Capitulo 2

1529 Words
Nick asintió en señal de comprensión y sostuvo su rostro con ambas manos mientras entraba y salía, mirando su boca todo el tiempo. Las manos de Alena estaban ocupadas en sus testículos y en su trasero, y no tardó mucho en que Nick se estremeciera y se corriera en su boca. Siguió observando, incluso mientras Alena tragaba su semen caliente y luego lo lamía hasta dejarlo limpio. Se quedó tumbado en la cama deshecha mientras Alena se levantaba y les servía otra copa de vino a cada uno. —¿Recibiste el dinero del alquiler, Alena? Sus palabras le provocaron escalofríos en la espalda. —No. Mi padre sufrió un infarto y no puede trabajar. —Qué lástima. Sabes que necesito tu parte del alquiler. No puedo pagarlo sola. Ya es el segundo mes, Alena. Me caes bien... lo sabes... pero... —Estoy buscando trabajo. —Tienes trabajo. ¿Buscas un segundo trabajo entonces? —Sí, o uno que pague lo suficiente para cubrir todos mis gastos. —Alena, por cómo van las cosas, no volverás el próximo semestre. —¡Lo haré! Acabo de recibir mis calificaciones parciales. Todas excelentes. Él se rió y se puso nuevamente los calzoncillos, usando su mano para colocar su paquete dentro de ellos, y se sentó a tomar su vino. Se quedaron en silencio un rato, y luego él rompió el silencio, diciendo: —Busca otro lugar, Alena. Encontraré a alguien que tenga dinero de sobra. Te doy una semana. ¿Es justo? Alena estaba atónita. ¡Una semana! ¿Qué podría lograr en una semana? De todas formas, nadie te pagaba la primera semana. Sollozó y salió del dormitorio para sentarse en un taburete de la cocina, llorando hasta que no pudo más. ***** Nick dormía cuando Alena salió del apartamento. Caminó durante horas hasta que el hambre la obligó a regresar. Él seguía durmiendo mientras ella buscaba algunas sobras, pero no encontró ninguna. Finalmente, desesperada, abrió una lata de comida para gatos que la mujer de abajo le había dejado para cuando Alena cuidaba de su gata, Kinka, mientras ella visitaba a su hermana en una ciudad cercana. ________________________________________ El día siguiente estuvo lleno de clases, así que Alena no pudo buscar trabajo hasta que la mayoría de las tiendas cerraron o estaban a punto de cerrar. Entró en la biblioteca de la universidad, reacia a volver al apartamento sabiendo que Nick querría un buen trasero. Había descubierto que su gusto por él y su cuerpo flexible había cambiado de la noche a la mañana. Ahora lo despreciaba por aprovecharse de ella, sabiendo que la iba a echar. Encontró una mesa de estudio vacía, se sentó, abrió su computadora portátil y dejó que sus dedos volaran sobre el teclado. De repente se le ocurrió una idea: ¡Craigslist! Llamó al sitio web y seleccionó una ciudad a unos dieciséis kilómetros de la universidad. Luego empezó a revisar los anuncios. "WM a quien le encanta satisfacer a las mujeres oralmente y tiene rosas para su jardín... en forma, divertido, limpio, DDF... no se requiere reciprocidad, pero no se rechaza... ¡necesitas esto!" —¡Puaj!— Alena tragó saliva y pasó al siguiente anuncio. "Damas, ¿alguna vez han querido que las esposaran, les vendaran los ojos y las dominaran de ciertas maneras? Díganme las formas en que quieren ser dominadas y tal vez pueda ayudarlas y pagarles una pequeña tarifa por su tiempo bien empleado, ¡entre semana, a altas horas de la noche! ¡Esposas!" —Ni hablar —pensó Alena y siguió adelante. "Acabo de terminar una relación larga y necesito sentir el contacto de una mujer. Mido 1,80 m, peso 77 kg y mi físico es superior al promedio. Estaría dispuesto a pagar lo justo. Pon "masaje" en el asunto. Gracias. ¿Hay alguien de verdad por ahí?" —Mmm, ha conseguido tener una relación, suena bien... y menciona compensación y masajes. Me pregunto... ¿está bien el masaje? No hay problema... pero ¿qué más? —Tomó nota de ese anuncio y pasó a ver el siguiente. "Caballero respetuoso desea conocer a una joven y guapa estudiante universitaria o de posgrado para una amistad enriquecedora. Por favor, sé inteligente, guapa y cariñosa, y nos llevaremos bien. Puntos extra si eres guapa... Agradecería mucho una foto. Te trataré con el máximo respeto, solo te pido que hagas lo mismo." —Bueno... espera conocer a un estudiante universitario... eso es positivo. Menciona respeto un par de veces. Me gusta. Quiere una foto. No hay problema. Alena