Capítulo 5

3333 Words
Sábado, Halloween y la escuela hará una súper fiesta ¡Yupi! ¿Se nota mi sarcasmo? Mis amigas y yo nunca vamos, no nos entusiasman esas cosas. La mayoría de personas dirían que somos antisociales, yo pienso que somos las personas más normales del mundo, no se necesita de ir a una fiesta para sentirte como una adolescente, no es algo obligatorio para personas de nuestra edad el tener que ir a una.  - ¡Susy! – llama papá, termino de preparar el tercer tazón de palomitas con mantequilla – Tus amigas ya llegaron - De acuerdo papá – sonrío - ¿Te irás a casa de Lauren? - Eh… - papá hace una mueca de incomodidad – No sé, la compañía tendrá una fiesta y como el jefe debería ir, pero… - No se vería bien que vayas con tu asistente… - ruedo los ojos – Lauren te quiere papá… - ¿A ella no le piensas lanzar ninguna maldición? Ríe, niego. - Solo si me entero de alguna cosa mala, si no, no hay necesidad de lanzar maldiciones a nadie - ¡Susan, trae tu trasero aquí! Grita Becca, papá ríe. - Te ayudo hija… Toma dos de los tazones con palomitas y los lleva a la sala dejándolos en la mesa de té donde ya están servidas las bebidas. - ¡Gracias señor Duncan! Gritan todas al unísono. - ¿No están muy grandes para seguir con esto? Pregunta papá, tocando las astas de Lucy. - No, por supuesto que no Niega Tabatha, acomodando el panda sobre su cabeza. - Quiero comer pizza Suelta Lila, quitándose su sombrero de unicornio. - Aquí tienes dinero para comida – papá deja varios billetes, lo suficientes para cinco pizzas, él es muy exagerado – Tendré mi teléfono a todo volumen, cualquier cosa… - Papá, no te preocupes Sonrío, él solo asiente. - De acuerdo… - acaricia mi cabeza – ¡Adiós chicas, diviértanse! ¡Adiós Mindy, diviértete! - ¡Adiós señor Duncan! - ¡Adiós tío! - ¡Al fin…! Exclamo, tomando mi sombrero de “Pororo” y sentándome junto a Rebecca con su sombrero de perro. - ¿Con qué comenzamos? Pregunta, sacando las películas. - ¡Viernes 13! Grita Tabatha. - No, mejor “Halloween” Sugiero. - ¿El resplandor? Lucy toma el DVD. - El silencio de los inocentes Señala Mindy. - Tengo hambre Comenta Lila. - Ve a pedir la comida entonces Sugiere Becca y Lila asiente, poniéndose de nuevo su gorra de unicornio. - ¿El Exorcista? Tomo el estuche y le doy una ojeada. - ¿Por qué mejor no “La Profecía”? – Becca toma el DVD – Susy, te sentirás identificada - Calla idiota - Pero soy la idiota que amas - No me queda de otra - Que cruel eres… Hace un puchero, me río, le lanzo un almohadón. - Entonces veamos esa Tabatha toma el DVD y lo mete en el reproductor. Las luces se apagan, todas tomamos un tazón de palomitas y comenzamos a comer, la película comienza. Todos los años hacemos lo mismo en la casa de alguna. Todo comenzó cuando éramos niñas y para alegrar a Becca nos pusimos unos sombreros ridículos y vimos películas de terror rodeados de mucha comida, fue una buena noche y la repetimos al año siguiente en la casa de Lucy, luego en la de Tabatha, Mindy, Lila y luego la mía y así hasta la actualidad. A pesar de que siempre hacemos lo mismo, y que siempre vemos las mismas películas, es nuestra tradición y no nos aburre, porque es nuestro momento. - Ese perro me pone nerviosa – comentó Mindy siendo abrazada por Tabatha – Es como si te leyera la mente - Está poseído por Susy, digo Satán Ríe Becca, le doy otro golpe. - La venganza de Gaya caerá sobre ti Le amenazo y Becca vuelve a reír. - Si yo notase que mi hijo es medio raro… - Lucy mira la pantalla – Lo abandono en medio de la carretera - ¿Aunque fuese hijo de Jeremy? Pregunta Tabatha. - No pues, porque con esa cara no sabría si es raro por ser hijo del diablo o porque su padre de plano no tiene expresiones faciales Ríe Mindy, las demás la imitamos, Lucy solo se cruza de brazos. - Jeremy es muy guapo – sentencia – Es el más guapo de la