Se puso detrás de ella e inclinándose sobre su hombro, llevó la mano a su pierna y la coló por la abertura justo, con la palma abierta. Se deslizó rozando su entrepierna. ¿Buscaba seducirla? Si era así, estaba teniendo éxito. Apretó su piel un poco y ella tragó saliva. Aun tenia los tacones puestos y ni siquiera así, podía superarlo en altura. Tomó aire y decidió seguirle el juego, pues mientras señalaba los detalles más notorios de su vestido, la tocaba de forma inapropiada con el único afán de encender la mecha en ellos. —¿Porque doble función? —Es un combo de problema y solución—aseguró en forma de susurro sobre su oído—. Me la pone dura y me abre el camino para arreglarlo. Hoy pensé muchas cosas cuando llegaste con este vestido, la primera de ellas es que deseaba mucho ser quien