buscó en su archivo de fotografías una foto reciente que se había tomado con Nick y luego editó su rostro para eliminarlo de la fotografía. Luego intentó redactar una respuesta al primer anuncio: "Recientemente terminé una relación larga...". Escribió "Masajes" en el asunto y redactó: "Me interesa su anuncio... He dado masajes a mis amigos y les he dicho que se me da bien. Estoy dispuesta a reunirme para hablar sobre detalles como la compensación, etc. Adjunto foto. Por favor, responde a: Alena@g*******m". Dando un suspiro de alivio por haber respondido a un anuncio, pasó a la segunda selección, la estudió de nuevo y comenzó a redactar una respuesta. "Vi tu anuncio solicitando una amistad gratificante. Adjunto foto. Por favor, proporciona más detalles sobre lo que se espera de mí. Alena@gmail.com." Ella presionó enviar y se recostó con una sonrisa tonta en su rostro. ________________________________________ Ambos encuestados respondieron al día siguiente. Número 1: "Tu foto es más que satisfactoria. Siempre y cuando seas tú. ¿Nos vemos esta noche en Howard's Grill en la calle 8, digamos a las 9:00? Martín." Número 2: "Busco compañía. Tengo 51 años, estoy casado y ocupo un cargo gubernamental de responsabilidad. Estoy dispuesto a pagar según el nivel de compañía que se me brinde. Si te pareces a tu foto, haré todo lo posible para que seas feliz en nuestra relación. Como mencioné antes, estoy casado, pero no soy feliz. Espero que lo entiendas y no me guardes rencor. ¿Podemos vernos mañana? Tú eliges el lugar. Soy flexible si es después de las 4 p.m. Adjunto mi foto. Eric." Alena solo tenía dos conjuntos decentes para elegir y eligió una falda negra con un top blanco. Dudó en ponerse sujetador y decidió que el top no sería tan provocativo si no lo usaba, básicamente porque su sujetador estaba un poco desgastado y era el único que tenía. Ella abandonó el apartamento antes de lo planeado porque Nick trajo a una rubia llamada Rita, diciéndole que Alena se mudaría en una semana y luego le mostró el apartamento mientras Alena estaba allí, demasiado avergonzada para decir una palabra. Tardó cuarenta minutos en llegar a la calle 8 y se quedó al otro lado de la calle esperando a ver a Martín cuando llegara. El reloj de la torre de la iglesia, a una cuadra de distancia, dio las nueve y cruzó los dedos para dirigirse a Howard's Grill. Al entrar, se quedó en la puerta y miró a su alrededor, pero no vio a nadie buscándola. No era del todo cierto; había unos veinte hombres allí y todos miraban a Alena. Simplemente nadie le hizo señas para que se uniera a ellos, así que se quedó allí, sintiéndose estúpida y preguntándose si la habían engañado. De repente, sintió una mano en su brazo y se estremeció. —¿Alena? —preguntó un hombre corpulento y sin afeitar mientras dejaba caer la mano a un costado. —¿Martín? —dijo Alena nerviosa—. Pensé... —¿Te estaría esperando? Ya lo hice una vez y me engañaron cruelmente. Pero aquí estoy y tú también, así que sentémonos y hablemos de cosas interesantes. Había una cabina en la esquina y él la guió, esperó hasta que ella estuviera sentada y luego se sentó frente a ella. A pesar de su comportamiento descuidado, Alena se sintió aliviada de que él hubiera aparecido y que hubiera esperado como un caballero a que ella se sentara antes que él. Mentalmente revisó su anuncio. No medía ni un metro ochenta; en realidad podría tener 49 años; pesaba al menos nueve kilos más de lo que decía. Aun así, parecía bastante decente... —Eh, Martín... mencionaste una compensación por un masaje. ¿Qué tenías en mente? —Escucha, eh, Alena... No tenía ni idea de que te verías tan bonita. Yo... yo, eh, lo que tenía en mente era que me dieras un buen... masaje sensual, ya sabes, con final feliz. —Eh, Martín, no tengo ni idea de qué quieres decir cuando dices "final feliz". Empezó a sudar y estaba visiblemente incómodo. —Eh, escucha, eh, Alena, no te pongas a gritar si no te gusta lo que te voy a decir. Digo, preguntaste y todo eso... —No gritaré, Martín. Si no me gusta tu propuesta, me levantaré y me iré. ¿Es justo? —Sí, claro. Bueno, lo que quiero es un masaje. ¿Sabes lo que es, verdad? —Sí, sé lo que es. —Está bien... entonces quiero un masaje un poco sexy, no hay necesidad de amasar cada músculo, ¿sabes? Alena asintió y esperó.
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