escuela - Yo creo que el más guapo es Chris Suelta Tabatha, todas la miramos. - Repite eso Panda Le pide Becca. - Pienso que el más guapo es Chris - ¿Por qué? Pregunta Mindy, tomando un puñado de palomitas. - No sé… - Tabatha se encoge de hombros – Tiene un aura de seriedad y misterio, es un enigma - Wow… creo que a alguien le gusta Chris Bromea Lucy y Tabatha se sonroja, incluso en la oscuridad se puede saber que lo ha hecho. - No… - Tabatha tiembla – En realidad todos ellos me dan miedo - A mí igual Confiesa Mindy. - Me congelo cuando estoy cerca de ellos – Lucy se estremece – Son muy imponentes - Pamplinas Suelta Becca, comiendo más palomitas. - Solo tú, Susy y Lila son capaces de hablarles sin temblar – agrega Tabatha – Es que chicas como nosotros no encajamos con ellos - ¿Y Lila? Pregunta Lucy, nos quedamos calladas. - ¿No estaba con nosotras? Mindy se remueve y abraza a Tabatha. - Chicas… - Becca se gira – No hay nadie más aquí… - ¿Entonces…? Lucy se cubre con la manta y el televisor emite un ruido estridente, todas pegamos un grito. - Es la película… Tomo el control y le doy pausa. - Encenderé las luces… - Becca se levanta del sofá y enciende las luces - ¡Ya! ¡Lila! ¡Sal de donde quiera que estés! - Chicas… - miro a las demás – Creo que Lila no está - Pero… pero… ¡¿Cómo?! – Mindy mira con confusión el lugar donde se suponía estaba Lila – No se iría, así como así - Pues no está aquí Tabatha regresa de no sé dónde. - Mierda… - Lucy se lleva las manos a la cabeza - ¡Volvimos a perder a Lila! - ¿Otra vez? – Rebecca suelta un gruñido – Es la tercera vez desde que las clases comenzaron… - Chicas, calmen… - les intento decir, ninguna me hace caso - ¡Ya! – grito, todas se quedan en silencio – En lugar de discutir llamemos al unicornio - Su celular está aquí Señala Tabatha. - Mierda… Mascullo. - ¡Ya sé! – Rebecca pega un salto – Ella quería pizza - ¿Y? Pregunta Mindy. - Le dije que fuera a pedir comida - Solo a Lila se le ocurriría ir a pedirla al restaurante… Niego con la cabeza, sería algo tan típico de Lila. - Entonces vamos a buscarla, de seguro fue a “Pizza Planeta” Todos asentimos a las palabras de Lucy. Tomo las llaves de mi auto y corremos fuera de mi casa. De todas mis amigas, pienso que a Lila le hace falta más de un tornillo, una lobotomía sería más efectiva. La mayor parte del tiempo está en otro mundo, uno al que bautizamos como Ponilandia. Estrés post traumático, ese fue su primer diagnóstico seguido del de trastorno de la personalidad. Lila y su familia son refugiados. La travesía que tuvo que vivir, escapando de la guerra, le dejó secuelas muy profundas y ahora su mente está en Ponilandia. Aun así, tenemos mucho cuidado con ella, en sus momentos de lucidez puede ser alguien muy inteligente y agradable. Llegamos a la pizzería, me estaciono y bajamos a la carrera, en todo el camino no hemos visto a Lila. Entramos a trompicones dentro del lugar, no hay rastro del unicornio, solo varias personas que se nos quedan viendo de forma extraña. Es que mientras las demás personas de nuestra edad se ponen disfraces serios hechos a la medida o comprados en alguna tienda, nosotras estamos disfrazados de forma ridícula ¡Y en pijama! Cualquier que nos viera diría que somos una bola de chicas sin infancia con alguna fijación con los animales.   - Demonios, no está… Tabatha mira a todos lados, las personas siguen sin quitarnos los ojos de encima.   - ¡Les dije! – protesta Lucy - ¡Les dije que debíamos de instalarle un gps a su reloj o algo!   - Ella no debe de estar muy lejos… Asegura Mindy, comiendo un poco de palomitas que guardó en una bolsita.   - Disculpe… - me giro hacia el cajero - ¿Ha visto a una chica de ojos rasgados con un sombrero de unicornio?   - Eh… - el joven se queda viendo nuestros sombreros – Hace como una hora estuvo aquí…   - ¿Una hora? – Becca nos mira con los ojos bien abiertos – Demonios…   - ¡Vámonos! Ordeno, corremos hacia mi auto y partimos a toda velocidad. No es novedad que Lila se nos pierda de esta forma, pero eso no lo hace menos importante, la última vez la encontramos dormida en un parque. Le damos otra vuelta a la manzana, las chicas comienzan a gritar su nombre, nos vemos totalmente ridículas… - ¿Y si ya volvió a tu casa? Pregunta Mindy. - Contestaría su teléfono Rebecca chasquea la lengua antes de presionar “Colgar”. - ¡¿Dónde demonios se pudo meter Lila?! – golpeo el volante y Tabatha pega un gritito – Lo siento… - ¡Miren! – Tabatha señala una casa con muchas personas disfrazadas, entre ellas nuestro unicornio - ¡Lila! - ¡Chicas! Saluda agitando su brazo por encima de su cabeza, me estaciono. Bajamos a empujones y corremos hacia nuestra amiga, ella sostiene un vaso con un líquido trasparente y oloroso, alcohol. La observo, tiene la mirada desorbitada y las mejillas sonrojadas, está ebria. Miro a mis amigas, todas miramos a Lila, al menos está bien… - ¡¿Por qué carajos te fuiste?! Le grito. - Rebecca me dijo que fuera a pedir comida Contesta, hipando. - Podías haber llamado Lila – Rebecca se golpea la frente - ¿Cómo terminaste aquí? - Me perdí - ¿Y la pizza? Pregunta Mindy, mirando para todos lados. - Oh pues… - Lila mira a su alrededor – ¡Oh no! – exclama de pronto – Debo de haberla dejado dentro, ya vuelvo - ¡Espera! ¡Lila! Grita, ella solo corre hacia la casa. - ¿Quién mierda vive aquí? Pregunta Tabatha. Miro la casa, es bonita, aunque todo el mundo se ve apretujado ahí adentro, aunque creo que les gusta estar apretujados. Miro a mis amigas, nos tomamos de las manos y juntas entramos en la casa. Comienzo a toser, el olor a cigarrillo y alcohol inundan el lugar, adentro está mil veces más apretado que afuera y apesta a sudor. Miro a todos lados, las luces de colores me marean. Siento la mano de Rebecca apretar la mía, de seguro esta es la fiesta que le iba hacer la guerra a la de la escuela. Intento divisar a Lila, ni rastro de ella y lo único que logro ver son espaldas sudorosas y cuerpos entrelazados ¡Mierda! Los malos recuerdos vuelven… - ¿Qué debemos de hacer? Pregunta Lucy, abrazada a Mindy con expresión de miedo. - ¿Traen sus teléfonos? – todas asienten – Bien… hay que separarnos y la primera en encontrar a Lila le avisa a las demás para irnos de este extraño lugar - Bien… Aceptan alzando un pulgar, nos separamos. Respiro hondo y comienzo a caminar, cubriendo mi nariz, el mal olor me sofoca. Me intento abrir paso entre las personas, todas bailan apretados los unos contra los otros. Las telas, el alcohol, el humo y las luces me hacen sentir más mareada de lo habitual. Llevo una mano a mi vientre por instinto, o lo que sea, y continúo caminando a empujones. Llego al final de las escaleras, hay más personas ahí, manoseándose y demás, miro a otro lado ¡Es una locura! Mis amigas y yo deberíamos de estar viendo nuestra maratón de películas a salvo en mi casa, con palomitas y gaseosa ¡No en una fiesta con alcohol y sexo! Comienzo a subir las escaleras, con algo de suerte Lila estará ahí, quizá dormida… o quizá no. El miedo se apodera de mí ¿Y si emborracharon a Lila y ahora se estaban aprovechando de su cuerpo? Debo de hacer algo, ser valiente. Aprieto los puños y comienzo a caminar por el pasillo. Hay cuatro puertas, dos a cada lado, Una está abierta, es el baño, uno que ahora está muy sucio. Me dirijo a la otra puerta, es una habitación vacía, la otra puerta parece la habitación de una pareja, probablemente los dueños de la casa, la última puerta… - Vamos, tú puedes hacerlo Susurro para darme valor. Poso mi mano en la manija y la abro. Es una habitación igual de grande que la anterior, pero ahí tampoco está Lila. El desánimo me ataca, esto no puede estar pasando, quiero