? ¿Queriendo gritar hasta quedarse sin voz? Claro eso es algo ridículo, porque los problemas aún seguirían ahí y lo único que conseguirían sería un dolor de garganta infernal.  Pero en este momento, era lo único que quería hacer, mientras veía como mi teléfono iluminaba el número de mi madre, como si fuera una señal de peligro. Miré a ambos lados, no podía gritar, así que si atendía debería resistir todo lo que sentía o mejor dicho, todo lo que mi madre me provocaría. Desde hace días era lo mismo, querer saber si llevaré a alguien en navidad o si ya estoy en pareja y recordarme que bajo ningún motivo podía faltar. Puse los ojos en blanco al ver como por tercera vez, mi teléfono, volvía a sonar. —Hola mamá, perdóname, pero ando muy ocupada, estoy llegando súper atrasada, por lo que comprenderás que no tengo mucho tiempo en este momento para hablar. — hablé rápido, ignorando los bocinazos que sonaban mientras cruzaba la calle sin mirar. —¿Cuántas veces te he dicho que debes ser responsable Rain? ¿Por qué no eres como Esther? Mira todo lo que tu prima ha conseguido. —sabía bien lo que esa víbora había conseguido, se encargaba de refregarlo en mi rostro sin parar. —Soy responsable mamá, pero no fue mi culpa quedarme atorada en el ascensor. —no era algo que me hiciera muy feliz, mucho menos al ser claustrofóbica. Para mi mala suerte me quedé atorada junto a una señora con dos niños, los cuales debieron soportar a una persona nerviosa, gritando que moriría al no haber suficiente aire, rogando por ayuda y lo mejor, diciendo a viva voz que podía caerse la maldita caja metálica y terminar siendo un puré, que los rescatistas juntarían con una espátula. ¡Sin duda esa madre me recordaría de muy buena manera!  Y ni decir los niños… —¡Oh por Dios! —Si mamá, fue tan horrible, no imaginas el miedo que sentí cuando... —no pude terminar de explicarme, ya que mi madre tenía sus propias preocupaciones. —Por favor Rain, dime que no hiciste un escandalo. —¿Acaso había escuchado la parte donde dije que me quede encerrada? —Por supuesto que lo hice, sentí que moriría ¿Qué debía hacer? ¿Sonreír y aceptar mi destino? Claro que no. Por Dios mamá, pude morir y solo te preocupa el escandalo que pude hacer. —¿Dónde estaba su maldito instinto maternal? —Deberías intentar ser un poco más moderada, esa puede ser la razón por la cual sigues soltera. ¿Qué has pensado sobre la aplicación que tu prima te sugirió? — había pensado en mandar a mi prima a la mierda si volvía a sugerirlo. —No necesito una aplicación mamá, actúas como si fuera una anciana desesperada y apenas tengo veintitrés años. —¿Eso quiere decir que ya estas saliendo con alguien? —Sí mamá, es por eso que no necesito una aplicación. Pero no imaginas la seguridad que me da que lo sugieras. —nada como el apoyo incondicional. —Muy bien cariño, entonces ¿Vas a traerlo para la cena de navidad? —claro que no, si no existía, pero ¿Que demonios podía decirle? —Con tu padre estamos muy preocupados por ti, estas tan lejos y no nos gusta la idea de que estés tan sola. —No lo sé mamá, no he hablado sobre ello con él, no sé aún si tiene sus propios planes. —Si quieres se lo puedo preguntar, solo debes darme su número y me encargo de hacerlo. —no podía hacerme esto. Mientras la escuchaba, tropecé, casi terminando de lleno en el suelo. —Eso no sería bueno, aún es reciente y no creo que presentar tan rápido a los padres sea lo correcto. Pero tranquila, se lo preguntaré esta noche. — eso me daría tiempo para pensar en una buena mentira. —Ahora lamento tener que cortarte, pero en serio estoy corriendo por mitad de la calle. —Apenas tengas una respuesta, quiero saberla. —y sin