El cumpleaños de Aygul era en dos días. Mal momento para haberse adelantado varios días. Ruzgar se ocupaba en llamadas, viendo documentos en su teléfono y lanzando ordenes en dirección de Ahmet que después el hombre debía pasar a alguien más. En varias ocasiones había ido a tomar agua y había escuchado el apellido Ferhadi más de cinco veces junto con la palabra, opio, ruta de los Balcanes y millones de dólares en la conversación telefónica. Hubo más, era claro, pero para su sorpresa lo escuchó hablando árabe en la línea, mientras caminaba por toda la sala, impidiéndole saber cuál era el tema que lo ponía tenso, pues parecía que estaba discutiendo con alguien por teléfono. Nunca les había puesto atención a sus ocupaciones, hasta esas noches, donde se dio cuenta que dormía poco y ordenaba