encontrar a mi amiga. Me dejo caer en la cama, me duele la zona abdominal, y cómo no si mi interior se está hinchando para albergar a un engendro. La cama es cómoda y huele bien, abrazo la almohada y cierro mis ojos, suelto un bufido de frustración. - ¿Qué haces aquí? Pregunta una voz, parpadeo. La luz me ciega por unos instantes hasta que logro adaptarme. Pego un respingo, Jared Kennedy está a tan solo centímetros de mi rostro, mirándome fijamente con esos ojos cafés. Mi corazón comienza a latir con rapidez, no me gusta para nada la cercanía, odio la cercanía, quiero pegarle en las bolas para que se aleje. - Yo… - Estás en mi cama Señala, me tenso. - Lo siento… no quería… - intento levantarme, el dolor en mi vientre aumenta – Lo siento… - ¿Te encuentras bien? Me mira con una ceja alzada. - ¡Sí! – me apresuro a decir, veo su brazo enyesado - ¿Y tú? - ¿Qué clase de pregunta es esa? – pregunta con esa sonrisa coqueta – Lárgate de mi habitación… - Lo siento… Me intento levantar y esta vez obtengo el resultado deseado. - Espera… - me detiene, sosteniendo mi mano con la suya – Espera… - ¿Qué…? – miro su rostro, mi cuerpo comienza a temblar – Suéltame… - Susan… - ¿Sabes… sabes mi nombre? Le miro impresionado. Realmente es una sorpresa saber que uno de los chicos más populares de la escuela sepa mi nombre. Sé que saben de la existencia de Rebecca por ser prima de Jordan, pero no sabía que supieran mi nombre, pensé que solo me reconocían por ser amiga de Becca. - Por supuesto que sé tu nombre… Se acerca más a mí, su aliento apesta a alcohol. - Para… - intento alejarme, mi espalda choca con la pared – Por favor… - ¿Por qué? – pregunta con lentitud ¡Mierda! ¡Carajo! ¡Huye Susy! ¡Huye! – La última vez… tú me correspondías gustosa - Estaba ebria – intento mantenerme firme y sonar de igual forma, pero es un poco difícil – Ahora déjame ir… - No… - Jared volvió a acercar su rostro – Vamos a divertirnos como la última vez… - comienza a acariciar mi cuello, siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo - ¿Lo recuerdas? – acerca sus labios a mi cuello - Fue justo ahí donde te mordí y tú gritaste de gusto… - Basta… Su mano viaja a mi clavícula y de ahí a mi pecho, pego un respingo, abro al máximo los ojos ¡¿Por qué carajos estoy estática?! - Luego me quitaste mi camisa… - se acerca más a mí, el olor a alcohol me causa aún más náuseas – Y yo comencé a juguetear con tus pezones… así… - ¡Suéltame! – lloriqueo, sintiendo sus manos presionar mis pezones, mandando más de esas descargas – Por favor… - No Susy… - negó, besando mi cuello, haciéndome gemir – He estado viéndote de lejos desde ese día, maldición, eres tan jodidamente bella… - su mano sigue debajo de mi camiseta, acariciando todo lo que puede mientras yo me remuevo para ser soltada - ¿Tú no lo notaste? – se tambaleó hacia un lado, sonriente, me jala junto a él, besa mis labios – Todos los jodidos días, viéndote… - ¿Qué… qué estás diciendo? Su mano viaja hacia mi pantalón, sus dedos juguetean con el elástico del pijama. - Tú… - se tambalea, me aprieta contra su cuerpo, vuelve a besar mis labios, los muerde y lame, me siento asqueada - ¿Qué demonios me hiciste? - ¿De qué mierda hablas? - Ahora… quiero mi cordura de vuelta… - No… no… Ummm… por favor – su mano entra en mi pantalón – Detente… j***r… por favor… no lo hagas - ¿Por qué te resistes? – pregunta, tocándome con más fuerza – La última vez no te importó un carajo… - ¡Mierda Jared! – exclamo, empujándolo, él cae sentado en el suelo – Me largo… - Susan… espera… - intentó levantarse, pero el brazo no le ayuda para sostenerse - ¡Susan! - ¡Púdrete! Grito, saliendo de la habitación y bajando a la primera planta. De nuevo me sumerjo en el mar de personas, no veo a ninguna de mis amigas. Sigo caminando, llego a la cocina, misteriosamente el lugar está vacío e