CAPITULO 3-1

1043 Words
CAPADOCCIA, KAYSERI. El inclemente sol de Capadocia le acariciaba el rostro. Ruzgar mantenía su cigarrillo en la mano y de vez en cuando le daba una calada mientras escuchaba a los hombres exponer sus problemas. Desde disputas familiares con otros terratenientes (que no podían ser), hasta nuevos negocios en puerta que impactaban de lleno en su propia provincia. Estaba un poco irritado, Elif lo ponía de esa forma. —Los negocios que vienen son sumamente beneficiosos para todos. La fortuna del Mudur se hace más grande y con ella la nuestra. La posición del Guvenilir ofrece una estabilidad única a nuestro sistema y es por ello, que, si merece el respeto de Mudur, también debe respetar nuestras normas. Han pasado varios meses desde la boda con Elif Aksoy y aunque muchos no apoyamos dicha unión, todo lo que se hace debe dar frutos o romperse. Un hombre debe poner semillas que germinen y las mujeres mantenerlas seguras hasta que broten ¿Hay problemas con dicha labor? Ruzgar dejó de admirar el paisaje un poco árido pero hermoso que tenía delante y clavo sus ojos en el anciano que acababa de sacar a relucir el mayor de sus problemas. Si esa chica no fuera tan difícil, todo sería sencillo tanto para ella, como para él. Follar no era una labor complicada, no cuando él era un hombre tan activo en ese punto. La idea de meterla a su cama no le desagradaba, pero tampoco le emocionaba. Era algo que simplemente le daba igual. —Trabajamos en eso, pero, mi deber como esposo es no ejercer presión en ella de forma desmedida. En dos meses más hablaremos la situación y si no hay oposición me gustaría mencionar la posibilidad de una segunda esposa—anunció ganándose la sorpresa de varios hombres—. Expondré el tema con el Mudur y estoy seguro de que juntos lograremos llegar a una solución. Se me exige, al igual que él ser un hombre de familia como exige el Corán y Alá, entonces, eso seré. —¿Y la señora estará de acuerdo? Andar Celik, pareció interesado en esa respuesta. —Por supuesto—respondió Ruzgar sin dudas. Igualmente, si no estaba de acuerdo, iba a obligarla o sacarla de su vida. No existía manera de que él se condenara a tales presiones solamente porque ella no tenía la suficiente capacidad y objetividad, como para tomar el único camino que le quedaba en su vida. Acarició su sien, sintiendo una punzada nada más de recordar sus discusiones. Cada vez que hablaban, tenía que terminar en una pelea sin sentido, que le amargaba el día. ¿Qué necesidad tenía de arruinar su vida? ¡Ninguna! Se puso de pie de la gran mesa, que estaba llena de toda clase de aperitivos. Habían bebido un poco de Raki y uno que otro vino, para hacer más amena la reunión que habían montado, en uno de los restaurantes más bello de la región. Era una especie de palacio forjado en piedra, muy popular. Dio el pretexto de tener que hacer una llamada, pero en realidad, quería bajar, fumar su cigarrillo solo y pensar en que haría después. Si Elif no aceptaba una segunda esposa iba a tener que deshacerse de ella. Lo sentía por Arabelle, quien le pidió ese favor que pudo haber cumplido de no ser porque Elif Aksoy no deseaba que nadie la ayudara. —Parece preocupado. —No hay razones—respondió sin voltear porque ya sabía que era Celik—. Los negocios corren bien y lo seguirán haciendo. Mi posición como Guvenilir cada día obtiene más responsabilidad y es de deber no fallar a los que he prometido glorificar junto conmigo. Kerem maneja sus negocios lícitos y procesa su dinero, yo en cambio, debo de asegurarme que cada pilar que sostiene este imperio no caiga, especialmente cuando está cimentado en arena. Todos los negocios sucios que pudieran existir y provenir del apellido Gurkan estaban bajo su mando. Esa era la razón por la que se le respetaba tanto, por su habilidad para hacer un éxito cualquier negocio y, sobre todo, mantener la estabilidad de la Turk perfectamente. La autoridad Gurkan no era puesta en duda por su mando ni nunca lo seria. —Y aunque está cimentado en arena como dices, insisten en agregar más calor. No fui partidario de que la chica Aksoy quedara viva. Su sangre viene de donde no debe y los rencores que lleva en su corazón son peligrosos, especialmente cuando está tan cerca de un poder como el suyo. He visto gente vengarse por menos, que más sería del corazón de una chica que lo ha perdido todo—dijo provocando un ligero momento de reflexión en Ruzgar. Él tampoco lo entendía y creía lo mismo, pero se presto para todo—. No se confunda, porque se que conoce mis deseos de que mi hija terminé siendo una Arslan, simplemente quiero lo mejor para ella y para todos. Un hombre con su poder y posición, que además sigue nuestras leyes, podría tener un harem si lo deseara. Todo le es licito. Ruzgar sonrió ante su afirmación y entonces respondió: —Aygul será mi esposa y espero que pueda desempeñar bien ese papel. Solo pido un heredero a cambio de una vida llena de lujos y protección, porque te aseguro que ninguna mujer que posea mi apellido pasará carencias. Será una Arslan y vestirá, comerá y vivirá como tal. Como Elif venía viviendo hasta ahora, pero aprovechando cada oportunidad para arruinarlo. Tenía un palacio, un guardarropa envidiable y, sobre todo, sirvientes en todos lados. ¿Cómo podía ser infeliz viviendo así? Podría ser más feliz si le dejara meterse a su habitación unas cuatro veces por semana, pero las negativas la estaban haciendo llevar una vida amargada. —¿La propuesta será formal? —Llegará en cuanto dialogue los términos con mi esposa. Términos que los llevarían a una pelea sin sentido, pero que igual él terminaría ganando de todas formas. Dejó de fumar de forma inconsciente, pero no tardaría en volver a hacerlo, porque Elif encontraría la manera de ponerle los cabellos de punta de nuevo. Observó el reloj y se dio cuenta que era hora de volver a la residencia.
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