Querido jefe

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A la mañana siguiente como de costumbre mis padres no se encontraban, se habían marchado muy temprano a sus respectivos trabajos. Mi madre me había dejado mi correspondiente desayuno con ese vaso de leche que siempre estaba dispuesto para mí. Habiéndolo comido me aliste lo mejor que pude, busque mi bolso que ya tenía preparado con mis documentos personales que pude tomar sin que mis padres supieran y la ropa que Clara me había obsequiado, a parte de otros elementos para mi rutina diaria.

Antes de irme decidí dejarles una nota para que no se inquietaran por mi partida y lo tomaran de la mejor manera posible, en esta dejaba escrito lo siguiente:

“Por favor no me busquen, solo sean felices, ya no seré una carga para ustedes. Los amo”

Ate. Melania Simond.

Deje la mencionada nota en la mesa del comedor para que apenas llegaran la vieran, por ultimo me quede unos segundos contemplando esa pequeña casa donde viví tanto tiempo, seguido de eso cerré mis ojos momentáneamente conteniendo mis lágrimas que empezaban a brotar. Posteriormente me marche, no podía seguir tardándome o podría desistir de mi idea.

Camine rápidamente hasta salir de ese modesto barrio donde vivía y me dirigí hacia el centro de la ciudad donde estaba ubicada toda la organización de la marca Le Rose, sin embargo antes de llegar recordé que le había dicho a Clara que nos encontráramos en la plaza Kleber, por esto, aborde un autobús y fui hasta allá.