Capítulo II

4208 Words
Aric se había quedado mudo al ver salir esa belleza de la nada haciendo que su corazón se acelerara a un ritmo anormal para él. No solo su cuerpo reaccionó ante su baile tentador y pecaminoso sino que todos su sentidos estuvieron en alerta ante ese ángel que hacía su aparición gloriosa. Entonces se había preguntado ¿De dónde había salido esa mujer y qué hacía allí? Sin duda era la perfección hecha mujer. Todo en ella lo gritaba. Desde los bellos bucles que saltaban al ritmo de la música hasta sus perfectos pies delgados con uñas pintadas de rosa claro. Su presencia lo hizo poner duro de inmediato y eso no era normal. Junto con los chicos había ido las noches que no estaban en el mar a ese bar a pasar el rato, aunque a él no le gustara demasiado frecuentarlo pero nunca antes había visto a ese ser tan precioso. Dalton, como el resto de los chicos mantenía la mirada fija en cada uno de sus movimientos mientras él solo podía verla de reojo. No podía ser de otro modo. Tenía miedo. Quizás más que eso. Tenía miedo del rechazo de esa mujer preciosa que se movía perfectamente al ritmo musical. ¿Ella sería como el resto? ¿Lo miraría asqueada y apartaría su mirada? Sin poder pensarlo demasiado sus ojos se dirigieron a los de ella con fijeza en el momento que la fina tela transparente cayó al suelo y esto develó su hermoso rostro casi etéreo. Aric tuvo que apretar la mandíbula preso de las sensaciones que sentía al verla. Era bellísima. Incluso más que Ciara Carson. Sin embargo cuando volvió la mirada a sus ojos Aric pudo ver para su decepción y dolor que ella sí era como el resto de las mujeres. Sentía repulsión por él y se maldijo entre dientes por ser tan estúpido. Vio a Rafael decirle algo a la chica entonces Aric no lo pensó demasiado, necesitaba salir de allí así que se levantó para salir del lugar cuando la mano de Dane lo hizo sentar de nuevo. El a******o seguía mirando en dirección a donde esa seductora se había marchado no obstante su acostumbrado ceño serio no desapareció. — ¿A dónde vas? —preguntó. Y por medio de un gruñido Aric respondió casi de inmediato. —A casa. —Acabas de llegar —señaló Dalton. —Y ahora me quiero ir —continuó él gruñendo. Dane lo soltó sin mirarlo aún y esto lo hizo enfadar notablemente. —Es ridículo que te escondas —señaló el a******o como si nada haciéndolo enfurecer. — ¡Yo no me escondo de nadie! Acto seguido se levantó de la mesa y ninguno de los tres volvió a decir nada más. Sin molestarse el voltear Aric salió dando largas zancadas hasta que la brisa azotó su cara aunque algo le impidió seguir, se de tuvo en la entrada para sacar un cigarrillo y se apoyó en la pared para encenderlo. Dio una calada y se encontró preguntándose si debería irse a su casa o quedarse. Aunque nada tenía que hacer en su casa encerrado, tampoco tenía nada que hacer allí… Aún por lo menos podía verla. No sé engañaba. Esa mujer le había atraído seriamente pero ya lo había mirado asqueada una vez ¿Podría soportar el que lo hiciera por segunda vez? —Hola dulzura. La inesperada voz de Ciara se coló por sus oídos y él se giró a verla de inmediato. Aquella mujer era el sueño húmedo de todos los hombres que frecuentaban el bar y además era la única mujer que lo trataba sin repelús. Esto lo había hecho encariñarse con ella pero incluso después de haber perdido su virginidad con ella no podía verla más que como una amiga y ella se sentía igual sobre él, tenían una extraña relación. —Hola Cece —saludó él mientras veía como el humo viajaba por el aire a su alrededor tratando de distraerse y sacarse a esa mujer de la cabeza pero debió pensar que eso no sería tan fácil. —Te afectó ¿No es así? —preguntó ella arqueando una ceja aunque más que una pregunta parecía una afirmación. Ni