CAPITULO 6-1

1027 Words
—¡Dilo! —Es imposible que no lo sepan. Es un comentario nuevo que papá dijo que se discutió ayer. Dicen que Aygul Celik entrará como esposa a la casa Arslan próximamente. Se casará con el Guvenilir y yo no podría estar más contenta por ella si es cierto. Es un hecho que nadie tolera a Elif Aksoy, creo que ni siquiera él lo hace—comentó una voz a las afueras del baño que parecía estar acompañada de varias mujeres jóvenes más—. Lleva muchos meses casada con él y ha fallado en la tarea principal de una esposa. No le ha dado hijos, porque según dicen, no la toca ¿Será que le tiene asco? Siento pena por ella ¿Saben? Tener un marido así y ser reemplazada por otra antes de un año de casados es vergonzoso. Pobrecilla. ¿Asco? ¿Había dicho asco? Las manos de Elif se convirtieron en puños al escucharlas. Las demás rieron. —¿Cómo sabes eso Ayle? Son cosas privadas. —En una casa tan grande no se pueden mantener secretos. Nunca se tocan, apenas y se miran. Es obvio que Elif, después de ser la princesa de Esmirna, terminó siendo basura reciclada. Era presuntuosa cuando su padre formaba parte de la triada y aunque ahora ha alcanzado una posición mayor, pronto la perderá porque no es nadie. No quiero ni pensar en la vergüenza que significará para ella que el día tenga siete días y su marido los gaste todos con Aygul. Vaya humillación. No pudo evitarlo y abrió la puerta de golpe. Ayle Kolgur se paralizó al verla, pero la mujer no le reprochó nada. Se lavó las manos, acercó su rostro al espejo y retocó su labial con sumo cuidado mientras las demás callaban esperando una hostil respuesta. Algunas tragaron salivas, las demás, bajaron la mirada, aterradas, de la situación en la que fueron descubiertas. Se dirigió a las puertas, pero se detuvo delante de Ayle con una sonrisa tensa en los labios. —¿Sabes que es asqueroso? Ser una idiota que tenga que comer las espaldas de alguien porque carece de la valía para hacerlo de frente. Deja de soltar mierda con tu lengua, porque pronto comenzarás a oler a basura. Pasó a su lado con la rabia en la garganta. Ahmet que estaba afirmado en la pared fue detrás de ella. —¿Dónde está Ruzgar? Esperaba que hubiera terminado porque si no iba a olvidar que le pidió comportarse y haría un escándalo. Esas desgraciadas no le respetaban ¿Qué ella fue soberbia? ¡Ninguna de ellas decía eso cuando pasaban largas temporadas en Esmirna haciéndole compañía! Eso fue lo que más le molesto, que fueran tan hipócritas cuando alguna vez fueron tan amigas. De haber estado en su lugar, al menos por respeto a la amistad que alguna vez tuvieron reservaría sus comentarios. Alguien que usaba la lengua para atacar la espalda de alguien con quien alguna vez forjó una amistad, no era una persona, si no una víbora ponzoñosa. En ese momento estaba tan enfadada que comenzaría a lanzar su propio veneno. Pudo haberla impactado contra el espejo de baño, pero eso no era de una dama y ella lo era. Tragó saliva y estabilizó su ira. Quería la respuesta ¿Dónde estaba su marido? ¿Terminó? —Arriba, señora. Al parecer todavía no. —Quiero irme. —Pero…Aun no ha terminado—informó el hombre haciendo que ella se detuviera de golpe ante su negativa. Con los ojos llameantes le repitió lo que quería con tanta determinación que parecía a punto de estar. —Quiero—repitió—IR-ME. —Informaré la situación. Ahmet se alejó de ella y susurró unas palabras. Esperaba que se quedara quieta y aguardara, pero Elif comenzó a caminar hacia afuera para respirar un poco de aire fresco. Hubiera funcionado, Alá le habría ayudado, de no ser porque cuando levantó la mirada hacia el balcón, descubrió a Ruzgar afirmado a la piedra fumando un cigarrillo mientras miraba casi extasiado a Aygul quien narraba algo interesante y gracioso como para mantenerlo embelesado. ¡Iba a hacerlo arder! Una cosa era que las personas hablaran de cosas que no sabían y supusieran cosas en base a sus vivencias y otra muy distinta que él, con sus acciones terminara por ponerla en el ojo del huracán y le diera a todos herramientas para acabarla como si fuera un cordero siendo despedazado por leones, donde cada fiera le sujetaba del cuerpo con sus fauces para arrancar un bocado y obtener una tajada del festín. Ahmet llegó hasta ella después de buscarla en el salón y cuando notó lo que estaba viendo, se quedó rígido. —Tu sabes mucho de mi marido, Ahmet. —Señora… —Sabes demasiado—aseguró volteando de forma peligrosa—y espero que entiendas la importancia de lo que te voy a preguntar. Quiero la verdad, porque tarde o temprano descubriré si me mientes o no y si fuiste capaz de hacerlo, no voy a perdonarte. ¿Aygul Celik es una de las amantes de mi marido si o no? Ahmet palideció. —Señora yo… —¿Si o no? —Los asuntos… —¡¿Si o no?! —exclamó exigente haciendo que el hombre se diera cuenta que no tendría forma de escapar a la interrogante. Apartó la mirada por breves segundos y decidió salir del compromiso. —Le ha acompañado algunas noches. —Esa maldita… Sus malditos baños de pureza no le iban a funcionar, ni ahora ni nunca más. Habla de sentimientos como si fueran realmente su impulso cuando se comportó como una fácil buscando una posición que ni siquiera dando el coño podría alcanzar. Si antes la consideraba peligrosa, ahora debía sacarla de la jugada a como diera lugar. Ahmet sintió su pesada aura y después la vio comenzar a caminar con confianza y determinación hacia el interior. Un mesero le ofreció una copa y ella la usó para bajar sus ánimos. La necesitaba. No le importó ser el centro de atención nuevamente, porque su rabia estaba en otra parte. Debió haberlo supuesto desde un principio.
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