Ella era suya, porque la Turk se la había otorgado. Elif pegó su frente a la suya y la vio tragar saliva. —Quiero…—logró decir. —¿Qué quieres? Sonrió divertida. —Me gusta mucho ponerte en mi boca—confesó provocando que sonriera ante su descaro—. Me entenderías si pudieras ver la forma en como tus ojos me miran. Parece que te gusta mucho que haga eso, Arslan. —Ben bunu seviyorum ama artık sizin de beğendiğinizi bildiğim için bu beni daha da çok etkiliyor. (Me encanta, pero ahora que sé que también te gusta, me fascina más.) —respondió alargando su mano para acariciar su carnoso labio inferior. Se inclinó y la besó, para después tomarlo entre sus dientes con seducción. El quejido de Elif hizo que el beso se profundizara, cuando el ingresó su lengua dentro de su boca. Ella hizo desc

