CAPITULO 7-2

1021 Words
El hombre lo pensó un poco y luego de un corto tiempo, pareció recordar algo sobre lo que acababan de preguntarle. Los Al-Fayed eran conocidos en toda Turquía, por dos razones, una buena y una mala. —Los Al-Fayed, si son los mismos que he escuchado mencionar, son una importante familia de ascendencia kurdo-saudí. Los abuelos de la familia nacieron fuera del país, pero las nuevas generaciones lo hicieron en Turquía, por eso son muy mencionados en las revistas. Tienen mucho dinero, pero son más populares por la masacre de Ankara. —¿La masacre? —Los padres fueron asesinados brutalmente en su mansión en la capital. Los hicieron pedazos de forma furtiva, tanto, que tardaron semanas en encontrar todos sus restos en la casa. Los Al-Fayed eran niños—explicó haciendo que ella recordara la foto—. Fue un tema popular porque quien sea que los haya asesinado, no solo los mandó a la otra vida, si no también, se llevó consigo al primogénito de la familia. Hay muchas versiones, algunos dicen que al ser mayor se involucró con personas que no debía y otros que el mismos fue quien los asesinó y después, se suicidó, pero nadie lo sabe. Nunca encontraron su cadáver y quedó como una leyenda urbana en Ankara. Los Al-Fayed terminaron bajo la custodia de otros familiares, hasta que alcanzaron la mayoría de edad y se hicieron del poder para manejar los negocios billonarios del difunto Jamal, su padre. Es un caso de asesinato muy famoso. Ella no lo recordaba, porque ocurrió un año o dos antes de que naciera. Era un caso viejo, pero presente y popular por los comentarios que la gente solía hacer al respecto, pues muchos, debatían el verdadero misterio oculto detrás de su muerte. Esa información complicó las cosas en su cabeza. Todo era demasiado confuso. Eso era mucho más que una simple identificación falsa. Behirham Al-Fayed Al Qadir ¿Muerto? No creía que fuera un tema sencillo de descifrar, pero era mejor no husmear donde no debía. No quería convertirse en Pandora abriendo la caja de todos los males del mundo porque tuvo suficiente con los seis meses anteriores. La revista encendió llamas alrededor de sus pensamientos, pero sabía que era mejor no ir más lejos. Tenía algo en mente y distraerse no era opción. Decidió detenerse a beber un delicioso café y comer algo mientras los hombres aguardaban de forma paciente. Era complejo aceptar que ella no era importante. Cuando vivía con sus padres siempre se preocupaban por ella, porque era la hija de un terrateniente y podría ser un interés para los enemigos, pero ahora era distinto, era esposa de un hombre poderoso, pero para él poco importante. Inclusive sus enemigos sabían que capturarla era igual a nada, porque su esposo no daría ni una sola lira por ella. Eso le daba tranquilidad, pero se sentía extraño porque pasó de valer mucho a valer nada. Arabelle Gurkan, siendo madre del heredero de la Turk, no podría salir al centro comercial sola, ni siquiera por cinco segundos, pues todo el mundo sabía la verdad, era la debilidad de su marido. Al menos podía decirse libre de andar y comprar ropa. Bebió el intensó café y comió un delicioso “cheesecake” mientras mataba el tiempo para volver a casa. Era extraño entrar y encontrar a Ruzgar allí pero últimamente toda su vida lo era. Jugueteó con el postre unos segundos, cuando sintió una presencia delante de ella. —¿Sigues siendo especial con la comida? Levantó la mirada y se quedó rígida al ver a Ismail delante de ella. Se quedó sin palabras y parpadeó nerviosa. Lo primero que hizo fue voltear hacia Ahmet quien ya había lanzado una mirada en dirección del chico que, en un descuido, tomó asiento delante de ella. Todo estaba bien. No quería que hiciera un escandalo vergonzoso. —Ismail—susurró anonadada—. Estas en Estambul… —¿No pudiste enviarme un mensaje diciendo que ya no querías verme? —preguntó un poco enfadado—. He venido tres veces a Estambul desde que perdí contacto contigo con la esperanza de encontrarte, pero nadie sabe que pasó con tu familia, con tus padres, inclusive con Erkan. Pensé que lo que te dije la última vez te había molestado. Yo… No, no, no. ¡No tenía nada que ver con eso! Cerró sus ojos y recordó la ultima conversación que tuvieron por teléfono. Había dicho muchas cosas y todo el infierno que pasó le hizo olvidarse de los sentimientos. Ismail mencionó sentimientos que ya no podía contener y justo antes de que pudiera decirle que los correspondía de verdad, una horda de hombres entró a su casa y su vida se destruyó. Esperaba que le perdonara. —Por favor—pidió. —No tiene nada que ver. Debía estar confundido y perdido. —¿Entonces? ¿Dónde estabas? —¿Dijiste que me estabas buscando? Negó. —Me di por vencido y ahora te he visto pasar delante de mis ojos como si fueras un espectro. No creí que pudiera ocurrir, pero creo que, si nos hemos encontrado de nuevo después de que cortaste comunicación para siempre conmigo, es porque los cielos me han concedido una explicación. Han pasado más de diez meses, Elif. Ahmet no le despegaba los ojos. Tomó aire. ¿Qué debía explicar? ¿Que su padre cometió un error garrafal? ¿Qué su familia estaba hecha cenizas y nadie volvería a saber de ellos? ¿Qué su vida ya no le pertenecía? ¿Qué estaba casada? Cerró los ojos un poco confundida lamentando enormemente la situación. —No fue mi intención no responder—dijo con sinceridad. No recordaba donde había quedado su teléfono y los móviles le fueron arrebatados desde que entró a su casa para evitar comunicación con el exterior al menos, hasta que su relación con su nuevo marido se estabilizara, cosa que nunca iba a pasar—. Perdí comunicación completamente y mi vida también dio un giro radical. Lamento mucho haberme ido así, pero hay veces que nosotros no decidimos que sigue.
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