siquiera tenía sentido disimular cuando esa mujer lo conocía tan bien. —Es hermosa, increíblemente hermosa —Cece se rió de forma alegre ante su respuesta y tocó su hombro dándole confianza. —Ella lo sabe, es una niña mimada según escuché, pero te contaré algo… Tú llamaste su atención. Aric hizo una mueca para pisar el cigarro encendido sin mirar a Ciara pues si lo hacía probablemente ella podría ver el dolor del rechazo en sus pupilas y lo que menos quería era dar lástima. —Dirás antes de que me viera por completo —dijo él recordando su expresión clara cuando sus ojos captaron su lado lleno de cicatrices. Ella no se había esperado su defecto y realmente él tampoco la culpaba, era un monstruo al lado de su belleza majestuosa. Cece bufó como si eso no representara nada, como si sus palabras fueran cualquier cosa, antes de volver a hablar. —Ella es demasiado joven como para que entienda el peso de la pasión cariño, esa niña no sabe lo que un verdadero hombre puede llegar a ser pero de lo que estoy totalmente convencida es de que le gustaste y debes hacer algo si ella te gusta también, no te apartes Aric, siempre lo haces y eres tú quien siempre sales lastimado. La delicada mano de ella removió un par de rizos color caramelo de su frente y le sonrió maternalmente. Entonces no hubo tiempo de alejarse cuando la puerta se abrió dejando ver a la chica de la cual estaban hablando casualmente y esta se detuvo enseguida al verlos. Automáticamente sus ojos se fundieron una vez más ese día despertando la posesividad y la pasión entrañable en Aric pero él sabía que todo eso era unilateral, sin embargo de cerca el calor se sintió abrasador… Incluso Cynthia temió pensar que resultaba casi erótico no obstante él nunca lo sabría. Él nunca se daría cuenta de que el vello se le erizaba por completo ante su presencia o que su cuerpo de forma inconcientemente lo deseaba a tal punto que sus pezones se pusieron duros inesperadamente y que de en medio de sus muslos se encontraba excitada además de avergonzada porque esto en definitiva nunca lo había sentido por absolutamente nadie. Pero ¿Cómo era posible que este cúmulo de sensaciones se deslizara por mi cuerpo cuando él tenía esa apariencia? ¡Estaba desfigurado! Y para su desconcierto eso no le importaba, contrario a eso quería consolarlo de cierta manera. Dios mío, no se reconocía ella misma. Se sintió terriblemente confusa debido a su reacción entonces procedió a huir lejos de él pues no quería tener esa sensación alrededor de él. Le causaba una ansiedad terrible. La hacía sentir insegura y Dios sabía que eso no estaba en ella. Cynthia Beckett era la chica más relajada del mundo por lo que se reprendió, tragó saliva y alzó la cabeza de forma orgullosa tratando de que no la vieran con la guardia baja. —Lamento interrumpir —soltó ella apartando la mirada del lado de su rostro con cicatrices entonces sus ojos se posaron en Ciara a quien había visto tocarlo con una seguridad que la hizo tensar de incomodidad y algo que no quiso nombrar como celos porque era sencillamente ridículo—. Iba a escapar lentamente pero he sido descubierta. La castaña le lanzó una mirada divertida como si pudiera ver a través de su cabeza ocasionando que la chica se tensara aún más si eso era posible para después agregar: —Definitivamente se ha frustrado tu plan de fuga, quiero presentarte un amigo. Cuando Ciara tomó el brazo de Aric para acercarse a Cynthia esta se tensó visiblemente lo que causó que él se detuviera enseguida y Ciara entendiera su reacción sin embargo no se cortó en ningún momento. Ella estaba decidida en presentarlos porque solo ella había descubierto lo que podía a llegar a pasar entre ese par. —Él es Aric Davies, un marine amigo de la casa. A regañadientes Aric le tendió su mano grande y callosa mientras Cynthia escuchaba como su corazón latía de prisa, de la misma forma ella la aceptó con el pulso latiéndole deprisa, sin embargo, no se esperaba sentir con tan solo un toque una mezcla de sentimientos y sensaciones que removió a ambos dejándolos confusos y atontados. Rápidamente Cynthia se apartó sonriéndole a duras penas confusa por todo aquello. —Aric, esta señorita es Cynthia Beckett la hija de Demetria. Aric la miro con sorpresa comprendiendo que aquella que despertaba deseos prohibidos en él era la misma niña de la que tanto Demetria como su amigo Rafael hablaban con tanto cariño. ¡Aquello era mucho peor! No solo le gustaba una auténtica belleza, sino también que esa hermosa chica era muchísimos años menor que él y que además era hijastra de uno de sus grandes amigos. ¿Podría estar más prohibida? —Es un placer —dijo él después de un breve silencio. Su voz masculina la hizo contener el aliento. Ella lo miró con ojos curiosos y sonrió a medias causando estragos en el corazón de Aric sin que ella lo supiera. —Lo mismo digo. Su voz dulce se clavó en el pecho del hombre, ella era como el aire fresco en un día de verano. Luce tan cálida pero la apariencia es una mierda. Pensó él cuando vio que sus ojos se apartaban del lado dañado de su cara con repelús, Aric claramente vio el desagrado que sentía por él... Aunque la química entre ambos era innegable. —Debo volver —murmuró después de aclarar su garganta ella tratando de escapar. —Seguro, estaré contigo en breve chica —dijo Ciara guiñándole el ojo antes de sonreír a medias. Cynthia asintió y volvió a perderse en el bar. Luego de unos segundos Ciara estalló. — ¡Le gustas! —chilló la mujer cuando la chica estuvo fuera de su vista. No le parecía correcto que estuviera jugando de esa forma con él dado el tiempo que llevaba haciendo amigos así que Aric bufó y caminó para ir de vuelta a su casa en donde definitivamente estaba mejor, no obstante, Cece se plantó frente a él con firmeza. —No estoy jugando contigo dulzura, créeme cuando te digo que le gustas, casi nunca me equivoco, esa chica aunque se hace la mala puedo ver en sus ojos que no es tal y como se muestra, Cynthia no sabe lo que quiere y yo sí sé cómo atraer su total atención. Esto despertó el interés en él y un sentimiento de anhelo lo dejó atontado. La verdad era que nunca había deseado tanto a alguien como a Cynthia. — ¿Quiéres mi ayuda? —preguntó ella con picardía y Aric se sintió muy confuso. Pero en sus ojos brilló la esperanza. ¿Sería eso posible? ¿Tendría acaso una oportunidad para atraer a esa preciosa chica... O estaría volando muy alto? —Sí, pero no creo que yo tenga oportunidad alguna con ella —le dijo inseguro y Vista le regaló una brillante sonrisa como si todo estuviera bajo control. Aric se reprendió por sentir tal satisfacción pero se negó a mostrarlo aunque su pecho estaba lleno de emoción a la espectativa de si acaso era posible soñar con ella. Cynthia Beckett. —Confía en mí, la tienes —dijo ella triunfal aferrándose a su brazo para hacerlo caminar de vuelta al bar. — ¿Qué vas a hacer? —Ya lo verás —le guiñó el ojo y al entrar de nuevo al local le dio un sonoro beso en la mejilla del cual ni Syni ni Cynthia se perdieron. Y esta última sintió algo extraño en su estómago. Algo que no le gustó nada... Tal y como el beso de Ciara con Aric, aunque esté no hubiera sido en los labios. —No estoy seguro de… —Aric, ¿Cuándo te he fallado? Entonces tuvo que callar sabiendo que ella tenía la razón. Cuando llegaron a la mesa en la cual había estado sentado se dio cuenta que Demetria estaba presentándole a su hija a los chicos y para la molestia de él ella parecía muy interesada en los hombres que no paraban de mirarla. Como si no hubiera sentido la atracción