inmaculado. Me siento en una mesa y cubro mi rostro con ambas manos, me largo a llorar ¡¿Qué mierda?! ¡¿Por qué a mí?! Prefiero seguir siendo ignorada por Jared a esto ¡¿Qué demonios le pasa?! ¿Esto es lo único que ve en mí? ¿Otra chica con la cual follar? Respiro hondo, frunzo el entrecejo ¿Qué había dicho Jared? ¿Me observa? ¿Qué mierda significa eso? Recuerdo a Charles y Rebecca, sacudo la cabeza. Si Jared estuviera obsesionado conmigo sería bueno conmigo, pero las cosas son muy distintas, solo me “Observa” y eso puede significar muchas cosas, como que recuerda que nos acostamos, más no significa que quiera acercárseme ni nada parecido, no de la forma que a una persona embarazada le gustaría del padre de su engendro. Salgo de la cocina… - ¡Susy! Escucho que gritan mi nombre, es Tabatha bailando con un hombre alto, muy alto, que la tiene sujeta por la cintura. Alzo una ceja ¿Me llamaba por ayuda o para que lo vea ser follado con ropa por ese extraño enmascarado? Alzo mi mano en señal de haberla oído, ella parece estar divirtiéndose. Sigo caminando y diviso a… ¡¿Lucy?! Besándose con un chico disfrazado de príncipe ¡¿Qué mierda ocurre aquí?! ¿No que ella está enamorada de Jeremy? ¿Cuánto tiempo me ausenté que todas mis amigas actúan como lunáticas? - ¡Susy! Un cuerpo me cae encima. - ¡Mindy! Miro a mi prima, esta se balancea de un lado a otro. - ¡Esto es tan divertido! Alza su vaso, tiene alcohol en él. - ¿Cuántos de estos has bebido? Le regaño, pero ella no se da por aludida, sigue moviéndose como lunática. - No sé… - ríe tontamente - ¿Dos? ¿Tres? Tal vez siete… - ¡Mindy! Le quito el vaso. - ¡Fiesta toda la noche! Grita, corriendo hacia la multitud que grita junto con ella. - Dios… Salgo de la casa, ya no soporto estar aquí. Me siento en la capota de mi auto, quizá tendré que dormir en mi auto a la espera de que mis amigas se les pase el efecto del alcohol, luego las podré arrastrar de vuelta. Miro mi reloj, una de la mañana y la gente está totalmente fuera de control. - ¿Esto es tuyo? Pregunta un chico sosteniendo a Lila, quien lo abraza con los ojos cerrados y soltando suspiros. - ¡Lila! Exclamo intentando separar a Lila del chico con disfraz del “Fantasma de la Opera”. - Jonathan… - murmura Lila, aferrándose más al chico – ¿Cómo será nuestro hijo/proyecto? - Lila ya deja de decir tonteras – me quejo, arrancándola del chico – Lo lamento - Descuida… - el chico se arregla el disfraz y mira con desprecio a Lila – Solo llévatela… - Lo haré… - Jonathan asiente y se va – Cuando mis demás amigas aparezcan y tú dejes de ser una mierda de persona… - ¡Ya déjame en paz! Oigo una voz gritar, la única persona que sé que no iba a querer alcohol. - ¡Y una mierda que te voy a dejar en paz! Grita Charles, tomando del brazo a Becca. - ¡No tenías por qué golpear a ese chico! - ¡Claro que sí! ¡Te estaba tocando! - ¡Estábamos bailando! ¡Mierda! ¡No tienes ningún derecho de intervenir así! - ¡¿Cómo que no tengo ningún derecho?! ¡Demonios Becca! - ¡No! ¡No lo tienes! ¡No soy nada tuyo! - ¡Rebecca! Charles sigue a Becca, pero ella corre hacia mí. - Me quiero ir ya… Susurra, entrando a mi auto. - ¡Rebecca! - grita Charles, llegando hacia mi auto - ¡Abre la puta puerta de mierda! - ¡Vete al carajo! – grita Becca, acunando a Lila - ¡Ya vámonos! - Charles… por favor – le pedo, este me mira con un tic en el ojo – No lo hagas más difícil… - Bien… - deja caer las manos a los costados – La próxima que vea que se quieren propasar contigo no intervendré - No se propasaban – habla Becca, bajando la luna de la ventana – Además, me estaba divirtiendo - Oh, sí, lo olvidé – Charles sonríe con sorna – Tú eres de las que se acuestan con desconocidos… - ¡Charles! – grita Becca, pero el alto ya se ha dado media vuelta – Ese maldito imbécil…
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