ANKARA, TURQUIA. No tenia palabras. El Öpmek (saludo familiar) no era cualquier cosa. No era algo que se hacia porque si y tampoco un gesto que pasaba desapercibido ante los ojos de quien lo observaba. No estaba obligada a hacerlo y si se hacía, debía hacerse con sinceridad. Elif estaba rígida en su asiento, notando como Ruzgar movía sus dedos de forma inquieta sobre su regazo mientras pensaba en la acción de su esposa. Ambos estaban en las mismas condiciones. Él pensaba en el Öpmek. Ella en la forma en como le defendió delante de todos y no le soltó la mano. Ambos gestos generaron cierta incomodidad entre ambos. Elif no sabía si debía dar las gracias por ello o simplemente dejarlo pasar. Ahmet se aclaraba la garganta, inquieto, mirando a la pareja por el espejo retrovisor y es q