otra palabra, mi madre me cortó la llamada. Suspiré, antes de volver a correr, podía terminar rompiendo mi tacón y quebrándome una pierna. Aunque si lo pensaba, no sería tan malo, sería la excusa perfecta para no viajar. Pero sabía que incluso en caso de hacerlo, mis compañeros de trabajo me darían los cuidados necesarios para que pudiera mejorar lo más pronto posible. Acababa de graduarme de la carrera de enfermería y fue gracias a mi perfecta calificación, que terminé consiguiendo el puesto en el hospital. Amaba mi trabajo y no lo cambiaría por nada, sobretodo porque trabajaba con quienes eran mis amigos desde hace años, para ser precisa, desde hace cinco años cuando llegué a Detroit. —Tu expresión me asusta ¿Qué anda mal contigo Rainy? — estaba parada frente a la entrada del hospital, esperando que mágicamente llegará una solución para mi problema. —Nací con mala suerte. Dime Jagger, ¿Qué se siente ser alguien sin ningún tipo de problema? —No soy perfecto, también tengo problemas como todo el mundo —bufé, poniendo mis ojos en blanco— De verdad, nada en la vida es tan sencillo. —Tus problemas son las mujeres, nunca tomas a ninguna en serio y ellas terminan esperando cambiarte. Sabes que eso te convierte en una especie de prostituto, ¿Verdad?. Bueno en realidad ni eso, porque tú no cobras, pero sin dudas eres un hombre muy promiscuo. —Lo sé, pero no pueden culparme, nunca prometo una segunda cita. —Tú no tienes citas, solo sexo.- hice un mohín, en su lugar aprovecharía para llevar a alguien a la maldita cena navideña. —Eso es verdad, pero ahora quiero escuchar ¿Por qué estas tan triste? —él tomó mi brazo, para que caminara a su lado —¿Por donde empiezo?  Hoy me quede atascada en el ascensor junto a una familia, creo que los niños tendrán pesadillas conmigo esta noche.- golpee su brazo, cuando comenzó a reírse— Basta Jagger, creí que moriría, fue tan vergonzoso. —Lo siento, pero puedo imaginarte. —Luego mi madre con sus dramas navideños, no se porque insiste tanto en que asista este año. —Talvez porque eres su hija y te extraña. Yo te extrañaría si no te viera a diario—es por eso que amaba a Jagger Vanderham, no había un mejor amigo en el mundo, que se le comparara. —Lo harías porque nadie más aguantaría tu mierda y te ayudaría a librarte de las obsesionadas con las que duermes. —También por eso. ¿Qué puedo decir? Soy a quien todas quieren. —Lo que tú digas señor amor. Mientras nos preparábamos para comenzar nuestro turno, entraron uno de los médicos más antiguos y dos enfermeros. Me llevaba bien con ellos, eran compañeros de póker, algo en lo que era jodidamente buena. —Farguson, Vanderham—sonreí hacia el hombre mayor. —¿Qué hay Mackenzie? ¿Cuándo me pedirás la revancha? — necesitaba distraerme ¿Y que mejor que hacerlo desplumando a estos pichones? —Estaba buscándote por ello. Esta noche tendremos un juego en casa de Adkins ¿Vendrás o estas asustada? —Claro que iré, espero que preparen mi dinero, ya puedo escucharlo llamarme. —Yo también iré, es hora de que alguien le enseñe a Rain a no ser tan competitiva—alce una ceja, divirtiéndome con la idea de vencer a mi mejor amigo. —¿Esta noche te darás un descanso? Me sorprendes Vanderham, pero también te quitaré hasta los calzones. —Sabía que me deseabas secretamente Rain. —¡Iuuu! No seas ridículo. —voltee hacía los demás, quienes nos miraban atentamente. — Estaré allí esta noche, espero que hayan practicado un poco. Mientras los escuchaba murmurar a mis espaldas, continué para empezar con algunos de los pacientes. Al menos esta noche ganaría varias cosas, distracción, dinero y patearle el trasero a Jagger. Quizás mi día empezaba a mejorar.