bc

La mafia de las flores

book_age18+
859
FOLLOW
6.5K
READ
badgirl
bxg
kicking
pack
like
intro-logo
Blurb

Elizabeth Mc Claire, una huérfana que ha luchado por sobrevivir, ve su destino dar un giro drástico a los dieciséis años. Su sueño de encontrar una familia se desvanece, llevándola a escapar de una casa de acogida y acabar en el centro correccional de "El nuevo camino" por un malentendido ajeno a ella. Dos años después, su libertad viene con un precio: convertirse en informante del FBI.

Atrapada entre sus ganas de sobrevivir y la necesidad de redimir su pasado, Elizabeth se ve obligada a infiltrarse en la peligrosa familia Parissi para encontrar al oficial infiltrado que ha desaparecido. Su vida se convierte en una compleja red de engaños y peligros, donde cada elección puede ser la última.

Adéntrate en el oscuro y fascinante mundo de "La Mafia de las Flores", donde Elizabeth Mc Claire se enfrentará a dilemas que desafían su moral y ponen a prueba su valentía. ¿Podrá encontrar al oficial desaparecido sin perderse en las sombras de la mafia? Secretos, traiciones y peligros acechan en cada esquina. Prepárate para una emocionante travesía donde la lealtad y la supervivencia se entrelazan. ¿Estás listo para sumergirte en el suspenso de "La Mafia de las Flores"?

