— Amelie cree que un don nadie le arrebató su lugar dentro de la familia, pero no es lo que pasó realmente…—intento explicar, pero la mirada en el rostro de Tess me pone de los nervios. Ella me observa como si me hubiera salido un tercer ojo en el medio de la frente. — Soy el único hombre nacido de esta generación—afirmo. Pero aun parece no procesarlo del todo. — Porque soy su hijo, Tess. Fantino Parissi es mi padre y ya sabes cómo son de patriarcales. El favorito del Don tuvo a un hijo varón, no importa si su madre es una prostituta. Nació un niño a quien llaman “Charisma”: y se ha convertido en el Chefe. —concluyo. Tess continúa sentada en el sillón, intentando procesar lo que acabo de decir, pero no se mueve. No pestañea. No hace nada. Y me desespera. Hasta que luego de unos qui