que había sentido allá afuera con él... ¿O de lo había imaginado? Aric de pronto se sintió amargado y para qué negarlo, también celoso de que su atención no fuera exclusiva para él. —En definitiva eso no fue planeado, esta señorita está en problemas por ello. Cynthia entorno los ojos sin embargo su mirada pícara no se apartó de ninguno, era como si estuviera planeando algo cosa que a Aric le molestó. En el momento que estuvieron más cerca Demetria los determinó y le sonrió enseguida a Aric. — ¡Hola A! Los ojos de todos de inmediato se posaron en el aludido, incluso los de la preciosa chica que lo tenía cautivado. Ella se mordisqueó el labio inferior ocasionando que una parte de él se mostrara erguido por lo que él casi corrió a sentarse de nuevo para que nadie lo notara. —Hola Demi —sonrió a medias incómodo. —Te voy a presentar a mi hija, vino de Nueva Orleans. —Ya la he conocido —soltó él con más frialdad de la que quiso. Su forma de ser había tomado el control, se había acostumbrado a alejar a la gente pues consideraba que era mejor que lo vieran con furia antes de verlo con lástima o peor que eso… Con asco. —Es la bailarina más bella que he visto en vida —alagó Dane para la sorpresa de todos pues él era el más serio de todos y acostumbraba a no hablar demasiado. Cynthia volvió su mirada a él y le sonrió con coquetería haciendo que Aric no se sintiera nada bien. Apretó la mandíbula y los puños debajo de la mesa con furia. ¿Por qué estaba experimentando esos sentimientos cuando apenas la conocía? Debía mantenerse alejado de esa mujercita que podía hacerlo caer en las llamas del infierno y por supuesto Cece debía dejar de hacer de “celestina” pues no era nada buena para eso. Estaba claro que se había equivocado. —Muchas gracias Dane —dijo su nombre mirándolo con interés causando que Aric estuviera cada vez más molesto—. Soy bailarina desde los 4 años pero lo que mejor se me da es la danza del vientre. —Y lo haces estupendamente, hermosa —alabó Grant esta vez. — ¡Hey! —exclamó Demi con el ceño fruncido—. Es mi hija y ustedes son unos viejos, no coqueteen. —Estás ofendiéndonos, no somos viejos—dramatizó el rubio y todos rieron a excepción de Aric y Dane. —Solo tiene diecisiete, no los ofendo, solo digo la verdad, ahora los dejamos. Rafa va a llevarnos a casa, Eftherios debes estar extrañándome y ya es muy tarde, Cece, cierra por favor. Espero que disfruten de la noche chicos. —Adiós chicos —le sonrió Cynthia con coquetería y fue inevitable para Aric no fruncir el ceño y apretar una vez más la mandíbula. Ella ni siquiera volteó a verlo. Pero ¿Por qué iba a hacerlo? Después de todo él no le interesaría nunca a alguien como ella. — ¡Está buenísima! —exclamó Grant cuando ella estuvieron de suficientemente lejos para oírlos. —Calla j***r, es una niña —los reprendió más serio Dalton cosa que los sorprendió a los tres. —Eso no impide que mi compañero quiera su atención. Aric gruñó sumamente molesto sin embargo por el ruido de la música no fue escuchado. Dalton golpeó a Grant en la cabeza. — ¡Eres un cerdo! Ni siquiera ha salido de la escuela. — ¡No me digas que no pensaste en cosas sucias y muy calientes cuando la viste bailar! —Y ahora me siento culpable, deberías sentirte igual —le respondió Dalton sin negar el deseo que ella le había hecho sentir. Pero ¿Qué hombre en su sano juicio no la desearía? Ella era como una Afrodita moderna con sus largas piernas y cuerpo de infarto, además de su cara de ángel aunque con su personalidad distara muchísimo de estos seres, más bien se parecería más a su contraparte. —No me siento culpable ¿Por qué debería hacerlo? Además ered único que piensa de ese modo, Dane y Aric se han quedado callados y embobados tanto como yo. Ambos se voltearon a ver a los aludidos en especial a Aric con sorpresa. —Me voy —declaró este una vez más. — ¡Oh no! Tú no te vas —soltó la voz jocosa de Grant reteniéndolo haciendo que Aric lo fulminar con la mirada—. Te gustó y eso es casi un milagro, estaba llegando a pensar que eras gay, no es que tenga nada en contra de los gays pero… —Maldición Grant, cállate, estás causándome dolor de cabeza —soltó Dalton llevándose las manos a las sienes antes de mirar a Aric de nuevo—. ¿Te gustó? — ¿Por qué soy el tema de atención? A cualquier hombre con sangre en las venas le gustaría. —Ya, pero como dice el imbécil a mi lado nunca he visto tu interés por alguien antes. Aric se encogió de hombros desviando su mirada al punto donde estaba Cynthia saliendo del bar. —Es algo inútil el sentir deseo por alguien, por lo menos para mí, las mujeres no se muestran precisamente alegres por acostarse con un hombre marcado, paso de eso… —No sé cómo puedes prescindir de las caricias de una mujer, yo en tu lugar me habría vuelto loco —soltó Grant con el ceño fruncido. Pero era obvio que él nunca había sentido el rechazo en el lecho, por ello jamás lo entendería. Pensó Aric. —No creo que tu rostro tenga nada que ver con darle placer a una mujer. —No se trata de eso Dalton —soltó en defensa de Aric, Dane quien tenía rato que no hablaba—. Aric se siente cohibido, eso es todo. —Pero no puede pasar toda la jodida vida huyendo. —No estoy huyendo —gruñó. —Si lo haces —coincidió Dane. Aric lo fulminó con la mirada pero el a******o no se cortó. —Entiendo todo lo que sientes, pero no deberías apartarte, es todo lo que diré. —Nos desviamos, en conclusión la hija de Demi está buenísima. —Y jovencísima —puntualizó Dalton fulminando a Grant con la mirada—. ¿Recuerdan que tiene 17 años? —Mientras… —iba a decir de forma lasciva. —No quiero oír tu mierda, cállate —lo cortó Dane. Entonces se rió burlón. —Me voy a casa —dijo Aric levantándose al fin. —Yo igual, ya no hay demasiado que ver —soltó Grant levantándose a la par con Aric. * Al llegar a su casa Aric se dejó caer en el sofá de la sala lanzando un gruñido. Sus pensamiento se desviaron al recuerdo de aquella preciosa mujer que danzaba como los dioses y que lo había dejado trastornado. Nunca había visto nada más hermoso que a esa mujer. Porque aunque fuera una niña como Dalton se enfrascaba no podía sacarla de su sistema ¡Y eso que era la primera vez que la había visto! Su nombre se había tatuado de una extraña manera en su mente y no podía parar de nombrarla en su cabeza. Cynthia. Como una diosa. Ahora se había convertido en la diosa que había captado tu atención, cosa bastante extraña pues desde que le ocurrió lo que lo marcó se había apartado de absolutamente todo y nada lograba traerlo… Hasta ella. Cynthia. Si bien había buscado mediante el sexo sentir algo más que no fuera dolor lo había conseguido solo hasta que llegaba al éxtasis. Ninguna de esas mujeres con las que se había acostado significaban absolutamente nada para él, solo aliviaban por un rato su dolor. —Hoy llegaste más tarde, bien muchacho —dijo su padre sentándose a su lado palmeando su espalda. Aric enseguida entornó los ojos. — ¿Estabas esperándome? —Estaba leyendo realmente, vi que hace 5 minutos llegabas, soltabas suspiro tras suspiro mientras mirabas al vacío un comportamiento curioso, debo decir ¿Qué ha pasado hoy? —preguntó con interés pero él se negó a compartir su sentimientos con nadie, incluso con su padre. —Voy a dormir. Se levantó Aric y Harold gruñó. —No me digas, aunque voy a enterarme. —Lo que digas. Le soltó y de inmediato se fue a su habitación a dormir sin embargo no podía dejar de dar vueltas en la cama pensando en Cynthia y en su belleza inigualable. Pero eso era todo lo que podía tener de ella, su imagen lejana, deleitarse