chap-preview
Free preview
Episodio sin título
«Cariño, es hora de levantarse» Escucho la suave voz de mi madre y las lágrimas inundan mis ojos. Ella nunca me hablaría de esta forma, de hecho, hace tantos años no la veo que ya ni siquiera sé si esta es su verdadera voz o solo es una invención de mis ideales. Pero dejo que los sueños jueguen con mi mente y fantaseo un poco. El imaginario olor a hotcakes recién hechos, la suave mano de mi madre acariciando mi frente. Los gritos de mis hermanos peleando por quién usará el baño primero. La voz de mi padre anunciando que ya es hora de marcharnos. —     Levántate de una vez Mc Claire— anuncia una voz que sí conozco, pero me niego a despertar. —     Solo déjame soñar cinco minutos más, todavía no he probado los hotcakes de mi madre—mascullo —     Cierra la boca y abre los ojos niñata— espeta la oficial y finalmente me rindo. Las paredes grises me reciben y solo deseo salir de este horrendo lugar. Ya hace dos años que estoy encerrada aquí. Y aunque intenté soportarlo, no existe en el mundo una persona capaz de hacerlo. Se supone que estaré aquí hasta cumplir los dieciocho años, pero los días parecen no pasar nunca. —     Qué gran día señora, ¿puedo morir ya? —pregunto llena de sarcasmo mientras me siento en la cama y observo al resto de mis compañeras levantarse velozmente y tomar un cambio de ropa que tenían listo a los pies de la cama. Me levanto renuentemente, abro una gaveta, saco un jean viejo y una sudadera y un par de ropa interior que tal vez tiene más años que yo y me muevo con la mayor pereza del mundo. Soy la última en el cuarto, pero no me importa. Nada podría importarme menos. —     No te pases de lista, muévete…—dice empujándome un poco para que camine como si fuera una vaca camino al matadero. El centro Correccional de “El nuevo camino” es una institución que busca “facilitar la inclusión a la sociedad de niños y niñas que han sido ligados a delitos menores y que, debido a su situación parental, no cuentan con una figura que establezca un parámetro moral adecuado”. En pocas palabras: huérfanos que metieron la pata y robaron, o se drogan junto a sus padres que también se drogan. O que sufren violencia por parte de las personas que debían protegerlos. Dejamos la ropa en la habitación, camino al baño siguiendo a mis compañeras “de habitación” y entramos todas a la vez. Cepillamos nuestros dientes (porque gracias al cielo nos permiten tener cepillos dentales) aunque los cuentan cuando finaliza la ronda de baño como si fuéramos a apuñalarnos con ellos. Y no es que nunca haya pasado, pero hace tanto no sucede que casi se nos olvida qué tan peligrosas somos algunas. Pensándolo mejor, que los cuenten sí ha sido una medida efectiva.  Entramos a las duchas, el agua se abre automáticamente y nos lavamos el cuerpo con la misma barra de jabón que usamos en nuestro cabello. Cuando salimos vamos envueltas en una toalla y muertas de frío a través del pasillo y hacia nuestro “cambiador” —     Tú, Mc Claire. Alístate que te están esperando abajo…—. Volteo instintivamente ante la mención de mi nombre y un escalofrío corre por mi espalda. Esto no puede ser algo bueno, nunca significa nada bueno. —   ¿A mí? —susurro nerviosa. —     No, a mí. Que te cambies…— murmura sonriéndome un poco. Y sinceramente me pone los pelos de punta. No es que nos traten mal. Al contrario, nos tratan bastante bien. Tenemos una cama que no es muy cómoda pero no morimos de frío en el invierno y tres comidas (insípidas, pero que llenan el estómago). La observo por unos minutos antes de voltear y continuar vistiéndome. —   ¿Qué has hecho Tess? —. Volteo sonriente y solo niego con la cabeza a la pregunta de Amy. Ella niega con la cabeza y los rizos húmedos cuelgan de su cabeza. Intenta secar su cabello con una camiseta porque de otra forma se le infla el pelo y “parece un espantapájaros” según ella. Y yo solo la observo despotricar sobre mi mala conducta. Pero bien que sigue siendo mi amiga —Espero que en serio no hayas hecho nada malo porque si te quedas sin cena una vez más terminarás por desaparecer…—dice la metida de mi única amiga. —     He dicho que no hice nada, ¿por qué no me crees? —murmuro un poco avergonzada. —     Porque te conozco y sé que eres una buscapleitos…—espeta realmente enojada. Es verdad que no soy la persona más tranquila del mundo, pero creo que me he adaptado realmente bien a este nuevo lugar. Quiero decir, soy una chica huérfana que ni siquiera recuerda a sus padres. O sea, me abandonaron en la iglesia cuando tenía cinco años. Pasé de casa hogar a casa de acogida hasta que cumplí los dieciséis y cuando noté cómo me miraba mi nuevo “padre de acogida” corrí por mi vida. Porque no podía decidir sobre nada, pero sí podría decidir sobre mi cuerpo. He vivido en las calles y en hogares transitorios para menores fingiendo ser la hija de una mujer adicta que conocí en la calle, pero para mí mala suerte, me vi envuelta en un robo y pelea callejera a los dieciséis. Juro por mi vida que no robé ese paquete de cigarros, pero la chica que sí lo hizo me culpó a mí de hacerlo. Y hubo un problema con un arma blanca y el trabajador de la tienda siendo herido que terminó por meterme en este hueco. Al principio nadie me creyó, pero cuando notaron que había estado viviendo en hogares de acogida y que había escapado decidieron que, viendo mi historial, la correccional sería una mejor decisión. Lloré de frustración al principio, pero si ni mis padres me quisieron qué podría esperar del gobierno de mi país. Así que, me resigné e intenté comportarme. Pero mi personalidad salía a flote de vez en cuando. Y obviamente no iba a permitir que me amedrentaran otras niñas. Así que decidí que: entre ser golpeada, seré quien golpea primero. Y solo es una manera figurativa de hablar, porque no he golpeado a nadie (al menos no he sido la primera en tirar un puñetazo) pero todas saben que la que me busca me encuentra. Sino pregúntenle a Lizzie que intentó establecer quién era “La Elizabeth” que realmente importaba y tenía el control en nuestro nuevo hogar.   Obviamente soy yo, cachorra de humano. Pero estas pequeñas luchas de poder me han pasado facturas y varias veces me privaron de mi alimentación. Lo único que agradezco de esto es que me mantengo delgada. Pero no es para nada lindo tener hambre. Y realmente me ha ayudado a “comportarme”. O al menos que no me atrapen. —     ¡Oye! Sé que soy una mala persona, no hace falta que me lo digas… —     No he dicho eso, Tess... —. Su rostro compungido me obliga a ocultar la pequeña sonrisa que intenta escapar de mis labios y lo consigo.   —     Sí lo has dicho…— murmuro haciendo puchero. —Mi mejor amiga, mi única amiga me llama “buscapleitos” —digo jugando la carta de la lástima. —     Conmigo no funciona eso. Tal vez te funcione con hombres en unos años, pero conmigo no jovencita…— dice alzando una ceja y demostrando que no cayó en mi trampa. Amy es unos meses menor que yo y saldrá exactamente medio año después. Mi trabajo es conseguir un hogar para que vivamos juntas en esos seis meses. Pero no tengo ni idea de cómo voy a lograrlo. Ella ha estado en el sistema desde que su madre falleció en un accidente automovilístico hace cinco años cuando un borracho intentó forcejear con ella y la empujó frente a un coche. Creció con una madre que, no era adinerada, pero la amaba como nadie. Y creo que es aun peor tener recuerdos que vivir como yo lo hago. Cuando llegué a este lugar no entendía qué hacía aquí dentro una chica como ella. Tendría que haber sido adoptada, tendría que haber tenido un futuro mejor, pero acabó en el mismo lugar que yo. Y aún no me atrevo a preguntarle qué fue lo que hizo para correr con el mismo destino. Aunque hay veces en la que su mirada cambia por completo y la desconozco. Sus ojos se vuelven oscuros y la sonrisa en sus labios me demuestran que no es la chica alegre que sentí necesario proteger cuando llegué. Pero luego de llamar su nombre el brillo de sus ojos regresa y no queda rastro de la otra cara de la moneda. —     Ya Mc Claire, apúrate…—. La oficial impaciente me apura y solo me pongo el jean y una camiseta negra con un gran sweater de anciana encima. Mi cabello gotea debido a la humedad, pero no me importa. El frío me permite sentir que estoy viva y que no soy solo un esqueleto que se mueve. —     Estoy lista…— digo cuando atravieso el umbral. Caminamos en silencio por unos minutos, juego con mis dedos y siento la gota de agua helada correr por mi cuello y bajar por mi espalda.—Oye, Anna—murmuro indecisa. —     Ya te lo he dicho miles de veces, debes llamarme Oficial…—musita detrás de mi. —     Solo por un momento déjame llamarte por tu nombre. ¿No somos amigas? —. Pregunto lo obvio. Por supuesto que no lo somos. Pero creo firmemente en que soy amiga de todo ser humano. —     ¿Qué quieres? —espeta con tono cansino. —     En serio no tengo ni idea de qué carajos hice esta vez…—murmuro volteando asustada. —     Solo cállate. Ya vas a enterarte.  

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.8K
bc

Navidad con mi ex

read
8.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
51.9K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
168.9K
bc

Bajo acuerdo

read
10.0K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.5K
bc

Yo, no soy él

read
88.6K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook