MERSIN, TURQUIA. Cuando los deseos son mutuos, la negativa es nula. La mujer no le negó lo que le estaba pidiendo, especialmente por la forma en como sus dedos se aferraron a sus prendas y la mantenían pegada a su boca, que no descansó, hasta que su lengua la poseyó en un húmedo beso que fue un detonante excitante y fogoso. La sujetó por las caderas y la impulsó para que le rodeara las caderas con las piernas. En medio de un sonoro jadeo, tomó aire y se concentró en besar su cuello en pleno éxtasis. Enterró sus uñas en sus piernas y comenzó a caminar en dirección del cristal, donde el control el respaldo que necesitaba para meter sus dedos dentro de la ropa interior de su esposa. Elif se estremeció ante su nada desagradable saludo. Gimió cuando metió sus dedos entre el encajé de las

