ESTAMBUL, TURQUIA.
Perderá también la vida.
Esa frase fue el tormento que la llevó al silencio. Fue simplemente radical y cuestionar más allá era dejar en evidencia sus propios miedos. Quería decirlo todo, quería hablar y confesar como comenzó esa sensación abrumadora que le provocaba una asfixia enorme, pero no pudo, no pudo. Tenía miedo a su reacción porque tenía claro que sin importar lo que dijera, antes sus ojos, sería deslealtad ¿Y como probar lo contrario? Tomó aire y cuando salieron de aquel lugar, decidió poner en pausa su mente para no frustrarse de más. Aun recordaba la sensación que le provocaron sus palabras, el calor en el corazón, uno que mantuvo inclusive durante la cena. Cuando levantó la mirada, notó que sus pensamientos estaban siendo victimas de la curiosidad de su es