viéndola de lejos, porque estaba claro que ella no era de las mujeres que los hombres rotos como el necesitaban. Ella era más de lo que él podía tener. * Para Cynthia la noche no fue demasiado satisfactoria. En primer lugar tenía demasiado calor en esa litera del infierno por lo que no podía dejar de moverse, sumándole a eso los extraños pensamientos que llovían en su atolondrada cabeza, era un martirio constante. En sus desvaríos estaba él. Aquel hombre que había resultado repulsivo ante sus ojos. Porque era repulsivo ¿Verdad? Entonces ¿Por qué no podía parar de pensarlo? Aric. Por lo menos su nombre era bonito. Probablemente lo único bonito que poseía. Pensó con tratando de sentir desagrado, pero no por él sino por ella misma pues no entendía cuál era el motivo de su atracción irrefrenable. — ¿Puedes dejar de moverte? No me dejas dormir —pidió la voz de la mediana de sus hermanastras. Cynthia se puso recta en la litera antes de girarse otra vez y asomarse para ver a la chica. —No puedo dormir, gitana. La morena sonrió a medias y la miró de vuelta. —Puedo imaginarlo, ¿Quiéres que adivine tu futuro? Cynthia hizo una mueca antes de hablar otra vez. — ¿Con una bola de cristal? —soltó con burla aunque no estaba nada divertida. La morena con aspecto de gitana se rió divertida y negó con la cabeza. —Nada de eso, lo veo en las cartas y no voy a engañarte. »Soy realmente buena en esto. Cynthia entornó los ojos volviendo a acostarse en ese colchón incómodo. —Para, no creo en esas estupideces. —Venga, ¿Qué puedes perder? Además después de todo no puedes dormir. — ¡Cállense! —gruñó Syni tapando su cara con la almohada. Cynthia pareció meditarlo y se dijo que realmente no tenía nada que perder. Entonces se levantó bajo la mirada escéptica de su hermanastra. Nunca me vi haciendo esto. Pensó bufando al ver a la gitana buscar las dichosas cartas. —Vamos a la sala o las chicas nos golpearan. Cynthia se encogió de hombros siguiéndola. La casita a oscuras era aterradora pero no le dio demasiada importancia. —No recuerdo tu nombre —dijo para cortar el silencio que reinaba. Ella entorno los ojos sin borrar la sonrisa de su rostro, procedió a sentarse frente a una mesita mientras revolvía las cartas y la miraba para que tomara asiento. Parecía extrañamente contenta de hacer esto. —Soy Efthalía, aunque no me gusta mucho ese nombre, normalmente me llaman Thalía. —Ese diminutivo es mucho mejor ¿En qué estaba pensando tu padre al ponerles esos nombres? Ella se encogió de hombros antes de tender las cartas a Cynthia quién la miró confusa. —Tú decides tu destino, barajéalas. Intimidada las tomó entre sus manos y así lo hizo. —Parte el mazo en dos. — ¿Y ahora? —Dámelas. Se lo tendió a Thalía quién de una vez abrió 7 cartas para después quedarse en un silencio tenso. Curiosa Cynthia las miró y no entendió nada como era obvio. Ahora se cuestionaba porqué demonios estaba ahí en medio de la noche con la loca de las cartas escuchándola. Definitivamente perdería la cordura en esa casa. — ¿Y bien? —indagó sin lograr reprimirse. La sonrisa de Thalía tan brillante la hizo fruncir el ceño de inmediato. —Aquí aparecen dos hombres, dispuestos a batallar por ti ¡Oh Dios! No será fácil, incluso para ti poder decidir entre ambos, tu corazón estará dividido sin tener la menor idea de qué hacer. »Pero habrá alguien que te dará la fuerza suficiente para decidir… Tu cabeza estará confundida pero tu corazón —alzó sus ojos verdes grisoso en dirección a Cynthia. Y ella sintió un escalofríos recorrerla como si Thalía fuera una especie de oráculo—. Tu corazón es quien decidirá. Por un momento ambas se quedaron en silencio y Cynthia no supo cómo sopesar lo que su hermanastra le había dicho.
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