GOLBASI, TURQUIA. Elif… Elif… Elif… Un nombre atado a lo recto y que significaba lo puro. Tragó saliva al escuchar la forma tan lasciva en como la nombró, como si la sola mención de su nombre tuviera el poder de provocar tantas emociones, como para volverlo loco. No iba a cumplirle el capricho y aunque sus ojos grises parecieron más oscuros y se lo exigieron, ella decidió resistirse con toda la fuerza de voluntad del mundo. La forma en como la besó, le robó el aire y convirtió su cuerpo en una olla de presión que solo necesitaba una ligera tensión para estallar y provocar llamas a su alrededor. No se molestó en llevarla a cama, entró en ella allí mismo, en aquella puerta, como si su necesidad fuera mayor a las complacencias y caballerosidades que un hombre debía tener. Ruzgar nunca h

